Hace ya 13 años que acudí al cine con un grupo de amigas para ver 'American Beauty'. A ninguna de ellas les gustó, excepto a mí. Aún hoy me cuesta resumir el conjunto de cualidades de las que puede presumir la primera película de Mendes. Para empezar, las interpretaciones principales. Tanto Kevin Spacey como Annette Bening bordan sus respectivos roles. El primer de ellos, un tipo corriente que, un buen día, decide dejar de seguir las reglas establecidas (tanto en su casa como en su vida profesional) para empezar a hacer lo que le salga de las narices. La segunda, una mujer amargada que ha olvidado a la jovencita descarada y feliz que fue a base de convencionalismos sociales y decepciones personales. No son malas personas, no se odian... ¿cuál es el motivo para putearse tanto?

Valoro también el sentido del humor que impregna esta joya. Odio las películas deprimentes y a pesar de que cada personaje de este "sueño americano" destila mala bilis y crueldad el humor sobresale siempre, como así tendría que ocurrir en la vida. No importan las miserias, si somos capaces de reírnos de ellas, al menos, durante un momento, todo parecerá un poco mejor.

Me gusta su banda sonora, su final, Mena Suvary, Chris Cooper y hasta la puñetera bolsa. Me parece brillante, sencillamente.