En este caso, el exterminio del mundo y de la humanidad viene de la mano de los dragones. Sí, esos seres mitológicos, voladores y lanzadores de fuego, superpoderosos y que alrededor del 2020 llevaron casi a la desaparición del hombre sobre la tierra.
Quinn (Christian Bale) un niño de 12 años, pierde a su madre -quien trabaja en excavaciones de minas- cuando ambos huían hacia la superficie, en su primer contacto con un dragón que invernaba en las profundidades. De ahi, y ya en el 2020 Quinn lidera una comunidad de sobrevivientes en un estilo bastante conservador. Todo se revolucionará con la llegada en Van Zan (Matthew McConaughey), un ex-combatiente del ejército de los EEUU.
Una historia sencilla, en donde los dragones son la excusa para mostrar como en medio de la desolación, la aniquilación, el miedo y la destrucción, el hombre puede aunar fuerzas, cambiar de convicciones, mantener ciertos valores, equivocarse y rectificarse nuevamente...
Sin llegar a ser mucho más profundo, con diálogos bastante pobres, y muy buena fotografía y efectos especiales, es en definitiva, una película para pasar un momento entretenido.