Clint Eastwood, el indiscutible amo y señor de Hollywood, convertido ya (más que de sobra) en una estrella con peso específico, y no pudiendo, debido a las limitaciones de la edad, a realizar de nuevo papeles de tipo duro en películas policíacas, thrillers y en westerns, da un giro radical a su cine protagonizando, produciendo y dirigiendo este intenso y conmovedor drama en el que da vida a un entrenador de boxeo de la vieja escuela, y gerente de un viejo gimnasio, que decide entrenar a una chica desgraciada cuyo máximo sueño es convertirse en la campeona del mundo de boxeo.

Pero el resultado no saldrá como ellos esperaban..... todo por culpa de un objeto inanimado, en el momento inadecuado y en el lugar equivocado. Y es que a veces, las cosas más insignificantes y las situaciones más tontas, son las que más te pueden joder la vida.

Sublimes interpretaciones de Eastwood, Swank y Freeman. Clint Eastwood nos vuelve a dar una soberana lección de cine como actor y como director. La música, de Leonard Niehaus y el propio Eastwood, es bella y al mismo tiempo muy triste.

Una gran película, aunque también muy triste (todo hay que decirlo). Me da también mucha lástima ver a Clint Eastwood ya tan cascado y mayor.....

El día en que yo llore de verdad, será cuando se haya ído Clint Eastwood, al que tanto admiro y he admirado durante años. UNA LEYENDA VIVA DEL CINE.