El triunfo del espíritu

Quizás sea porque la importancia de la película no eran las pruebas, quizás quisieran recalcar otros puntos o exaltar personajes de actores con más caché como Jeremy Irons. Pero para lo épica que podría haber sido, me pareció poco emotiva, nada emocionante, ni se me giró el corazón en ningún momento.
Posiblemente la intención de Hopkins, fuese más mostrar los puntos de vista de muchos alemanes que no estaban de acuerdo con lo que estaba sucediendo en ese momento.
Para mí, el director Gary Ross supo poner los sentimientos a flor de piel en cada carrera del biopic del caballo Seabiscuit. Qué podría haber hecho con un transfondo y un héroe como este.
Como bien se comentaba, director entre el cine y la televisión. Le pusieron sobre la mesa una posibilidad impresionante, y solo sacó otra película más de sobremesa "basada en un hecho real".
Para mí, un 3 sobre 10.

A lo largo de la película vemos a un Jesse determinado, un tanto desconcertado por la manera en que su vida se trasformó, porque no sólo era un simple estudiante becado para la universidad estatal de OHio, también era un papá que tenia que ver la manera de sustentar las necesidades de su pequeña hija; también era novio, que velaba por lo mejor para su novia; también era hijo que siempre buscaba regresar a su familia un poco de lo que ellos le habían proporcionado a él. Tenia muchas responsabilidades, muchas personas que dependían de él. Pero, aún con todas esas responsabilidades, Jesse siguió entrenando y dejando muy en claro su objetivo principal que era ir a los juegos olímpicos de Berlín y regresar a su país con medallas.
Siempre en algún momento de nuestras vidas nos pasa por la mente las ganas de triunfar en la vida, ese sentimiento de poder lograr grandes cosas. Ese debería de ser nuestro pensamiento para todo lo que hagamos en nuestras vidas. Y más allá del triunfo, más allá del éxito y más allá de la gloria existe algo, que posee la misma o incluso de mayor importancia.

Hollywood siempre ha sido propenso a realizar biopics de personas de más o menos importancia en la vida occidental y en nuestra sociedad y la verdad es que una película sobre alguien como Jesse Owens estaba ya tardando en llegar.
La épica historia de los Juegos Olímpicos de Berlín, con todo lo que ello significó ocupa la segunda parte de la película, la primera y más interesante habla de los comienzos de y auge de Jesse Owens. Quizá se deba esto a que la parte de los Juegos Olímpicos se pasa de un plumazo y hay poca emoción en el que se supone que es el momento más trascendental del film y es una pena, la verdad.
Pero no es el único punto flojo que encontramos en el film, porque también es una lástima lo de puntillas que se pasa sobre asuntos turbios y oscuros como los tejemanejes del COI, del Comité de Atletismo Americano y de cómo se vendieron a un régimen tan repugnante como el nazional socialismo y cómo éste usó los Juegos Olímpicos para intentar legitimarse con fines propagandísticos. Algo realmente repugnante que se repite, desgraciadamente, en nuestros días. Todo lo mueven intereses espurios y nada claros.
Pero no es una mala película, simplemente, pudo haber sido memorable.

