Guerra de los mundos

A mí lo que ocurre es que esta película me ha parecido muy aburrida. Un coñazo. Se parece a Niebla de Stephen King, pero sin dar ni pizca de miedo, y sin tener nada de violencia, a diferencia de la película que te menciono. Pasa lo que siempre, se ha intentado hacer una peli para todos los públicos (sino no es comercial, claro, no renta) y ha salido esa castaña. Es que nisiquiera te produce sensación de inquietud en ningún momento, no empatizas con ninguno de los personajes, nadie tiene ni el más mínimo rastro de carisma cómo para poder seguirle la pista con interés, te da igual lo que les pase.

Una gota de alma. Europa.
Fotografía extraña, quemada, saturada, calcinada.
Dan mucho más miedo los humanos (turba abyecta), tan especialmente los chavales, horror de horrores, me saco los ojos con el mondadientes de quitarme los mocos, que las máquinas marcianas tan tiernas tan antediluvianas prehistóricas dinosaurias pocholas, los transfomers en ellas se mean, que emiten sonidos marinos aberrantes (parece la matanza del gorrino cyborg en Júpiter en pleno san martín, otoño y gozo) de ballena blanca arponada varada en medio de la nada o de transatlántico sirena, no somos nada, cría cuervos, mejor no los tengas, no te arriendan, te sale por un huevo y la yema del otro, te quedas sin cara ni cartera, te roban la entretela, los mejores años de nuestra vida.
Han caído rayos a cientos, ha salido un engendro energúmeno ablandabrevas gigantesco de las entrañas mismas de la tierra que ha matado a sangre fría a diestro y siniestro a una cantidad ingente de gente que corría como loca por la calle con tremenda algarabía mientras el suelo, el vientre de la bestia, en canal se abría como en el puto apocalipsis ahora, todo eso para que nos hagamos una cabal idea buena del quilombo o pandemónium que os cuento, como un concierto metalero en el que se comen murciélagos vivos a la vez que se sacrifican cabras y se violan vírgenes vestales, no huríes, multipilcado todo ello por un trillón de decibelios a tanto bombo y platillo, para que así mejor captemos la magnitud sonoro monstruosa del en cuestión problemo, bueno, pues aquí no ha pasado nada, los críos que están a dos o tres cuadras, manzanas o calles del genocidio ambulante, en construcción, en eso que llega el papa a casa y estos mozalbetes actúan como si fuera un día normal, lo habitual, y nada hubiera pasado raro o extraño, yo no lo he notado, me llamo andanas, no se han enterado de la misa la media, te cae la bomba atómica en el portal de tu choza guapa, ves salir al cartero chamuscado echando humo y gritando en arameo y le preguntas asombrado que qué cojones le ha pasado, seguro que no es para tanto, no exageremos, buen hombre, que por qué tiene ese mal aspecto, huele a san juanada, tiene el color de repente tan afroamericano, dónde está su truco, el solárium escondido, la playa privada, por cuánto ha vendido el alma al diablo, envidia de pene, por qué demonios se queja tanto, muge como una vaca, sangra como una sanguijuela, no conoce, se deshace como un azucarillo, venga, nada más os digo, solo imaginad lo que puede ser el resto de la película si ese es el tamaño del comienzo, pues sí, amigos, suma y sigue, todo el rato, aliñado con ese histerismo melodramático absurdo estúpido sentimental familiero sensiblero yanqui tan propio de Spielberg Steven, marca de fábrica, registrada, clin, clinc, hacer caja, y con la conducta aberrante de todo el mundo, da igual maquinero que humano, sin parangón, sin control, sindiós, pura lobotomía, espectáculo de mercadona hinchado con droga mala testosterona esteroidea estérea asteroide etérea como una estera y una esfera, con ínfulas de chichinabo, a todo trapo, pobre Tim Robbins, el único cuerdo o con criterio y tan maltratado, discriminado, humillado, bulling mediante hecho polvo, nacer para esto, sin alguno reconocimiento, sojuzgado y tomado por majadero a tomar por culo, me cago en todos los sus muertos.