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Yo serví al rey de Inglaterra

Comedia. Drama Jan Díte fue un joven camarero provinciano que quiso convertirse en millonario. Sabía que para conseguirlo tendría que escucharlo todo, observarlo todo, y utilizar todo lo que había escuchado y observado. Pero de nada le sirvió todo esto, pues acabó en prisión. Quince años después, puesto en libertad gracias a un indulto, se dedicará a examinar su pasado y a evaluar sus errores. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
18 de diciembre de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante parodia del poder y la arrogancia ambientada en la antigua checoslovaquia, contada en clave de humor por un anciano que rememora su vida antes y despues de la llegada de los nazis a su país, que cuenta con una fotografía exquisita, un tono general acertado, con una banda sonora perfectamente acorde al discurso, pero que no alcanza cotas superiores, en mi opinión, porque se hace un tanto cansina y repetitiva, a pesar de que en conjunto, tiene una dignidad claramente superior a la media.

De trasfondo, siempre presente una de las pocas verdades abolutas en las que creo: La rotunda imbecilidad humana.
mikinervio
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21 de febrero de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
81/26(16/02/09) Retrato irónico de un camarero checo, a través de él se nos cuenta las diferentes transformaciones que padeció Checoslovaquia durante el S. XX.. Contado a mediante la voz en off del protagonista de mayor, las escenas se suceden prácticamente sin diálogos, con gags que beben del cine mudo, toda la historia se basa en la fuerza de la imagen, y menuda fuerza, unas escenas de un poderío visual colosal, contándonos un universo donde el hedonismo, el gusto por los placeres es el motor de las personas, a través del dinero, la comida y por supuesto el sexo. Nuestro protagonista aspira a ello sin importarle demasiado los acontecimientos que pasan a su alrededor, hasta que los sucesos se topan con él, reflejado en una bella escena cuando despide en la estación de tren a su esposa y descubre en unos vagones a un judío amigo suyo que lo llevan a los campos de la muerte. La cinta está rodada con elegancia sobresaliente, en unos escenarios de una belleza maravillosa, donde las coreografías están al servicio de su sibarita historia. Jiri Menzel, que llevaba 12 años sin realizar películas, me ganó en su primer film “Trenes rigurosamente vigilados”, del que “Yo serví al rey de Inglaterra” tiene mucho en común, no en vano también es una adaptación de un libro de Bohumil Hrabal. La interpretación del protagonista Jan Dite dando vida a Ivan Barnev me recuerda al trabajo de R’yan O’Neall en “Barry Lindon”, por su pose fría y su comportamiento en el que parece una pluma llevada por el viento. Su defecto sería que al argumento le falta algo de sustancia para terminar de despuntar, pues al acabar te queda la sensación de vacío. Recomendable a los que gusten de films eminentemente visuales, donde el goce por la vida prima, por cierto yo me apunto a esto. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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27 de enero de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo claramente que se trata, sobre todo, de una película promocional y representativa de lo que es hoy la República Checa, felizmente bien hecha, con una refrescante propuesta visual, a la manera de “Amelie” y con la inclusión de escenas de filmaciones históricas de la Segunda Guerra Mundial cuando Checoeslovaquia fue invadida por los nazis. El film grafica, en clave de comedia, todas las épocas y cambios que vivió este país en el Siglo XX hasta antes de la “Primavera de Praga”, la época socialista y liberal de Dubcek, literalmente aplastada por los tanques soviéticos. Tampoco vemos la caída del socialismo real. Pero en la lectura de la cinta, éstas ya se atisban.
Por este motivo, tal vez, el Director Jiri Menzel, ha requerido de dos actores y dos caras distintas para interpretar al personaje principal, Jan Dite; uno visto en retrospectiva que es una especie de Benny Hill checo, que provoca la hilaridad a la primera mueca de su rostro, torpe pero irreverente, lujurioso y muy osado en su objetivo de ser millonario hasta tal punto que no le importa casarse con una alemana ultra simpatizante de Adolfo Hitler .
Y otro que sale de la cárcel, 15 años después de haber sido enviado a ella por los comunistas, y es enviado a una abandonada zona de Bohemia, que había sido ocupada por los alemanes, en calidad de “castigado”.Este Jan Dite es el que hace la narración en “off” sobre su vida y es un indigente que tiene la oportunidad de empezar de cero en base a casi nada. Su rostro, envejecido por el tiempo y la prisión, no tiene ni una pizca de gracia, solo denota reflexión. Jan Dite encuentra como compañeros ocasionales, a otros “castigados” como la bella chica ultra liberal que se ríe de todo cual abanderada de la novela “Insoportable levedad del ser” de Milan Kundera y al hombre que busca “árboles musicales”.
Es el espíritu checoslovaco previo al intento liberal de Dubcek, nada menos.
Por lo demás, aunque parte del guión y algunas actuaciones secundarias, se sientan algo ingenuos, la película nunca decae siendo de visión imprescindible para todos los que gusten del buen cine y quieran pasar un buen rato. La recomiendo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
GUSTAVO
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25 de septiembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde su ópera prima, “Trenes rigurosamente vigilados” en que Jiri Menzel se dio a conocer al mundo, bajo la dictadura comunista ganando el Oscar de lengua no inglesa en 1966, fiel representante del denominado “Nuevo cine checo”, sus películas siempre fueron poco conocidas aquí, el cineasta continuó haciendo obras poéticas y humorísticas que reflejaban la idiosincrasia de su país. En esta ocasión (ver sinopsis), nos brinda un film lúcido e irónico dentro de su habitual forma de hacer comedia. Menzel sabía que el humor y la ironía tiene un efecto catártico e inquietante.

