Definitivamente, si hay una serie que me ha llegado a tocar el nardo es esta basura creada por un pagafantas llamado David Chase. Vaya montón de mierda junta; no puedo llegar a entender como tantas y tantas moscas estáis enganchadas a este mojón de proporciones planetarias.

La serie es aburrida de cojones. El rollito mafioso-psicóloga me quema más que una jornada de vendimia en Gabacholandia. Tony Soprano tiene más buche que un palomo, y ha demostrado que tiene más capacidad para engullir hamburguesas que dotes para la interpretación. Así es imposible que transmita algo más que pena; más que un respetable mafioso recuerda al dueño de una cervecería.

Pero el colmo de los colmos, la guinda del pastel, el lazo del regalo, lo pone nuestro amigo Michael Imperioli con su patético personaje: Christopher Moltisanti, el cual, unido a su pelamen, nos abochorna tanto con sus andanzas como la duquesa (de Alba) en biquini.

Luego me vendréis con que gloria a la HBO y polladas así. Sois más noveleros que un saco de mierda en la playa al atardecer. Odio ese tipo de cosas, y estoy hasta la banana de ver al personal ponerse nombres de los personajes de nicks. Sois el mejor medio de merchandising y encima ni os pagan; habrá que ser triste, colega. Lo mejor que habéis conseguido sacar de la pequeña pantalla es llegar a la conclusión de que gastarte unas cuartas en una camiseta negra asquerosa es algo digno.