Buscando un poco en el cine canadiense, sin comerlo ni beberlo y sin esperar mucho de ella, he dado con esta pequeña película dirigida y escrita por un actor televisivo llamado Adam MacDonald, quién en tan sólo 16 días llevó a la pantalla un hecho real acaecido en 2005 una joven pareja de canadienses en un parque nacional de Ontario. Con poquitos medios y muy pocos actores, con una duración justita y unos paisajes de muerte, tengo que decir que la película me ha gustado. He sentido auténtica angustia por los personajes, lo he pasado mal con ellos y no he despegado los ojos de la pantalla en todo el metraje. Me ha gustado muco cómo el director se ha tomado con calma la descripción de la relación de la pareja protagonista y su historia personal para que podamos comprenderles y empatizar con ellos y agradezco que no se haya tirado de cabeza al problema con el enorme oso negro del parque dese el minuto uno. Me han gustado las actuaciones de Jeff Roop como el joven enamorado que quiere desesperadamente sorprender a su novia, una interesante Missy Peregrym, abogada que no tiene ningún entusiasmo por los planes aventureros de su novio en ese parque inmenso y misterioso. Aparece brevemente un atractivo Eric Balfour como guía turístico especializado en acampadas, con un físico impresionante que crea un poco de tensión entre la pareja y, por último pero no por ello menos importante, un precioso pero letal oso negro que les va arruinar el fin de semana a la pareja de tortolitos. Y es que la naturaleza es indómita y nosotros, los humanos, somos una caquilla al lado de estos animales salvajes imprevisibles en su hábitat natural. Me ha gustado. La recomiendo.