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Lunas de hiel

Drama Nigel (Hugh Grant) y su mujer Fiona (Kristin Scott-Thomas) son un matrimonio británico de crucero para celebrar su séptimo aniversario de boda. A bordo conocen a la atractiva y deshinibida Mimi (Emmanuelle Seigner) y a su marido Oscar (Peter Coyote), un norteamericano que está inválido en una silla de ruedas. Nigel empieza a sentirse atraído por Mimi, y Oscar, que se da cuenta, le propone que intente seducirla, pero antes le cuenta cómo ... [+]
Críticas 94
Críticas ordenadas por utilidad
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8
26 de octubre de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la sesión yo no podía evitar recordar el libro de Vargas Llosa "Travesuras de la niña mala".

Cuando terminó, mi mujer dijo: -¡Vaya película más rara!. Me sorprendió el comentario porque yo no había visto nada raro en ella sino una historia bien contada sobre algo que me resultaba muy familiar.

Finalmente recordé la película de Buñuel y los puntos en común: sadomasoquismo, París, la apariencia física de Michel Piccoli y Catherine Deneuve, salvo que aquella película ¡se rodó en 1966!
10
14 de septiembre de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película alcanza cotas sublimes en lo que respecta a la exploración sobre las relaciones de pareja. Nadie que la tenga o la haya tenido debe dejar de verla porque, como casi toda su filmografía, es excelente. Con la interpretación magistral de Peter Coyote, Polanski nos adentra en el complejo mundo que se establece cuando un hombre y una mujer se enamoran. Inigualable e irrepetible, no haberla visto antes de morir es un crimen.
9
22 de febrero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que nos introduce de lleno dentro del universo Polanski, que se despliega ante nosotros para contarnos una historia sobre el precio de los excesos. En este caso el precio de la pasión enfermiza que se apodera de Oscar y de Mimi. Pero como en toda historia de ascenso y caída, tras una primera etapa de amor idílico comienzan a mutar los personajes llegando a conocer los extremos de la crueldad y de la bajeza humana. Polanski con una maestría solo propia de él, nos muestra personajes que llegan a repugnarnos pero con los que no podemos dejar de identificarnos. Nos enseña los extremos de degradación moral a los que puede llegar el ser humano. Consigue conectarnos con nuestro lado más oscuro y llegamos a sentir empatía y pena por estos personajes. En definitiva llegamos a entenderlos pese a lo monstruosos que resultan porque sabemos que en nuestro interior también existe un monstruo que duerme en un profundo letargo del que podría despertar.

Si bien en un acercamiento distante a la película puede que no lleguemos a sentirnos totalmente identificados con dos personajes tan extremos como Osacr y Mimi, Polanski coloca a Fiona y Nigel para que no podamos escapar. Fiona y Nigel son una pareja como cualquier otra que ha caído en la rutina y que mantienen una relación sin pasión. Nigel, atraído por lo prohibido, experimenta en una escala menor todas las degradaciones morales de Oscar y Mimi y acaba cayendo a los infiernos.

Unido a esto encontramos dos tramas que suceden en espacios con denominación de origen Polanski. Es decir, espacios cerrados y claustrofóbicos como son el barco y la habitación en París. Unos espacios que se convierten en un personaje más de la trama al impedir que los personajes puedan escapar de sus dramáticas situaciones. En estos espacios vemos dos leit motivs de la película; En primer lugar esa vista de Paris desde la ventana del piso de Oscar, que simboliza no solo la prisión en la que viven los personajes sino también las frustraciones de Oscar como escritor (la señora de la editorial le advierte de que París está pasado de moda y allí no hará nada que merezca la pena). El segundo Leit motiv lo encontramos en el barco con esos planos que nos muestran las aguas turbulentas en una clara alegoría a las turbulencias interiores de los personajes, a la horrorosa trasformación que se presentará en sus vidas.

Por último comentar un detalle estético o narrativo solo al alcance de los grandes maestros. Dos planos que marcan la subtrama de Oscar y de Mimi; Cuando se dan la mano en el tiovivo y cuando Mimi pega un tirón a la mano a Oscar tirándole de la camilla y dejándole inválido. No hay que volverse muy esquizofrénico para ver que ambos planos hacen una clara referencia a la pintura de Miguel Ángel en la Capilla Sextina, “La Creación de Adam”, de la cual rizando un poco más el rizo se puede deducir una relación directa con el pecado original. Otra vez tenemos aquí el redundante precio del exceso.
7
5 de septiembre de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Todos albergamos cierto sadismo." (Oscar)

“Omphale, el convento te despide, vendré a buscarte por la noche."(Marqués de Sade)

En la más pura e inocente relación de amor, asoma la cabeza el Marqués de Sade, pues la bellísima y enigmática protagonista (la actriz Emmanuelle Seigner), “la hechicera de zapatillas blancas”, que se casó a sus 22 años con el propio Polanski (su última esposa había sido asesinada); es despertada de su letargo de inocencia y bondad para conocer los entresijos de la miseria humana en esta grotesca oda a la perversión.

Él (un brillante Peter Coyote encarna el personaje de Oscar), atractivo y elegante, es un adinerado vividor y escritor americano, que viaja a París alimentado por la religión de la superstición: Si sobre las cabezas de Fitzgerald, Hemingway, Miller… rociaron monedas de oro en esta ciudad, yo también conseguiré ser un escritor de éxito con mis ojos rodeados de fachadas parisinas. Ella, por su parte, es una lolita parisina llamada Mimi, inexperta y salvaje, un poco Circe, un poco femme fatale y muy sirena.