Jesse Owens es un atleta mítico en el mundo del deporte al desafiar al régimen nazi a las puertas de la II Guerra Mundial, y al poner a todo su país a sus pies. Un país llamado Estados Unidos que todavía contaba con una gran separación racial en su sociedad.
Y es que este film no es una película de la guerra, ni siquiera es un film sobre el deporte. La historia cuenta los problemas raciales que se vivían en los años 30 y como Estados Unidos luchó para que este gran atleta participara en las Olimpiadas de 1936 en Berlín, donde existía un grave problema racial frente a los judíos, gitanos y gente de color. Pero lo que no era capaz de asumir Estados Unidos es que en su propio país también existía un grave problema racial; y es muy fácil mirar las discriminaciones de otros y no las suyas propias.
El film basándose en un hecho histórico real es una fuerte crítica a esta gravísima discriminación social que no sucedió hace tanto. Una discriminación que parece que se olvidó durante el tiempo que duraban los Juegos Olímpicos porque a todo el mundo le interesa ganar medallas, y los héroes son siempre bienvenidos independientemente del color de piel mientras sean de la nacionalidad que interesan. En esos momentos no hay problemas de color porque al final beneficia al país y no solo al atleta.
Se nos expone muy bien la vida de este increíble atleta que desafió a este régimen despiadado. y demostró que un hombre negro era superior al prototipo de raza aria que defendían los alemanes. Un hombre que está dentro de la lista privilegiada de conseguir en las mismas Olimpiadas varias medallas de oro en varias categorías.
La película engancha desde el principio debido a que su historia te envuelve y conecta por numerosos motivos. Y es que nos presenta una historia cercana y llena de pasión. Una trama sobre la superación del ser humano que lucha constantemente contra una manera llamada sociedad que no deja que avance.
Estéticamente la película está cuidada al detalle recreando esos años post crack del 29, y donde Estados Unidos vivía una de las crisis más importantes de su historia.
En fin, "El héroe de Berlín" es una fantástica película que se disfruta enormemente. Su historia apasionante te lleva de viaje a unos Estados Unidos en depresión, y a una Alemania que daba un aviso fuerte al mundo; pero que todos ignoraban porque no les afectaba. Son los comienzos de la II Guerra Mundial, una resaca difícil de superar tras la fiesta de los Juegos Olímpicos más oscuros de la historia.

Hoy en día parece difícil no encontrar un biopic que nos narre de alguna manera la vida de alguna persona real que tuviese alguna –por muy pequeña que sea- relevancia en la Historia. Sin embargo, el medallista olímpico Jesse Owens, no entraba en esta extensa lista de personajes cuya peripecia ha sido llevada a la gran pantalla, algo que ha intentado solucionar el cineasta de origen jamaicano, Stephen Hopkins. Quizás el contexto político que se presenta de fondo –los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936- ayude a que los que no se consideran aficionados al deporte se vean seducidos a verla.

Con la colaboración de las tres hijas que tuvo el atleta, Joe Shrapnel y Anna Waterhouse han redactado un guion que pone el punto de partida en la marcha de Owens a la universidad, lo que ayuda a dar una perspectiva de la fuerte tensión y segregación racial que existía en Estados Unidos, así como la proveniencia humilde del protagonista, aspectos que marcarán el film y la vida del futuro medallista. Pese a que la narración no incluya aspectos anteriores a ese momento, ni demasiados posteriores a su hazaña, y se centre en la transformación de un joven humilde de Alabama en héroe nacional –o, al menos, de masas- la cinta de Hopkins no deja de resultar un biopic al uso que no llega a ser tan épica como el triunfo personal y deportivo de Owens.

Es muy probable que lo que salve a esta cinta de la mera vulgaridad sea su backstage. Es realmente interesante descubrir personajes como Avery Brundage –encarnado por Tommy Lee Jones-, las anécdotas con el saltador alemán Luz Long, la recreación del Estadio Olímpico o la preparación del rodaje de Olympia, la película que Leni Riefenstahl –la cual, interpretada por Carice Van Houten, es reflejada con verdadera benevolencia por el film- realiza sobre esos Juegos Olímpicos. Sin embargo, otros aspectos como la histriónica representación de Joseph Goebbels, que se fuerza al máximo -¡cómo si no supiésemos ya que era malo malísimo!- o la intrusión en la vida amorosa del atleta, se ven sobrantes, pues no aportan nada a la historia y rebajan su calidad.

El héroe de Berlín no deja de ser una cinta cuya narración no se aleja demasiado de lo convencional y cuyo carril principal no nos aporta demasiada adrenalina. Sin embargo, si miramos a los lados, a esos aspectos que no están tan iluminados por la carrera de Owens, encontraremos aspectos interesantes que salvan al film del cineasta jamaicano de convertirse en carne de película de sobremesa.