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Avatar

Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
Críticas 1.301
Críticas ordenadas por utilidad
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9
13 de abril de 2020 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque es un argumento que ya hemos visto mil veces en el cine (y no por ello deja de ser una dolorosa y necesaria denuncia) y tenemos muchos ejemplos de ello, Avatar, esta especie de Pocahontas de corte fantástico es, visualmente, una maravilla, espectacular, vistosa, especial. Es una de esas películas por las que merece la pena el uso del casi extinto 3D. Todo está integrado, la recreación de Pandora (donde se desarrolla la trama) es una delicia y los efectos especiales y la ambientación siguen siendo de primerísimo nivel más de una década después, y el alegato anticapitalista y ecologista está, por desgracia, a la orden del día.
4
6 de octubre de 2022 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres veces he visto ya esta película (película que, por cierto, y bien cierto: dura casi tres horas). La primera vez fue desde los ojos de un chiquillo. Tenía apenas 15 años. Me encantó. La segunda, de joven postadolescente. 22 años. La encontré larga, aunque pesó más la fascinación que genera el mundo creado por el equipo de James Cameron. La tercera fue ayer mismo, en el cine. Esta vez, desde los ojos de la juventud madura, con 27 años. Sencillamente, no me gustó. Sus efectos especiales y visuales, así como el detalle de Pandora, no han conseguido equilibrar positivamente la balanza (vale la pena decir que Pandora es visual y conceptualmente hermosa, aunque, siendo del todo franco, a menudo entra de lleno en una especie espectacularismo forzado muy típico de Hollywood).

Avatar es americanada con todas las de la ley. Una película que rebosa de elementos cinematográficos y culturales exclusivos del narcisismo yanki de gran pantalla. La historia nos narra como el imperialismo cultural, económico y militar llega a lo 'salvaje' y 'exótico' y mete mano en un mundo alienígena lleno de recursos explotables. Nuestro protagonista (Sully) acaba empatizando y simpatizando con los locales, y debe ser él, por supuesto, quien los salve de la tiranía capitalista interestelar.

Aparte de este defecto de formación decolonial tan evidente, Avatar peca constantemente de epicismo extremo: su épica narrativa y visual es, ciertamente, excesiva, porque no permite mostrar en ningún momento los personajes como personas, como seres vivos, vulnerables al mundo (como tú, lectore anónime, y cualquier otra persona). Más bien, los fija, los fuerza con elementos rígidos, heroicos, y los contrapone a villanos de discurso vacío, y de nada más.

En resumen, yendo más allá de esta película particular, insto a la comunidad internauta y cinéfila a juzgar las películas también en base a la huella que dejan en nuestra sociedad, huella que a menudo es muy profunda, como lo es en el caso de Avatar, un film producido al otro lado del charco que 13 años después de su estreno aún llena cines enteros en Barcelona.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Apunte: supuestamente Sully consigue el liderazgo mesiánico de las tribus Navy en 3 meses. Esto son 90 días. Increíble. Todo un héroe. El elegido. Y para les lectores que no estéis de acuerdo con la gravedad de esto, os respondo: ciertamente se trata de un aspecto 'técinco' de guión que solamente parece determinar la verosimilitud del argumento. Sin embargo, para mí, es un aspecto que trasciende lo técnico, pues modula y refuerza un sistema de pensamiento esencialmente hostil y reduccionista. Y esto último también debe tenerse en cuenta.
4
11 de octubre de 2022 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo que siempre funciona en la visión idealizada de los pueblos indígenas como fuente de sabiduría ancestral y conexión mística con la naturaleza. Ahí está, por ejemplo, Pocahontas, a la que Cameron le debe tanto que parece que al verla se le ocurrió hacer su propia versión sci-fi. Tenemos también La selva esmeralda, El último samurai (tocando esta vez el misticismo oriental), o Bailando con lobos. Pero llegó Avatar y el maniqueismo de los buenos-muy-buenos y los malos-muy-malos se llevó a un extremo imposible de batir.

Es tan así que parece como si en el guión hubiese participado un grupo de inocentes alumnos de primaria a los que previamente se les hubiera inflado la cabeza con la mala conciencia del hombre blanco opresor, destructivo, torpe, ignorante, prepotente y codicioso frente a la luz mística de los pueblos sabios. No hay una gota de espiritualidad en la raza occidental de malditos, en todo caso el buen corazón bruto de los pocos blancos buenos que por vez primera, sin que nada resuene en su inconsciente colectivo, aprenden qué es la sabiduría. La religión y la conciencia étnica son auténticos valores bajo una condición necesaria: que sean cosa de indígenas, aunque sean azules.

