Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Karlés Llord:
6
Ciencia ficción. Acción Año 1997. El avión del presidente de los Estados Unidos es secuestrado por un grupo radical, pero consigue sobrevivir y se encuentra solo en las calles de Nueva York, donde Manhattan se ha convertido en una enorme prisión de alta seguridad. Ante la imposibilidad de lanzar una acción convencional, por miedo a que maten al presidente, se decide enviar a un agente secreto para rescatarlo. El elegido es "Serpiente" Plissken (Kurt Russell), ... [+]
13 de marzo de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"En 40 años habrá un apocalipsis hídrico si no consideramos el acceso al agua potable un derecho humano y comenzamos a protegerlo".

(http://www.elmundo.es/elmundo/2009/03/27/ciencia/1238178110.html)

Cuando una sociedad se descompone, la jerarquía dominante comienza a replicarse en pequeñas células, en torno a necesidades cada vez más cercanas a las de la supervivencia límite. Una nueva cultura empieza a surgir, con términos arcaicos y tribales…Lo que demuestra que la democracia es un artificio…en los grupos humanos, sólo subsiste la anarquía y la tribu, estructuras simples donde no es posible la corrupción, pero sí el heroísmo y la traición….la democracia se aleja del arquetipo…más parecida a un vapor…

Ese vapor, el cine lo ha desatado y reciclado innumerables veces, con diversa fortuna, y en esta película, independientemente de lo estereotipado de sus personajes y sus escenas, vemos ya cómo lo vaporoso vuelve a cristalizarse en una estructura que recuerda la de tantas utopías nonatas, lo que le concede al film un nulo valor antropológico que es compensado por una viva recreación cinematográfica, con la visión de una New York absolutamente devastada y consumida por el apocalipsis más negro.

Es misterioso lo que ocurre en el cine, y que constituye, al menos para mí, su cualidad más adictiva. Y es cómo, de pronto, viendo películas como esta, películas que no estarán nunca en listas TOP, películas de tercera –como obras de arte-, notamos cómo algo en ellas, un vapor, un ‘algo sin rostro’ se condensa y luego de la suficiente ebullición libera, sin que podamos entender cómo ocurrió, el Hecho Cinematográfico.

Y sin saber mucho tampoco qué es este Hecho, empiezo a ver cómo de golpe empiezan a abrirse puertas desde esta pobre película hacia muchas otras que he visto, que veré, o que quizás no veré nunca. Puertas como puentes dinamitados, que me reafirman en mi gusto y afición por este arte sin parangón, y hacen que un simple Escape de New York se convierta en una fuga hacia las ‘afueras’ de cualquier cosa que crítico alguno, parientes o enemigos hayan tratado de entender y de definir como ‘buen cine’.
Karlés Llord
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow