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Voto de charo juárez:
9
Voto de charo juárez:
9
7,0
2.195
Drama
Historia de un niño de nueve años llamado Frankie (Jack Mcelhone) y de su madre, Lizzie (Emily Mortimer), que siempre están moviéndose de un lugar para otro. Como no quiere contarle a su hijo la verdad, Lizzie se ha inventado una historia para satisfacer la curiosidad del pequeño Frankie. Cada cierto tiempo manda una carta a Frankie de su supuesto padre, que está embarcado en un navío viajando a tierras lejanas. (FILMAFFINITY)
30 de agosto de 2009
30 de agosto de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son las palabras que vienen a la mente al terminar de ver esta película.
Una historia sencilla pero llena de sentimientos y sensibilidad, muy bien contada e interpretada. Todos dan los registros que les pide el papel y los silencios, que forman parte del elenco (el protagonista es un niño sordo), son los justos y necesarios.
Gerard Butler (como me gusta este “chico”) hace un secundario pero llena pantalla. Sin aparecer está presente desde principio a fin. La madre de Frankie, Emily Mortimer, ya me gustó en la peli de Allen, Match Point. En esta ocasión es capaz de expresar todos y cada uno de los sentimientos que transmite la historia: angustia, dolor, resignación, orgullo, alegría, deseo…y perdón. Al niño le conocemos a través de sus acciones, de sus cartas y por la conducta que provoca en el resto de los personajes: placidez, ternura, tranquilidad, inteligencia, cariño... El contrapunto lo ponen la abuela y sobre todo la amiga que abre las ventanas para que los protagonistas se liberen.
El guión lo conforman frases cortas, concisas. El diálogo que mantiene la madre con el candidato explica, sin recrearse en lo morboso, el por qué de la situación familiar que se trata. La música emociona y determina los distintos momentos sirviendo a la historia –nostálgicos, esperanzadores, festivos…-
Escocia, su ritmo y costumbres están presentes y aunque no aparecen paisajes espectaculares, la fotografía nos ofrece escenas muy cuidadas. El final con madre e hijo en un muelle sentados mirando al mar con neblina como telón de fondo, pone el broche y abre las puertas a la imaginación de tiempos mucho mejores que ambos sabrán construir.
Enhorabuena a los responsables por la profesionalidad, saber hacer y entrega a un proyecto que no ha necesitado de muchos millones para realizarse. Les ha bastado el talento.
Una historia sencilla pero llena de sentimientos y sensibilidad, muy bien contada e interpretada. Todos dan los registros que les pide el papel y los silencios, que forman parte del elenco (el protagonista es un niño sordo), son los justos y necesarios.
Gerard Butler (como me gusta este “chico”) hace un secundario pero llena pantalla. Sin aparecer está presente desde principio a fin. La madre de Frankie, Emily Mortimer, ya me gustó en la peli de Allen, Match Point. En esta ocasión es capaz de expresar todos y cada uno de los sentimientos que transmite la historia: angustia, dolor, resignación, orgullo, alegría, deseo…y perdón. Al niño le conocemos a través de sus acciones, de sus cartas y por la conducta que provoca en el resto de los personajes: placidez, ternura, tranquilidad, inteligencia, cariño... El contrapunto lo ponen la abuela y sobre todo la amiga que abre las ventanas para que los protagonistas se liberen.
El guión lo conforman frases cortas, concisas. El diálogo que mantiene la madre con el candidato explica, sin recrearse en lo morboso, el por qué de la situación familiar que se trata. La música emociona y determina los distintos momentos sirviendo a la historia –nostálgicos, esperanzadores, festivos…-
Escocia, su ritmo y costumbres están presentes y aunque no aparecen paisajes espectaculares, la fotografía nos ofrece escenas muy cuidadas. El final con madre e hijo en un muelle sentados mirando al mar con neblina como telón de fondo, pone el broche y abre las puertas a la imaginación de tiempos mucho mejores que ambos sabrán construir.
Enhorabuena a los responsables por la profesionalidad, saber hacer y entrega a un proyecto que no ha necesitado de muchos millones para realizarse. Les ha bastado el talento.