Agallas

Se me hizo raro ver a Hugo Silva con esas pintas de yonki y drogadicto en los primeros minutos de la película, con esas pintas y haciéndo lo que hacía. Pero me gustaba mucho su forma de pensar, como un puto perro callejero que lucha por sobrevivir, creyéndose el mas pícaro y astuto. Llevándose por delante a quien haga falta con tal de conseguir sus propósitos, con agallas y nunca mejor dicho. Un final muy inesperado, almenos bajo mi punto de vista, pero algo bastante predecible.

Curiosa película gallega hasta la médula. La historia es la de un chorizo de poca monta que desterrado a Galicia ve la oportunidad de medrar y trepar a costa de sacar lo peor de sí dentro de un grupo de narcotraficantes gallegos cuyo jefe es Carmelo Gómez.

La película tiene unas escenas como la de los dos hombres en el acantilado, que merecen ser de una gran película, pero irremediablemente el filme es pobre en su planteamiento y desarrollo, y claro está así ni aún metiéndole excelentes imágenes fotográficas, se puede ascender a obra de calidad.

No obstante el final sí que es gracioso y notable, sobre todo por la moraleja: la cual más o menos viene a confirmarnos que desde los tiempos de Adam, unos calientan el horno y otros se comen el pan.

Si eres amante de las películas con tensión y sorpresas inesperadas o de los guiones imprevisibles que experimenten vueltas de tuerca cada dos por tres de forma que sea completamente imposible predecir qué puede pasar a continuación, no lo dudes, “Agallas” es la producción que estabas buscando para disfrutar de lo lindo de estos aspectos cinematográficos.

Un thriller con convicción y muy firme desde el minuto 1, lleno de dramatismo y cargado de consejos y enseñanzas en cada escena, en cada situación, en cada personaje. Personajes tremendamente bien interpretados y personificados, cada uno con una forma de ser muy diferente y una manera muy distinta de ver la vida, aunque, a la vez, todos unidos bajo el sentimiento de un individualismo extremo, orientando cada uno sus acciones única y exclusivamente hacia sus objetivos personales, sin pensar en absoluto en nadie más que en uno mismo.

En el tema del reparto destacar la convincente actuación de Carmelo Gómez, que prácticamente borda su papel de mafioso gallego y también agradecer una bastante seria interpretación de Hugo Silva que, a pesar de no desprenderse de ese “deje chuleta” tan propio de él, nos ofrece una satisfactoria visión de un convicto desesperado y sin ninguna limitación en sus acciones mientras a cambio consiga lograr su objetivo.

Un argumento bien conseguido y una ambientación perfecta de las rías gallegas con paisajes memorables que se quedarán grabados en la mente del espectador completan un largometraje lleno de misterio y con un desenlace de lo más sorprendente que refresca la idea de que nadie está a salvo de ser víctima de sus propios actos y decisiones.

He de admitir que tenía esta película bastante sobrevalorada, pues después de un segundo visionado completo, más en frío, y un tiempo después, te das cuenta que no se puede desestimar a aquellos que afirman que esta película es malísima y por tanto no les ha gustado nada, les comprendes. No obstante yo no puedo compartir la impresión de que se trata de una cinta incorrecta, aunque bien es verdad que existen sombras en algunas partes del metraje, este acaba ganándote gracias a varios golpes muy buenos que logran hacer que te sobrecojas o reacciones de alguna manera.

Tenemos una gran canción que acompaña por el minuto 6 los créditos de la película, yo la he considerado como una insinuación, un anticipo, una tarjeta de presentación de qué es lo que vamos a tener a continuación; una película de ritmo acelerado, canalla que no va a escatimar en picardía ni en dolorosos reveses. Con todo, lo que tenemos no se atiene muy bien a esas expectativas, no al menos de la manera de la cual yo me lo había imaginado. Lo cierto es que podría haber estado mejor. Porque lo que se nos presenta, no deja de ser bastante plano, Hugo Silva, que da vida a un personaje que es gilipollas integral, jamás ascenderá dentro de ese estatus los 90 minutos que dura la película, por lo que no es de extrañar el trato que va recibiendo. Demasiado le han aguantado creo yo, y muchas "agallas" tampoco le he visto, así que no es posible figurarse de que el personaje de Carmelo Gómez le quería para algo serio y duradero. (SPOILER)

La idea en la que se basa "Agallas" está bastante bien: un macarrilla madrileño que se mete en los círculos del narcotráfico gallego, una especie de "cara a cara" entre el joven ambicioso y bocazas y el veterano traficante que se las sabe todas. Tiene ritmo, además. Y algún giro de guión inesperado y sorprendente. Pero tiene problemas de equilibrio. Su tono a medio camino entre el cine negro y la comedia no acaba de acertar en las proporciones de ambos elementos. Y el duelo interpretativo entre Hugo Silva y Carmelo Gómez es demasiado desigual. El de Sahagún se come a su contrincante con demasiada facilidad. De hecho, las carencias interpretativas de un Hugo Silva demasiado sobreactuado se notan más cuando comparte escena con un Carmelo natural, sobrio, que salvo algunos altibajos con el acento gallego, encarna al personaje con tanta efectividad que parece no estar actuando. Algunos secundarios (Celso Bugallo) están desaprovechados en papeles demasiado cortos, algunos personajes (la hija del narco) podrían desaparecer y la película no perdería demasiado. Algunas escenas (el "romance" con la hija del narco) no aportan prácticamente nada, y en general los momentos en los que no aparece el personaje de Carmelo Gómez tienen más bien poco interés.

En todo caso, entretiene, a ratos hace reír, y por momentos consigue sorprender con giros eficaces de la trama. Tiene un pase.

Mención aparte la canción que acompaña a los créditos (iniciales y finales). Parece un descarte de un Melendi en horas bajas, aunque el que la canta es, parece, el propio Hugo Silva. No creo que vaya a hacer carrera en la música, la criatura.