Un encuentro con la imaginación más poderosa.
Un homenaje a la amistad verdadera y a la fuerza del primer amor.
Un consuelo que da alas para remontar los sinsabores, las frustraciones, las desilusiones, las injusticias, la pérdida.
Un aprendizaje sobre la entereza, sobre el dolor y sobre que, incluso en la más negra de las oscuridades, podemos hallar un resquicio de luz.
Tal vez la magia no consista en hacer aparecer de la nada aquello que anhelamos, sino en desear algo con fiera insistencia y creer que podemos encontrar, con el poder de nuestra mente, un modo de lograrlo. Pero la magia no tiene por qué ser como habitualmente se nos ha mostrado en muchos libros y películas, puede manifestarse de muchas maneras... Y no existen más artífices de la magia que nosotros mismos. Todo procede de ese prodigio que llamamos cerebro.
Cuando eres un adolescente de familia numerosa que tiene que apretarse el cinturón por problemas económicos... Cuando eres un chico con sensibilidad artística y de buen corazón al que marginan e insultan en el colegio... Cuando sientes que tu vida es una continua sucesión de desencantos y de tedio, y buscas refugio en tu interior... Y entonces aparece una chica que te abre un mundo nuevo, que te hace creer en la fantasía y que es posible impregnar cada jornada aparentemente gris con toques de algo prodigioso y sobrenatural... Que te inyecta la convicción de que existe un reino llamado Terabithia, un reino que es exclusivamente vuestro, que solamente vosotros podéis ver y que está habitado por criaturas extrañas y fascinantes...
Y vas despertando a los momentos que sabes que serán los más apasionantes de toda tu vida, que nunca volverás a experimentar sensaciones tan sublimes... Y empiezas a abrirte al poder de la imaginación, te dejas llevar por esos sentimientos que van naciendo en ti y que te ofrecen la mayor felicidad que jamás habrás de vivir.
Y también tendrás que aprender a soportar el mayor dolor. Nada nos libra del sufrimiento, pero si buscamos en nuestro corazón, en esa fuente de energía que nos mueve, en la fortaleza que subyace en nuestro espíritu, podemos hallar el puente hacia Terabithia, ese puente que nos lleva hacia la liberación, hacia el infinito y, sobre todo, hacia el centro de nuestra alma. Y, una vez en Terabithia, todo puede suceder.
Precioso viaje que ensalza los sueños, los mundos imaginarios como medio para avanzar por esta dura vida con una dosis íntima de belleza y de individualidad que convierta nuestros días en algo único.