"La Amenaza Fantamas" no es una mala película en lo absoluto. Cuenta con un reparto sólido (la siempre fiable presencia de Liam Neeson y dos promesas como entonces eran Ewan McGregor y Natalie Portman), sus efectos especiales eran lo más de aquel momento (mítica carrera de vainas, vale, criticadas por su excesivo metraje, pero también pasa en Ben-Hur y nadie se rasga las vestiduras del inmortal clásico por ello) y las coreografías de sables láser están muy mejoradas desde el entrañable episodio IV.

Sin embargo, como le hubiera dicho Sir Alfred o Wilder a George Lucas, uno puede hacer mucho ante gente sentada frente a una butaca... menos aburrirles. Y este episodio I se despereza muy lentamente, le cuesta arrancar y tiene mucho, pero mucho, demasiado, del bueno de Jar Jar Binks (que no es culpa del personaje en sí, sino de que hay un momento en que deciden los creadores darle el 60% del protagonismo del inicio).

Luego hubo muchos aspectos que hoy, por fortuna, nos parecen irrelevantes. Hablo de la, por entonces, controvertida gestación mesiánica de Anakyn. Ni era la idea herir las susceptibilidades religiosas ni nada, pero tuvo su miga en aquel tiempo. En fin, que aquí tenemos al choosen one sin saber el largo aprendizaje que todavía le resta como caballero jedi.

Asimismo, a pesar de la fortaleza de los combates contra Darth Maul, el villano está poco desarrollado (en cambio tenemos muchas y soporíferas cuestiones del Senado con la Federación de Comercio). El espectro de Darth Vader era difícilmente igualable, pero se echa en falta que los enemigos tengan un mayor peso en la historia.

Entretiene, es más que digna y a ratos divierte. Pero no estaba a la expectativa de todo el bombo mediático que había tenido. En su descargo, decir que el listón y la nostalgia lo dejaban casi imposible.