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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
7
Ciencia ficción. Terror. Drama Tras experimentar en sí mismo una transferencia de materia, un científico observa cómo su cabeza y un brazo empiezan a modificarse. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deslumbrante clásico de la ciencia-ficción que cierra con broche de oro una década esencial para el género.

Un científico (Al Hedison) está perfeccionando un aparato que permite teletransportar objetos de un sitio a otro de forma instantánea. Pero, como es previsible, algo sale mal cuando él mismo prueba su invento y una mosca se cuela en el aparato. El efecto es aterrador, ya que ambos seres se mezclan y el científico adquiere el aspecto de la mosca, y sólo podrá volver a su estado normal intentando atrapar a la mosca que intervino en el proceso.

Su pretendido mensaje acerca de los peligros de la ciencia y la experimentación individuales no llega a estar tan desarrollado como su alma de serie B comercial, aspecto éste en el que Neumann consigue una elevada cohesión entre el drama clásico y un terror que el mismo Terence Fisher podría haber firmado. Casi todo el cuerpo de la narración se escenifica en el oscuro laboratorio donde tienen lugar las investigaciones del científico, siendo al final su escondite ante la aberración en la que se convierte y al que sólo su chica (Patricia Owens) puede acceder.

Neumann trabaja la tensión a la vieja usanza de las historias trágicas mediante una primera parte en la que no sucede nada medianamente interesante, donde el espectador es testigo de la prometedora relación entre el ambicioso científico y su chica, que se siente orgullosa de su talento y sus logros. Las escenas edulcoradas alimentan la sensación de tragedia que se cierne y de la que el espectador es consciente, y así se aprecia cuando acontece lo terrorífico, lo inusual, donde la pérdida de la humanidad es irreversible y Neumann va exponiendo los hechos con una continuidad que sólo acaba con el clímax, inquietante como pocos.

Las actuaciones son suficientemente correctas como para dar sentido a toda la trama, con un buen registro de una sufrida Patricia Owens y el siempre acertado Vincent Price, metido como de costumbre en berenjenales fantásticos cuya presencia siempre es bien recibida.

Kurt Neumann se suicidaría antes de ver su película estrenada, pero su último legado a la ciencia-ficción seguirá siendo uno de los títulos más representativos del género. Muy recomendable.
Richy
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