Con una onda muy similar a la francesa “Ils”, tanto que casi pareciera un remake americano, esta cinta se adentra en un tipo de horror de autor alejado de los convencionalismos del género.
La propuesta intenta ser realista al extremo, y en varios pasajes lo consigue, con una historia que le puede suceder a cualquiera. Que no va de la mano de elementos sobrenaturales ni exageraciones narrativas, sino que resulta efectiva desde lo que se sugiere más de lo que se termina mostrando.
Con un relato que resulta cansino al principio, pero que luego deriva mediante un in crescendo emocional en un thriller de suspense-terror lleno de nervio y de excites, bastante alejado de los efectistas golpes de miedo tan trillados en obras contemporáneas.
Película donde los escenarios y las situaciones claustrofóbicas son los elementos que más sobresaltos causan, donde si bien hay escenas sangrientas siempre la insinuación y la tensión psicológica por la supervivencia es lo que más adrenalina nos hace correr por las venas.
Como dato curioso decir que la hoy día no tan bella Liv Tyler soporta muy bien el registro dramático de chica gritona que debe sobrevivir a como dé lugar, en verdad que no esperaba tan convincente desempeño.
También hay que mencionar que el filme posee escasos recursos, es indudablemente de bajo presupuesto donde el suspense se logra a través del temor a lo desconocido, a algunos golpeteos que perturban y a las figuras de esos extraños con caretas y capuchas de los cuales no se sabe nada más de que quieren hacer daño.
Cinta incitante porque el motor del miedo es el misterio de no saber qué ocurre, donde lo que trastorna es el extremo realismo del ataque inesperado.