Bienvenidos al género de la comedia dramática indie sin pretensiones, a ratos desternillante, a ratos excesiva, a ratos conmovedora, y siempre freak y colorista, recargada y entrañable.
Circulando entre la sonrisa, la risa, la sorpresa, el absurdo y la ternura, Wes Anderson casi logra un equilibrio extraño marcado en ese itinerario incierto que es la vida misma de tres hermanos que vuelven a unirse tras una prolongada separación.
Con motivo de un "viaje espiritual" a la búsqueda de su madre, que se ha marchado hacia un retiro de la circulación en alguna parte del Himalaya, Francis, Peter y Jack Whitman se reúnen en un tren pintoresco que recorre toda la India, el "Darjeeling Limited". Francis (Owen Wilson), el mayor, acostumbrado a organizarlo todo a su antojo sin consultar con nadie, mandón, amante de los discursos fraternales y maníaco con sus cosas. Peter (Adrien Brody), el mediano, que atraviesa por una crisis matrimonial. Y Jack (Jason Schwartzman), el menor, un escritor de cuentos tímido y poco hablador, que ha roto con su novia.
Tres personalidades que chocan entre sí, lanzando chispas, friccionando y hallando momentos de empatía y comprensión mutua, desencadenando una divertida confrontación mientras intentan adaptarse al hecho de volver a estar juntos, recorriendo la India, revolucionando el peculiar y colorido "Darjeeling Limited", y atravesando por experiencias que rayan desde la ridiculez hasta la franca emoción, embargando al espectador en escenas llenas de excéntrica acción, hilaridad, surrealismo y, a veces, una tristeza impalpable.
Una aventura bastante desastrosa que va obrando progresivamente un cambio en la forma en que los tres hermanos conciben las cosas y su relación fraternal, dirigiéndose hacia un destino en realidad desconocido, un destino que no tiene un final marcado, en el que no es relevante llegar a ninguna parte, sino apurar un día tras otro en compañía, sin saber a dónde va a conducir el siguiente recodo.
Inundada de una estética profusa en colores cálidos y contrastados (amarillos intensos, azules profundos), ambientes extravagantes y atestados, paisajes, gentes y pedazos del transcurrir cotidiano plagado de incidentes, envuelta en una música de melodías hindúes y con ese aire a destartalada, y con el buen trabajo de los tres protagonistas que saben dar a sus personajes ese punto simpático de perdedores impenitentes, "Viaje a Darjeeling" se presenta como una comedia agradablemente modesta y personal que posee la rara cualidad de enseñarnos que aún quedan muchos caminos que una comedia puede explorar, y arriesgar para buscar un producto dotado de frescura y de cierta habilidad para transmitir algo más que simple entretenimiento.