Partiendo de la base de que el argumento es de mofas (atentos al alto riesgo de secuestro que tienen las adolescentes en el aeropuerto de París por culpa de las altas tarifas de los taxis) y que esto ya le impide ser valorada más allá del pasable, la peli se deja ver bastante bien, gracias sobre todo al ritmo vertiginoso que mete el pupilo de Besson, que hace que los acontecimientos pasen tan rápido que no te de tiempo ni a plantearte su verosimilitud. Sin duda, consiguen el objetivo de entretener de una forma banal durante hora y media.

La otra gran baza del film es el inmenso personaje de Liam Nesoon, que reparte ostias como panes y es capaz de seguir al trote a un coche deportivo sin que se le mueva ni un pelo de la cabeza. El tío no se anda con chiquitas a la hora de castigar a los secuestradores de su pobre hijita y para ello deja atrás las moralinas baratas que tanto gustan en este tipo de productos. Es un alivio que no intenten dar lecciones de ética gente que a la mínima te pega un tiro. Si eres un hijo de puta, que se vea. Viva la vendetta del tío Neeson.