Puntual a su cita valentinera, regresan las cincuenta sombras, ahora más oscuras. Eso es lo que dice el título, aunque yo de oscuridad no le vi mucha, incluso es una película bastante graciosa. Tiene una escena con unas bolas chinas, y otra en un ascensor, con cero erotismo pero que yo me escacharro de risa.

La película es una merengada románticona que, por momentos (muchos), empacha de empalagosa pero que si se va con pocas pretensiones, puede ser lo bastante entretenida para que las dos horas se pasen rápido.

Lo mejor de la película sigue siendo la señorita Steele (Dakota Johnson) y lo peor el Sr, Grey (Jamie Dorman) que no lo ves de dominante ni poníendote gafas. Hay dos personajes femeninos que están loquitas por sus huesos, y le llaman amo, como las novias de Drácula a Drácula. Pero no me creo nada por la elección del actor.

La película tiene la incorporación de Kim Basinger, antigua amante del protagonista y que, como no, sigue chalada por él. Ahora sería bueno que para la tercera peli ficharan a Sharon Stone y (o) Kathleen Turner para que estuvieran presentes el resto de mitos eróticos de los 80-90.

La película está llena de esteréotipos: El nuevo jefe de Anastasia, que se la quiere zumbar y que para que se vea claro sus intenciones le echa una mirada de "te ponía fina", que no es necesaria para saber lo que pretende ni quien es el malo de la función.

Tampoco ayuda mucho lo rápido que entran en faena, teniendo en cuenta el drama que montaron en la anterior película; ni un final, también demasiado apurado y que cuesta creer. No hablo de la sobredosis de azúcar que hay en esa parte.

Visto todo lo que pongo, pareciera que me pareció un truño, pero como me dio el suficiente entretenimiento para una tarde de lunes, se me pasó rápida y tuvo sus momentos de comedia intencionada, pues le doy un 6 porque soy así de chulo. También por Dakota Johnson, que seguramente volverán a nominarla al Razzie; pero que, para mí, volverá a ser inmerecido.