Lucía Bosé, en su etapa italiana, encarna a una bruja echadora de cartas (es decir, una timadora) que se gana la vida aparentando poderes clarividentes y sobrenaturales, haciendo talismanes y leyendo el porvenir a la gente crédula. Sin embargo, su hijo (Maurizio Degli Esposti) sí parece poseer un don sobrenatural, y obliga a su madre a ayudarle a desarrollarlo.

Poco que destacar de este filme de intriga paranormal, salvo las muy correctas interpretaciones de la pareja protagonista Bosé-Esposti. La trama resulta interesante hasta el mismo momento en el que el muchacho usa sus poderes, momento desde el cual la película decae exponencialmente y se transmuta (como hacían los antiguos alquimistas buscando transformar metales en oro) en sucesos incoherentes y surrealistas que no aportan sino una falsa sensación de originalidad, ya que no hay por dónde cogerlos.

Una ambientación tétrica acompaña a la trama, dándole un aire de oscurantismo muy propio del tema que se quiere tratar (aunque ignoro si esto fue intencionado por parte del director, Giulio Questi), mientras que la acertada banda sonora va acorde con las tendencias del cine italiano de la época.

Algo lenta y de final demasiado abstracto, pero con las virtudes comentadas no resulta una película difícil de ver, ni tampoco del todo desaconsejable.