La isla desnuda

Aunque hay que elogiar la música y las bellísimas imágenes, básicamente esta película es una sucesión repetitiva de cazos derramando agua sobre tierra seca, de viajes en barca y de dificultosas escaladas por las pronunciadas pendientes de la isla. Sí, ya sé que hay una dramática historia detrás (delante no, pues el protagonismo absoluto de la propuesta se lo llevan los deseos de autoría del director), pero ¿de verdad no os acordáis de los bostezos que os produjo?, ¿de verdad pensáis que era necesario más de media hora para contar tan poca cosa?, ¿de verdad no sentiríais vergüenza ajena al ver a alguien equiparando a Shindô con el maestro Satyajit Ray? Pues yo sí.

PD: También me interesa más la narrativa mediante imágenes de Ki-Duk Kim, quien demuestra en cada trabajo que se puede ser autor sin aburrir a los demás.

Ahora vayamos con otra gafapastada galopante, esta vez nos toca una película asiática, concretamente de Kaneto Shindo, que tampoco es tan conocida por la mayoría y es comprensible, puesto que es una tomadura de pelo bestial.

La monotonía es llevada al celuloide por un muerto de hambre, porque si tienes más de dos perras te puedes montar algo más interesante si tienes la intención exhibir ante los demás. Si es para que este pedante se entretenga con sus chorradas de amateur es mejor que quiten de esta página cuanto antes. En mi rutina diaria ya tengo que soportar a muchos mediocres.

Hoy por hoy, farsantes como Gus Van Sant han optado por este camino de mierda. Y también puede ser cierto que Kim ki-duk seguramente se haya inspirado en este experimento, pero el cine del surcoreano tiene magia, algo que no posee esta película que sólo existe para jodernos la vida.