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Kiseki (Milagro)

Drama. Comedia El dúo cómico infantil Maeda Maeda lo componen dos niños que viven separados porque sus padres están divorciados: uno vive con su madre en Fukuoka, y el otro con el padre en Kagoshima. Los dos sueñan con la reconciliación de sus progenitores. Cuando conocen la noticia de la inauguración de una línea de tren que unirá ambas ciudades, se aferran a una superstición, según la cual cuando los primeros trenes se crucen, ocurrirá un milagro. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
9 de enero de 2013
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Esta película fui a verla por un amigo que me convenció de ir a un cine donde solo ponen películas en V.O.S. (Versión Original Subtitulada) y la verdad fue la primera vez que fui a un cine de este tipo la gente que iba parecían todos auténticos críticos de cine de periódicos, todo el mundo serio nadie comentaba nada ni se reían, un ambiente de lo más curioso...
La película me encantó tiene varios factores que me gustan mucho: La infancia vista desde los peques es de lo mas agradable y nostálgico que hay, al ver la película te vuelves a sentir en tus 8 años, que sea en Japón por mi gran fascinación por ese país y por el ideal de cumplir los sueños.
El desarrollo aunque lento y silencioso es bastante bueno y tiene situaciones de lo mas curiosas. En definitiva me ha encantado, ojalá pueda volver a verla.

Mi puntuación es un 8 por lo agradable que fue verla y el mensaje que transmite.
EGG
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6 de abril de 2013
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Película costumbrista en el Japón actual. Un matrimonio, joven, se ha separado quedando el padre en Fukuoka (norte del país) viviendo con el hijo pequeño, 7 años. La madre, que no tiene trabajo, se ha tenido que trasladar a Kagoshima (sur de Japón), a la casa de sus padres, llevándose consigo a su hijo mayor, de 11 años.

Es el hijo mayor quien más echa de menos a su hermano pequeño y no aparta de su mente la idea de que la familia vuelva a vivir reunida. Mientras tanto la vida cotidiana continúa tanto en Fukuoka como en Kagoshima. El padre alterna su trabajo con su vocación por la música, lo que deja a su hijo bastante libre para que viva feliz junto a sus amigos. En Kagoshima el hijo mayor va al colegio, que no le gusta, y fantasea con sus amigos. Su abuelo tiene un trabajo adaptado a su jubilación; las mujeres, madre e hija, se ocupan de las labores domésticas, y todos andan pendientes del volcán cercano que no cesa de expulsar cenizas cubriendo de éstas toda la ciudad según sople el viento.

Hasta Kagoshima llega la noticia de que se va a inaugurar el 'tren bala' que unirá Norte con Sur del país. El hijo mayor escucha a una compañera del colegio que dice que cuando dos trenes bala se cruzan en sus respectivos recorridos se produce un campo magnético en el que si se pide un deseo éste se cumplirá. Es el momento para que el pequeño ponga en marcha su idea para realizar su plan.

Los niños, desde su hermano pequeño, hasta los amigos más íntimos de ambos, serán conminados a acompañar a los dos hermanos con el cebo de poder, ellos también, lanzar sus deseos al aire para que se cumplan en tan singular momento.

Así llegarán al punto de encuentro donde comenzará su aventura para cada uno de los pequeños.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Ignacio
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20 de abril de 2013
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Veo la que fue una de las favoritas a la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, "Kiseki", del cineasta japonés Hirokazu Kore-eda, quien durante dos horas consigue realizar una emotiva y bella película acerca de las ilusiones de 7 niños que van en busca de 6 milagros (correr más deprisa, ser actriz, dibujar mejor, que explosione el volcán para que sus padres vuelvan a estar juntos, que reviva su perro y que la maestra le quiera). El tono realista está conseguido gracias a las espontáneas actuaciones infantiles (los dos protagonistas de 12 y 10 años son hermanos en la realidad) y al ágil manejo de la cámara, sin que me haya parecido que cueste seguir el transcurso de la narración ni que haya escenas caprichosas y prescindibles. A pesar de que la fotografía es excelente y de que la banda sonora es acertada, esperaba más profundidad del director de esta alegre película acerca de las ilusiones de la infancia y de la tenacidad.
amaya pujana levy
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10 de diciembre de 2013
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Entrañable película sobre la infancia. Es sorprendente la elegancia con la que Koreeda nos introduce en lo cotidiano de las vidas de dos niños, unidos por el ingenuo deseo de un milagro que cambie sus vidas. Una fábula tierna y creíble, con interpretaciones memorables en su sencillez. Recuerdo pocas películas en que se ponga con tanto acierto el punto de vista en los ojos de un niño.

El problema es el metraje. La historia no da para casi dos horas y media. El ritmo del relato es lánguido. Una vez planteada la trama, vamos viendo cosas insustanciales que aportan poco al conjunto. Se podía haber contado todo de otro modo, ya que el espectador puede desengancharse en algún momento por lo superficial de algunas escenas. Eso sí, al final la historia remonta y gana en riqueza. La última media hora, con el relato del viaje, es memorable, y hace que al terminar la proyección el espectador tenga un buen sabor de boca, y perdone algún bostezo que haya podido dar mientras veía el film.

No es una obra maestra, ni es lo mejor de Koreeda, aunque sí es una película interesante, en especial por cómo enfoca las inquietudes y aspiraciones de unos niños de corta edad en el Japón de hoy.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
rober
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10 de febrero de 2014
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Si hay un director japonés heredero directo de Ozu es Koreeda (que me perdone Yamada, que por momentos es una preciosa calca del clásico): por la emotividad y sensibilidad con la que trata a sus personajes y sus dramas familiares, por el exquisito uso de los fotogramas que sirven de transición entre secuencias (una concretamente de un poste de la luz es idéntica a algunas usadas por Ozu), por esos planos fijos a la altura de la cintura... Maravillosa y rebosante de felicidad la interpretación de Ryu, el hermano pequeño.

Los niños buscan un milagro, la reconciliación a lo largo de toda la cinta con un deseo que pretenden sea definitivo. Muchas pequeñas y monótonas anécdotas van sucediendo mientras llega el día del paso del tren al que se aferran: la música del padre, la preparación de dulces, la fiebre falsa, los bailes hawaiianos de la madre... Nada tiene para ellos importancia en busca de la felicidad. Cuando llega el momento definitivo, el hermano mayor ve pasar por su mente aquellos cálidos momentos que ha dejado pasar en busca de un futuro. Esos eran en realidad los milagros: 'no pedí el deseo, elegí... el mundo'.
poverello
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