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Voto de El Libanés:
7
6,0
8.830
Comedia
Biopic del dibujante de cómics español Manuel Vázquez (Madrid, 1930-Barcelona, 1995), creador de famosos tebeos como "La familia Cebolleta" o "Anacleto, agente secreto". Barcelona, años 60. Es primavera y Vázquez respira la vida a pleno pulmón. Sus personajes -las Hermanas Gilda, Anacleto, la Familia Cebolleta...- triunfan en los tebeos de la Editorial Bruguera. Mientras, el mejor dibujante de tebeos de España disfruta de lo que quiere ... [+]
3 de enero de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Santiago Segura es un tipo peculiar, verdaderamente, hay muchos registros que le están vedados por su propia indiosingracia, de la misma forma que, hay otros que parece haber nacido para interpretar, Vázquez, sin duda, pertenece a la segunda categoría. Es una de sus mejores composiciones y no le ha venido mal conocer bastante bien su biografía y haber leído sus comics.
Óscar Aibar crea una biografía tierna y edulcorada, que, precisamente, como todas las de esa índole, peca de no castigar las faltas y potenciar las virtudes. Sabido es que si lo cuenta la víctima es un drama y si es el pícaro, una delirante comedia. Como bien afirman otras críticas, bien podía haber más oscuridad en este retrato, resplandeciente, como el colorido de una revista.
Los menos versados en la materia y que luego tengan curiosidad en comprobar cómo era de verdad el padre de las hermanas Gilda, se sorprenderán de que, una vez más, la ficción queda eclipsada por la realidad. Si tienen también la ocasión, no dejen de leer "El invierno del dibujante", un extraordinario complemento de aquella época primigenia de nuestro cómic.
Con un reparto a prueba de bomba, aunque con defectos en su desarrollo, "El gran Vázquez" es una obra original y necesaria por haber traído, aunque solamente fuera por unos instantes, una parte del pasado de nuestras viñetas, injustamente arrinconadas en el baúl de los recuerdos.
Óscar Aibar crea una biografía tierna y edulcorada, que, precisamente, como todas las de esa índole, peca de no castigar las faltas y potenciar las virtudes. Sabido es que si lo cuenta la víctima es un drama y si es el pícaro, una delirante comedia. Como bien afirman otras críticas, bien podía haber más oscuridad en este retrato, resplandeciente, como el colorido de una revista.
Los menos versados en la materia y que luego tengan curiosidad en comprobar cómo era de verdad el padre de las hermanas Gilda, se sorprenderán de que, una vez más, la ficción queda eclipsada por la realidad. Si tienen también la ocasión, no dejen de leer "El invierno del dibujante", un extraordinario complemento de aquella época primigenia de nuestro cómic.
Con un reparto a prueba de bomba, aunque con defectos en su desarrollo, "El gran Vázquez" es una obra original y necesaria por haber traído, aunque solamente fuera por unos instantes, una parte del pasado de nuestras viñetas, injustamente arrinconadas en el baúl de los recuerdos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Para evitar ampollas y sacar malas memorias, todos los tapos sucios de Bruguera son escenificados por Peláez, un ser abyecto que afortunadamente es interpretado por un Álex Angulo que le otorga un poco de dignidad. No obstante, la realidad de la editorial fue mucho más equilibrada en la balanza de fallos y también más interesante.
Otras imprecisiones a destacar es sin duda el anacronismo de que Ibáñez ya esté dibujando al Superintendente Vicente cuando es muy posterior o que siga de botones estando ya tan talludito. Con todo, bien podríamos interpretar este segundo aspecto como una metáfora muy potente de como la trabajadora, constante y no exenta de talento tortuga (Ibáñez) fue recortando distancias a la genial, perezosa y heterodoxa liebre (Vázquez).
Con todo, bien merece la pena todo por llegar a ese final con el abrazo entre viñetas de dos genios con formas de ser muy distintas.
Otras imprecisiones a destacar es sin duda el anacronismo de que Ibáñez ya esté dibujando al Superintendente Vicente cuando es muy posterior o que siga de botones estando ya tan talludito. Con todo, bien podríamos interpretar este segundo aspecto como una metáfora muy potente de como la trabajadora, constante y no exenta de talento tortuga (Ibáñez) fue recortando distancias a la genial, perezosa y heterodoxa liebre (Vázquez).
Con todo, bien merece la pena todo por llegar a ese final con el abrazo entre viñetas de dos genios con formas de ser muy distintas.