De la vida sana y natural, de la pasión excitante y erótica que nace entre ellos, poco a poco y sin advertirlo, van adoptando una actitud de enclaustramiento, viviendo cada vez más hacia dentro, víctimas de una adicción sexual enfermiza y desgastada que los sume en una metamorfosis kafkiana, convertidos en insectos depravados que la sociedad repudia y no cura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De otro lado, cuando Oscar narra: “La eternidad comenzó para mí un día de otoño en París a bordo del bus que hace el recorrido entre Montparnasse y la Porte des Lilas”; no se refiere a la eternidad católica, vínculo por otra parte autobiográfico con Polanski, que nunca recibió educación religiosa (aunque fuese de origen judío y su madre muriese en un campo de concentración por tal causa), sino a una eternidad entendida como suplicio demoniaco, en tanto que se halla doblemente atrapado. Por un lado, en su propio cuerpo, cuya corrupción in crescendo lo encarcela y, por otro lado, desposado con la joven Mimi de mirada fija, la cual lo cuida hasta el fin de sus días, martirizándolo, de modo que la venganza aniquila el erotismo, (¿o no?): Dolor y erotismo, cuestión siempre polémica.

El contrapunto fundamental para que tenga sentido lo espantoso, es presentado por Nigel (excelente Hugh Grant) y su esposa Fiona (Kristin Scott-Thomas), que llevan una relación balsámica, correcta, “higiénica y sana”; pero que se lamentan de vivir sin pasión, motivo por el cual se hallan en un viaje en barco hacia la India, en búsqueda de una terapia conyugal, y espacio en el que coinciden con Oscar y Mimi.

En tal situación, Oscar, aburrido ya de Mimi nos cuenta: “Llegué a temer la hora de acostarme, sentía entonces un deseo irresistible de dormir, sentía lástima por ella, allí estaba con su vientre hambriento, sus órganos alborotados”. Por tanto, decide acabar la relación, pero ella insiste en poseerlo sean cuales sean las condiciones y por debajo de todos los valores sociales. La dignidad, el orgullo y la vitalidad se arrinconan, porque cuando el ser más declara su “amor” incondicional, cuanto más se arrastra y suplica, cuando quiere poseer aunque eso la destruya; menos apetecible es, trampa mortal de la naturaleza. Entonces el escritor, que ya ni la encuentra atractiva, la humilla hasta lo insoportable, para conseguir liberarse de ella, pero la joven ya está sometida a la neurosis que la domina en su obsesión por él, en un odi et amo aturdidor. Así que hunde su cabeza una y otra vez, tratando de vengarse y poseerlo, de llegar al fuego enfermo del centro de la tierra, siempre junto a él, porque aún le parece mucho más terrorífico imaginarse lejos de este.

Por otra parte, esta trasnochada, sadomasoquista y gótica historia es contada desde el punto de vista de Oscar, ya parapléjico, que así ha sido castigado por sus crueldades. Por lo que en todo momento vemos la aventura pasional de abajo hacia arriba, lejos del menos perverso Valle-Inclán, quedamos atrapados en la degradación y la decadencia, pues el filme nos obliga a estar en la silla de ruedas: nada de ser un voyeur desde el cielo. De este modo, la paraplejia se muestra como una metáfora de la pasión efímera y del placer infernal al que puede conducir la parte inferior del cuerpo, cuando no hay razón ni tendencia vital. Asimismo, se manifiesta el enfrentamiento entre inmovilidad corporal y dinamismo, pues asistimos a varios bailes eróticos donde, por otra parte, también hay lugar para la negritud y el lesbianismo. Sin duda, nos contextualizamos de lleno en los años noventa al sonar temas como “Fever”, “Stop” (Sam Brown) o la simbólica “Slave to love”.

Nigel, por su parte, representa la contención sexual, encendiéndose en él una fuertísima atracción por la voluptuosa Mimi, de modo que a lo largo de todo el filme se siente que algo está por ocurrir. Pero el escritor americano y su esposa le ofrecen este ejemplo de pasión devoradora de todo lo que encuentra a su paso, presentando así la paradoja de la pasión y la moraleja de la preferible tranquilidad.

“Nada podrá nunca superar el encanto de aquel primer amanecer. Yo podría haber sido Adan, con el sabor aún fresco en mi boca de la manzana. Estaba observando a toda la belleza del mundo corporeizada en una mujer, y supe, con cegadora certeza, ¡que esto era todo!” (Oscar)
10
15 de noviembre de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que hay amistades que te pueden dar a conocer alguna obra maestra, que es el caso de esta película , que para mí tiene tanto de divertida como de conmovedora, y que me ayudo a madurar en mis gustos cinematográficos.
Para mí es la mejor película de Roman Polanski, y eso es decir bastante, es divertida por ser un poco sádica.*
La historia transcurre en su mayor parte en un crucero donde Oscar y Mimi conocerán a Niegel y Fiona, y donde Niegel se convertirá en receptor de las confidencias de Oscar, con la esperanza de poder llegar a “tener” a Mimi , que se le irá de entre las manos una y otra vez, en un “juego” que se intuye que no podrá acabar bien.
Vangelis pone la música, que creo que es casi tan buena como la de “Missing”.
Destacaría el final con esa preciosa música, un sonido que describe bastante bien la situación que se ha dado en la película y el desenlace de la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*Oscar; No sé a qué, pero a algo me recuerda tu pelo...

¡A sí!, a Rita...

Mimi; ¿Rita?

Oscar; Sí mujer,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,, la perra del vecino...
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