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España España · Córdoba
Voto de El Libanés:
4
Aventuras. Drama 1492. Rodrigo Borgia, en presencia de sus tres hijos, Juan, César y Jofré, es elegido Papa con el nombre de Alejandro VI. Su sueño es aumentar los territorios del Vaticano. Nombra capitán de sus ejércitos a Juan y lo casa con una noble española. A César lo nombra cardenal, y a Jofré lo obliga a casarse con Sancha de Aragón. A su hija Lucrecia la casa con Giovanni Sforza. Entre César y Juan existe una gran rivalidad, y una noche, después ... [+]
14 de mayo de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si logras, siendo originario de una tierra valenciana, algo intolerable a los ojos de los pomposos y orgullosos clanes familiares italianos del Renacimiento (Orsini, Sforza, etc), ascender al pontificado de Roma, y no te critican ni te creann leyendas negras, es que no estás haciendo bien tu trabajo.

Defenestrados durante mucho tiempo, la familia Borgia fue sin duda una de las más fascinantes de un siglo esplendoroso, donde las carabelas de Colón encontraron un Nuevo Mundo, se re-descubrían los textos clásicos y se alternaban monstruosidades con actos grandiosos. Alejandro VI, más conocido por sus amantes que por su inteligente y hábil política exterior y sistemas de alianza por matrimonio, sigue siendo un gran desconocido para muchos espectadores, puesto que los guionistas se empeñan en quedarse en los asuntos de sábanas, sin ver la verdadera complejidad del asunto.

Lluís Homar demasiado bien lo hace para una trama confusa y con pinta de ser una hábil tela de araña, pero que nunca se entrelaza. Sergio Peris-Mencheta comienza prometiendo un César Borgia amargado ante la estrella de su hermano mayor, pero con una ambiciosa sed de poder destinada a estallar. Las piezas estaban allí, pero da la sensación de que no ha habido el suficiente presupuesto para llevarlo a cabo y no se ha suplido con talento intimista para llegar donde no podían los medios. Las secuencias de batalla están narradas con una cámara confusa, poco clara...

María Valverde aporta belleza a Lucreacia, pero queda convertida en un cascarón vacío, si bien probablemente no fue la mujer fatal pregonada por los rivales de su padre, debió de ser una de las mujeres más refinadas de su época y sin un pelo de tonta. Tampoco se comprende la maniobra de colocar a una exuberante Linda Batista como Sancha de Aragón, algo a todas luces imposible por motivos obvios.

En lo positivo destacar algún papel secundario de relieve como Antonio Dechent o Roberto Enríquez. Los Borgia siguen suspirando desde su tarima dorada y anillos envenenados, aún aguardan que alguien sepa contar aquella fascinante historia de intrigas, amor, ambición y crimen.
El Libanés
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