Un drama improbable, desarrollado en el contexto de la situación palestino-israelí, donde, además de los omnipresentes muros que convierten al estado en un gheto (paradójico, ¿no?), se pueden ver algunas imágenes de la región y de Jerusalén. Lo improbable es que la casa del Ministro linde con un campo palestino, en el límite mismo de la línea de separación de los territorios. La situación legal es muy compleja y los palestinos están más preocupados por el honor del difunto marido que por la situación legal. No falta el retrato del finado que desde la pared controla a su mujer. Extrañamente el asunto es llevado a la Corte Suprema de Israel que decide que no es necesario arrancar los árboles de raíz, que es suficiente cortarlos a 30 cm. del suelo (¿juicio salomónico?). La historia se basa en la firmeza de la mujer palestina (admirable Hiam Abbass) y su defensa en la justicia, aunque su abogado presenta solamente razones sentimentales. La mujer del Ministro (la bella Rona Lipaz-Michael), callada y con un marido aparentemente infiel, quisiera comunicarse con su vecina palestina pero los soldados israelíes se lo impiden. La situación es tan absurda que parece inverosímil.

Por el director de "la novia siria", una comedia ya comentada y recomendada.