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Voto de Antonio Morales:
9
Romance. Comedia Inexplicablemente, un novio y una novia no pueden asistir a su propia boda porque se lo impiden sus dobles, que son los que se casan. Seis años más tarde, el administrador del piso de Park Avenue de Tom y Gerry Jeffers enseña la casa, aunque todavía viven en ella, a otros posibles inquilinos, ya que ellos se han retrasado en el pago del alquiler. Gerry se siente frustrada porque su marido, un arquitecto que intenta sacar adelante sus ... [+]
2 de enero de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preston Sturges fue un excelente guionista durante los años treinta que se pasaría a la dirección, siempre para la Paramount. Entre 1940 y 1944 realizó ocho estupendas comedias, cineasta de talento, maestro de la ironía corrosiva aplicada a diversos usos y costumbres de la sociedad americana de su tiempo, sin amedrentarse ante el contexto bélico y el código Hays de censura. “Un marido rico” destaca entre sus mejores y más desenfadadas obras, su argumento es totalmente esquizofrénico: Tom y Gerry Jeffers (Joel McCrea da una cumplida réplica a una portentosa Claudette Colbert), son un matrimonio que se quiere mucho, pero que tiene un problema, y es que viven en la pobreza. Él es un inventor que no logra convencer a nadie con sus inventos, y su esposa, que confiesa no ser la típica ama de casa, decide divorciarse y no volver hasta que su marido consiga hacer fortuna, buscando un millonario que ponga celoso a su esposo y le motive.

Una irrepetible comedia que se articula, sobre todo, en diálogos acerados, en ingeniosas frases acompañadas de efectivos giros de argumento y un ritmo trepidante con escenas disparatadas y antológicas. Pero lo más llamativo es la total falta de moralidad de los personajes, la absoluta ausencia de lógica en sus actuaciones. Normalmente en las comedias de la época se solía criticar a las clases altas por su carencia de escrúpulos a la hora de amasar grandes fortunas, soliéndose demostrar que sus miembros eran poco inteligentes, millonarios estúpidos. Generalmente las esposas e hijos eran seres caprichosos, despreocupados y nada despiertos. Pero es que la pareja protagonista, que proviene de la clase media, que en circunstancias normales se comportaban de un modo ejemplar, resulta estar igual o más chiflada que los privilegiados ricos, de donde resulta un continuo absurdo muy divertido donde nadie es mejor que nadie.

El descarado exhibicionismo del lujo, desde el fajo de billetes del salchichero tejano, la disparatada fiesta del club de caza en el tren, la suplantación de identidades, el cineasta crea una gran comedia de situaciones, con una dinámica movilización de tipos y personajes, combinado con tanto ingenio y descritos con tanta agudeza, los extravagantes hermanos millonarios (Mary Astor y Rudy Vallee), gracias a la puesta en escena de Sturges, se transforma en un film absolutamente delirante. “Un marido rico” es una obra imprescindible para cualquier antología de la comedia.
Antonio Morales
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