Dogman

La escena de la resurrección del perro caniche es soberbia. Una escena que desafía lo creíble pero cuya emotividad nos convence de los imposible. Una escena de elevada moralidad que no apunta tanto a la bondad sino a la falta de ella en algunas personas. Una escena que se clava como un dardo certero en el retrato del ser humano.

Parece que la película quiere enfocar las cosas como que el matón por medio del maltrato y la intimidación consigue arruinar la vida a ese pobre hombre y a todos los que le rodean, pero a mi me parece que el protagonista era muy tonto y sin personalidad, tampoco es para tanto que te peguen una paliza, siempre será mejor que ir a la cárcel y que te arruinen la vida... ¿no?, hay que saber decir que no, todo lo entrañable y buena persona que es el protagonista lo tiene también de tonto.

Marcello empatiza con los perros como si fueran hijos, y es un amante padre de una nena que lo adora también. La lleva de vacaciones cuando puede con sus magros ingresos, el buceo es una actividad que realizan en conjunto, tal vez en las profundidades oceánicas este atormentado hombre, bueno por naturaleza, pero débil de carácter busca evadir y poder sumergir los abusos que personas cercanas a él le propinan bajo el flagelo de la asesina indiscriminada y transformadora de conductas humanas más perversa que padece la humanidad contemporánea: la "droga". Un amigo barrial ya totalmente perdido y agresivo en extremo lo utiliza como títere, Marcello " se deja utilizar" también pero hasta un acto de entrega demasiado noble para ese entorno que le vale un año en prisión, y el posterior repudio de sus vecinos cercanos. En algún momento Marcello no encuentra la paz ni buceando en las profundidades marinas y ése es el punto de inflexión donde planea la revancha. He ahi el virtuosismo de Garrone para contarlo, no es el tìpico perdieron los malos del cine americano. Las tomas de Marcello luego de consumado el crimen de su acosador fisico y moral esperando la aprobación de sus amigos para que vuelvan a aceptarlo en un plano imaginario, nos muestran un ser humano totalmente trasmutado, en esos escenarios de exteriores cercanos al mar y largo plano de su rostro que nos da cierta reminiscencia del Pacino de Sérpico, no es una historia violenta de abuso y venganza comùn, es un buceo (por hacer alguna analogía) con el alma de su protagonista con un excelente mapa de la metamorfosis que va sufriendo