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Voto de Antonio Morales:
7
Comedia. Drama Marcel Marx, famoso escritor bohemio, se ha exiliado voluntariamente y se ha establecido en la ciudad portuaria de Le Havre (Francia), donde vive satisfecho trabajando como limpiabotas, porque así se siente más cerca de la gente. Tras renunciar a sus ambiciones literarias, su vida se desarrolla sin sobresaltos entre el bar de la esquina, su trabajo y su mujer Arletty; pero, cuando se cruza en su camino un niño negro inmigrante, tendrá ... [+]
12 de abril de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Kaurismäki, nos permite el rencuentro feliz con un universo fílmico que sigue alimentándose de la rica savia nutriente aportada por sus múltiples raíces cinematográficas. La alargada sombra de algunos cineastas decisivos se transparenta de nuevo bajo unas imágenes capaces de releer, en una clave tan cálida y optimista como seca y lacónica, la lacerante situación que las clases desfavorecidas viven y padecen en la Europa contemporánea. El mismo cineasta declaró que sus cineastas favoritos eran: Buñuel, Becker, Bresson y Ozu. Y algo de cada uno de ellos hay en esta estupenda película.

Kaurismäki es un cineasta capaz de rodar películas viejas y renovadoras a la vez, historias que miran con una cierta nostalgia hacia formas de hacer que pertenecen al pasado pero que, sin embargo, aportan una nueva luz, o al menos una mirada entusiástica, hacia el presente. En “Le Havre” esa doble pulsión es evidente y necesaria, debido al tema candente que aborda. Sin perder el registro cómico que le caracteriza ni el hieratismo y la saturación de colores que definen su cine, muy cercano al comic. El cineasta construye un relato amable que, sin obviar lo trágico de los acontecimientos, se apoya en una visión optimista y casi mágica de la historia que se cuenta.

El protagonista del film es un “outsider”, un perdedor, un alma alejada de los acontecimientos de la actualidad, es la historia de un escritor Marcel Marx (André Wilms), quien ya fuera protagonista de su film anterior, “La vida de bohemia” (1992), venido a menos, quien ha aceptado su fracaso y se ha reinventado como un humilde limpiabotas, Marcel vive en su pequeña burbuja de felicidad compuesta por su trabajo, su esposa y los vecinos del pueblo de Le Havre en el norte de Francia, donde se ha exiliado. El destino le llevará a cruzarse con un adolescente de color, un inmigrante ilegal, mientras que su esposa cae gravemente enferma. El cineasta encaja este argumento que bien podría pertenecer a un melodrama, sin despreciar un cierto humor, siempre desde un claro y diáfano amor hacia los personajes.

Una historia que muestra la solidaridad, el amor, la amistad, la lealtad y la fe. Kaurismäki refleja en el film, la rigidez y la impostura de la sociedad occidental, el hermetismo con el que sigue viviendo su día a día, su incapacidad para abrirse sinceramente al otro. Aunque esta lectura pudiera parecer demasiado evidente, lo cierto es que toma toda su relevancia cuando hace su aparición el investigador Monet (Jean Pierre Darroussin) y Marcel se siente obligado a cambiar su forma de pensar, su forma de sentir, y dispuesto a ayudar al necesitado. Pues quizás él también reciba del destino su divina recompensa. En el aspecto artístico, cada uno de los planos de la película están planteados como si debieran existir de forma autónoma, al margen del resto del metraje. Son planos centrífugos, de raíz pictórica y que armonizan perfectamente con la puesta en escena hierática a la que el cineasta nos tiene acostumbrados. “Le Havre” le permite a Kaurismäki construir una película muy humana, sobre la celebración de la vida, sobre la luz que siempre sigue a las tinieblas, sobre la necesidad de vivir con entusiasmo.
Antonio Morales
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