Como en la parte ética no hay más, voy con la estética. Del contraste maniqueo al máximo, pasamos entonces a nuevos contrastes, porque todo es así, excesivo. El alegato sobre los valores ecológicos ancestrales queda empaquetado formalmente con lo que en cierto sentido es un polo opuesto: la artificialidad máxima de la tecnología audiovisual estereoscópica. “La naturaleza” se expresa con la estética del videojuego y la belleza es entendida como el niño que flipa con sus botines con luces de colores y piensa que los demás quisieran unos iguales.

Es decir, Avatar es un derroche de técnica infográfica y una explosión visual, pero eso no implica necesariamente belleza ni buen hacer. Estoy pensando sobre todo en los seres fantásticos de Pandora. La invención de criaturas vivas es siempre un problema estético, porque nuestro sentido de la belleza se ha formado para funcionar en nuestro entorno natural. Percibimos belleza en formas humanas o animales porque son el resultado evolutivo de miles de millones de años, son seres perfectamente adaptados al entorno según sus necesidades vitales. Por eso si nos ponemos a imaginar y diseñar criaturas nuevas suele ser inevitable una torpeza concreta: todo lo que nos sale son engendros a base de parches, y siempre hay en ellos algo que no encaja, que no acaba de convencer, porque esos inventos no serían biológicamente viables. Las criaturas fantásticas de Avatar no son una excepción, aunque quizá se salvan un poco los reptiles voladores, seguramente porque se asemejan bastante a los prehistóricos y les sirvieron de referencia. En los “na'vi”, todo lo que recuerda a un humano es lo que funciona, todo lo que se aparta de él, es lo que falla. Este es por tanto, otro de los contrastes de Avatar: se predica una sabiduría de la naturaleza mediante el extremo contrario: el diseño artificioso y precisamente ajeno a lo natural.

Concluyendo, estaba claro que para rizar el rizo y completar la experiencia de virtualidad hiper-turbo-neón, este producto debía ser visto con las ya olvidadas gafas 3D, que es como en su día la vi de estreno. Las gafas 3D venían a ser aquí el añadido efectista al efectismo hecho cine. pero sólo en parte cumplían su cometido de refuerzo al impacto visual pretendido, porque al terminar la película te dejaban con la extraña sensación de haberla visto como en sueños… Al fin y al cabo, algo raro se interpone entre la pantalla y los ojos, y eso se nota.

Hay dos tipos de películas que trato de evitar (a no ser que, como Avatar, sean un fenómeno mundial y su interés consista en eso): las que pierden mucho si te cuentan el final o te la cuentan entera (porque eso significa que no te apetecería mucho verla más de una vez), y las que mejorarían si en las salas de cine se habilitara un sistema de movimiento de butacas, chorritos de agua y gases olorosos. En el cine no quiero meterme en la acción, no quiero jugar a ser el protagonista, me interesa lo que me están contando y cómo me lo cuentan. Para divertirnos a base de sensaciones más físicas están los cacharritos de la Feria.
1
Cameron juega a ser dios, haciendo que cada película que hace se ponga de moda y recaude unas cifras demoledoras, pero la pregunta es:
¿por qué las películas de Cameron se ponen de moda?
Simplemente por su gran presupuesto y perfectos efectos especiales.
¿y por que tienen tanto presupuesto?
Por que Cameron ha ganado una enorme pasta a costa de nosotros.
Titanic al menos tenia argumento, pero Avatar es una completa basura, desde que el protagonista se convierte en na,vi, lo único que flota en la película son los efectos especiales, con las batallas y poco más.
Quitemos a la película los efectos especiales y qué nos queda, una típica película de fantasía y poco mas. Una completa basura, que lo único que consigue que la gente se quede sorprendida con sus efectos y le ponga un 10 a esta porquería.
1
2 de febrero de 2010
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de salir de ver esta autentica basura y salgo indignado no ya solo por la película en si, sino por ver como una película belicista y violenta triunfa en las taquillas de todo el mundo.
Sigo sin desvelar nada de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Héroes, metralletas, disparos, muertos, etc.Violencia gratuita.
En fin ...así va el mundo, que triste. Yo inocente de mi ante lo que me habían dicho y como se desarrollaba el principio pensé que iba a ver una película con un mensaje ecologista y pacifista, según iban pasando los minutos no salía de mi estupor.
Una mas de cine comercial. Como algunos críticos de este film, me siento orgulloso de ser un bicho raro, una persona que mira mas allá del puro entretenimiento, de que la humanidad puede ser diferente, de creer en el alma de las personas y que con mensajes como este lo llevamos claro.
¿por que personajillos como este director con los medios que tienen no pueden hacer una película sensible, con mensajes bonitos que toque la fibra del espectador? Poderoso señor don dinero, lo de siempre.
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