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Voto de Vivoleyendo:
8
Romance. Drama Isabelle y Magali son dos amigas que viven en un valle de la Provenza. Isabelle se ha empeñado en casar a Magali, que está viuda y se ha quedado sola tras la marcha de sus hijos, razón por la cual recurre a los anuncios por palabras. (FILMAFFINITY)
4 de junio de 2009
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rohmer cerró su ciclo de las cuatro estaciones con su cuento dedicado al otoño.
La vegetación ha madurado, los árboles caducos se deshojan, los bosques amarillean, las uvas están en su punto álgido en sus viñedos. Es el momento de vendimiar, de recoger la cosecha y producir esos vinos franceses que se han ganado tanta fama mundial.
El otoño es la estación de la madurez de la Naturaleza. El verdor da paso a los ocres, a los rojizos, a los marrones, y el paisaje natural se prepara para el letargo del invierno.
La belleza de los parajes es incomparable en esos meses de septiembre, octubre y noviembre, cuando el calor veraniego se marcha y los primeros coletazos del frío se hacen notar, y el pulso de la vida vegetal se calma y se ralentiza.
La etapa vital en la que están las dos protagonistas, Isabelle y Magali, es como ese otoño de la vendimia. Maduras, interesantes y atractivas en esa edad en la que la juventud física ya se ha marchado. Las dos han producido sus propias cosechas, han dado sus frutos y sus vástagos ya han volado del hogar. Aman o han amado al hombre de sus vidas. Isabelle lleva una existencia plena, felizmente casada, con sus hijos que ya han buscado sus propios caminos, y satisfecha con su tienda de libros. Magali es viuda, su hija se fue a vivir su vida, su hijo es un estudiante universitario que para poco en casa y cuya novia ha trabado una gran amistad con Magali. Ésta está totalmente enfrascada en sus viñedos y, aunque se siente sola, teme volver a empezar alguna relación sentimental y se refugia en su trabajo.
Entonces, su nuera Rosine y su amiga Isabelle, cada una por su cuenta, empiezan a idear el modo de poner a Magali en contacto con compañía masculina, con la esperanza de que congenie con alguien y encuentre a un nuevo amor.
Rohmer finalizó su ciclo con la que para mí es la segunda película más cercana de las cuatro, después de "Cuento de verano", y seguida de "Cuento de invierno" y, por último, el de primavera.
Se ha decantado una vez más por las situaciones naturales y sencillas, sin perseguir los diálogos intelectuales ni filosóficos, tan sólo reflexiones sobre el amor, sobre la vida en general, sobre las perspectivas de presente y de futuro de un grupo de personas, la mayoría maduras. Una vez más, no relata nada deslumbrador y el guión, la fotografía y las acciones se deslizan por la pantalla con la misma parsimonia semejante a la de la tierra, la cual sin prisas y siguiendo su especial ritmo telúrico, engendra y da forma a tantas especies. Un hervidero de vida cuyo crecimiento no se aprecia a simple vista por nuestros ojos ni por nuestro ritmo humano, mucho más acelerado. Pero que está ahí, que se advierte cuando lo dejamos eclosionar por un tiempo y volvemos a reencontrarnos con él, para comprobar que la tierra es paciente e increíblemente fructífera en su paciencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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