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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
10
Drama Las hermanas Jane y Blanche Hudson fueron estrellas infantiles de Hollywood, pero sus carreras siguieron trayectorias muy distintas. Mientras que Jane, al crecer, fue olvidada por el público, Blanche se convirtió en una actriz de éxito. Tras un misterioso accidente de coche, Blanche quedó postrada en una silla de ruedas al cuidado de su hermana Jane, que disfruta atormentándola. (FILMAFFINITY)
12 de septiembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos hermanas, otrora famosas actrices, viven en un ocaso y soledad totales; una de ellas está inválida (Crawford) y la otra (Davis) se complace en maltratarla... Una de las películas más terribles que jamás se hayan filmado. Argumental y conceptualmente cabría adscribirla al género del melodrama retorcido, pero tal es el tratamiento que da Aldrich a la trama que bien se la puede considerar un film de terror, macabro, impresionante.
Aldrich compone magistralmente un siniestro, granguiñolesco y feroz cuento de terror, de una crueldad inesperada que se hace fascinantemente detestable en el personaje de Bette Davis: una decrépita muñeca/niña, carne de psiquiátrico, perversa y macabra, quien se entrega a un personaje que no supone sino su más terrible autoflagelación en la pantalla en pos de remontar el ocaso real que por entonces sufría (lo ficticiamente terrible sirve para liquidar lo ignominiosamente terrible, que una actriz como la Davis -igual para Joan Crawford- estuviese sumida en un olvido inexplicable). Fue nominada al Oscar (por cierto, ¿por qué coño no se nominó también a Crawford, quién compone una magistral interpretación de cándida asustada y paralítica con un empeño absoluto en demostrar su categoría de soberana actriz?) y remontaría el vuelo, también Crawford, pero para encasillarse en papeles de parecido corte.
Así pues, esta gran película de Aldrich (UNO DE LOS MÁS GRANDES DIRECTORES DE TODOS LOS TIEMPOS. Y PUNTO) se puede ver como una obra maestra desde el mismo momento en que la deliberada exageración/esperpento del material extraído de la novela de Farrel sabe conciliarlo y matizarlo, lo dota de ambigüedad, y lo confluye en una parábola de ecos bíblicos (Caín y Abel/el Bien y el Mal) que modélicamente sabe no caerse al precipicio con el que siempre juega: el de la complacencia e inverosimilitud de hacernos creer esta espeluznante historia de odio y envidia de la muñequita humana que manejaba cruelmente al pelele inválido de su hermana.
La última secuencia resulta abrumadoramente metafórica y magistral. Aldrich revisaría esta obra maestra en la no menos sobrecogedora "Canción de cuna para un cadáver" (¿hay algún título más hermoso y perfecto que el de esta película?). Un clásico de pesadilla claustrofobizadora, asfixiante, repelente, fascinante. Maravillosa. Infravalorada, evidentemente.
Música de Frank de Vol y fotografía de Ernest Haller.
kafka
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