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Van Gogh en la puerta de la eternidad

Drama El pintor holandés post-impresionista, Van Gogh (Willem Dafoe), se mudó en 1886 a Francia, donde vivió un tiempo conociendo a miembros de la vanguardia incluyendo a Paul Gauguin (Oscar Isaac). Una época en la que pintó las obras maestras espectaculares que son reconocibles en todo el mundo hoy en día.
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Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
4 de mayo de 2019
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Esta es una película preciosa, emotiva y de alta sensibilidad. Se justifica plenamente la nominación al Oscar de Willem Dafoe como Vincent Van Gogh, el artista, el mito y el genio. Su ritmo apartará a algunos pero los que aprecian al personaje y los films más dramáticos sabrán colocarla en un buen sitial.

“Van Gogh en la puerta de la eternidad” (2018) te llega al corazón en varios momentos solo apelando a su fotografía preciosa que ofrece al intérprete inmerso en los paisajes y la musicalización adecuada. Por otra parte están los abismos de locura, un contrapeso innegablemente atractivo. Julian Schnabel tiene un tremendo mérito en todo ello.

El viaje de Vincent no es solo físico sino mental, metafísico y la filmación juega con la cámara subjetiva, en primera persona, con la búsqueda extrema del artista hacia el estado febril que motive sus pasiones. Filtros, movimientos, repeticiones, sonidos, todo contribuye a reflejar ese estado hasta que realmente nos parece ver a Van Gogh y sus dilemas.

Como mencionaba, su gran contra son a la vez parte de sus fortalezas ya que esos momentos corales libres contrastan con diálogos encimados, extensos, profundos que cavan en el pensamiento del genio incomprendido y sus dilemas pero a la vez distancian a los públicos más volátiles, pues no representan mucho ritmo y atractivo de ver y es fácil perder el hilo y distraerse para ellos.

“At eternity’s gate” en una hora y tres cuartos entrega mucho, con sus silencios y distorsiones, de forma madura, con un sinnúmero contrastes que al contrario de alocarla nos acercan más a lo que se quiere dar a conocer. Por cierto, tiene una bella escena entre créditos finales.

Recomendación:
Bella de una manera trágica. Un protagonista soberbio.

=Cité de Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
buyinski
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18 de junio de 2020
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Una fotografía exquisita, tanto como la pintura de los propios lienzos de Van Gogh, me fascina la práctica de la dominante de los colores, en este caso predomina el amarillo, utilizando mucho la luz natural, casi todos los planos están hechos cámara en mano con un leve movimiento de locura y delirio para entender mejor la visión del pintor, la luz es totalmente cautivadora, atrapa y enamora la retina.
Los espaciados silencios son enigmáticos, momentos de reflexión, la interpretación de Dafoe es impecable, su rostro se acerca a sus sentimientos y te hace comprender su entendimiento de la realidad en la que vive.
Su historia es realmente triste, es asombroso por todo lo que tuvo que pasar, soportar y oír sobre sus obras, siendo hoy en día uno de los grandes pintores del mundo.
Yo soy muy fan de El loco del pelo rojo de Kirk Douglas, pero no son comparables, son película distintas, cada una hecha en fechas muy dilatadas en el tiempo, con lo cual, las dos son grandes.
Esta me ha encantado.
Silvia
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19 de septiembre de 2020
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Julian Schnabel me atrapó con Antes que anochezca, pero no había visto otros trabajos suyos hasta esta película. Lo primero a resaltar es la interpretación de Dafoe, que es absolutamente magistral, quizás el mejor papel de su carrera. No obstante la película tiene una banda sonora algo dudosa. Se trata de un tema pianístico lento que intenta ser emotivo, y por momentos lo consigue, pero en mi opinión su nivel compositivo no está, ni de lejos, a la altura del trabajo de Dafoe. Otro defecto es el ritmo narrativo, que por momentos decae y a veces funde diferentes escenas de forma confusa. Tal vez el director hizo esto último conscientemente para dar un tono más "onírico" a la película. Schnabel empleó el mismo recurso en Antes que anochezca, pero más bien al final, cuando la situación y los personajes ya estaban perfectamente planteados, y funcionaba bien para plasmar las vivencias difíciles de la etapa final de la vida de Reinaldo Arenas. Sin embargo en A las puertas de la eternidad este recurso nos es ofrecido al principio, generando mucho caos e impaciencia en el espectador. Afortunadamente la película mejora en su segunda parte y consigue escenas realmente memorables que nos acercan de forma muy intensa a la difícil vida de este gran pintor.
Leonidas
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1 de octubre de 2020
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Qué extraordinaria carrera está llevando Willem Dafoe durante los últimos años. Bueno, desde siempre, en realidad, per en los últimos tiempos está soberbio, como demuestra su trabajo en El Faro o en esta película.
El Van Gogh de Dafoe es exactamente el que esperábamos: un artista sensible, absolutamente genial, pero lleno de demonios que le impiden relacionarse de forma normal con aquellos que lo rodean, y Dafoe habita tan atribulado cuerpo y mente con una entrega digna de todos los premios del mundo. Vean la escena en que explica el famoso incidente con su oreja y no me digan que no es el trabajo de un maestro, de un actor que, además, no tiene miedo a nada, busca el riesgo constantemente y siempre acierta en sus intuiciones. Julian Schnabel, además, dirige la película como si fuera un cuadro, acentuando los colores, las formas y las texturas con la cámara, como si realmente estuviésemos dentro de la cabeza del pintor. Y por si fuera poco, la película consigue ser entretenida y que en ningún momento su ritmo se haga difícil de digerir.
Hay que destacar también a Oscar Isaac como Gauguin y Rupert Friend como el hermano del pintor, Theo, realizan también un excelente trabajo secundario de acompañamiento de la estrella, que no es otro que Dafoe, Willem Dafoe, en estado permanente de gracia.
Más que recomendable. Muy notable.

Lo mejor: Willem Dafoe, soberbio, y la realización casi pictórica de Julian Schnabel.
Lo peor: Quizás le falta algo de fuerza emocional, especialmente en las tramas secundarias.
Sibila de Delfos
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6 de junio de 2021
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Biopic del pintor holandés Vincent van Gogh, que nos muestra sus últimos años, viviendo en Francia, época en la cual se relaciona con otros artistas como Paul Gauguin, descubre su estilo posimpresionista y realiza la mayor parte de su obra.

La película resulta cautivadora, pero en mayor parte por la excelente actuación de Willem Dafoe como el excéntrico pintor. En cuanto a la dirección, resulta muy perturbadora; seguramente sea intencional, para interiorizarnos en la inestabilidad mental del protagonista. Una fotografía inquietante, pero con un bello uso de la paleta de colores (presten atención a las subjetivas de van Gogh).

La narración resulta desprolija al tocar mas no profundizar ciertas tramas secundarias, pero el modo de relato es acertado. Hay un par de diálogos interesantes, pero lo que más reluce son los monólogos del personaje y cómo los interpreta de manera ilustre Dafoe.

La banda sonora refleja muy bien el espíritu desolador del film y un interesante e irregular montaje nos guía por los diferentes estados del artista.
Max Musimessi
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