En los últimos años a Clint Eastwood le dio por ensalzar la figura del héroe, siempre desde el punto de vista del héroe a su pesar, persona corriente que tendrá que tomar las riendas por su bien y de los demás. Todos ellos basados en personas reales. Excluiriamos a su personaje de Mula que no sigue el esquema del héroe.

De las cuatro películas que componen la figura del héroe según Clint Eastwood la peor es, sin duda, 15:17 tren a París donde la decisión de poner como protagonistas a las personas implicadas en el suceso lastraba y entorpecía una historia, ya de por si, poco interesante. El resto, sin ser nada del otro mundo y teniendo en cuenta en que no pasarán a la historia como lo mejor del director, nos daban unas buenas interpretaciones de sus protagonistas y unas historias que te mantenían entretenido durante su metraje.

Richard Jewell no es menos; ofrece unas buenas interpretaciones de sus protagonistas y entretiene durante todo su metraje. Además, al igual que las otras, se atreve a criticar el sistema, esta vez pone la mirada en la prensa capaz de dar por buenos los bulos con tal de vender periódicos y el propio gobierno a través del FBI capaz de hacer pasar un inocente por culpable para que todos sigan sintiéndose seguros.