El protagonista del film repasa su vida, a lo largo de los distintos periodos socio-políticos que le tocó vivir, después de salir de prisión, y comprueba las paradojas del destino, de cómo a veces la suerte se convierte en mala suerte con excesiva facilidad, uno puede conseguirlo todo y perderlo de repente. Se trata de un amplio repaso histórico a la Checoslovaquia del siglo XX desde el prisma del humor satírico. A la paz la sucede la guerra, a la democracia la sucede el fascismo, al fascismo lo sucede el comunismo, a la libertad la sucede la prisión… Nada permanece estable durante mucho tiempo.

Pero el cineasta no se limita a un recorrido cronológico marcando los cambios que afectan al personaje central, lo que más le interesa es provocar situaciones jocosas típicas del “slapstick”, siempre desde el ingenio y el buen gusto, alterando cualquier posible lógica del relato. En eso se parece al escritor Bohumil Hrabal, cuya novela homónima adapta, habiéndolo hecho antes con otras de sus novelas. Tanto el escritor como el director son anarquistas narrativos que se sirven de contextos y motivaciones reales para, al final, transformarlas en dramas o tragedias casi surrealistas. Para ambos, la intimidad de los personajes está lejos de una realidad que suele resultar poco creíble. De ahí que en la película nos sorprendan más los movimientos y la gestualidad de los actores que los escenarios o los movimientos de cámara.

La historia de Jan Dite es la de un joven que luchó infatigablemente por un objetivo vital, prosperar y ser millonario. Su periplo hasta alcanzar sus fines, recuerda a personajes como el Zelig de Woody Allen o el Forrest Gump de Robert Zemeckis. A diferencia de éstos, Jan no pretende explorar la historia cheka desde una perspectiva inocente que lo libre de culpas o responsabilidades, puede ser algo estúpido e ingenuo, pero nada le libra de mostrar al mismo tiempo sus aspectos más siniestros como el reconoce: “las personas pueden llegar a humanizarse sin darse cuenta, porque las circunstancias le obligan” o porque su cinismo llega a un callejón sin salida donde deja de tener efectividad. No hace falta decir que la inocencia hoy ya no cotiza en la escala de valores de nadie.
Antonio Morales
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11 de agosto de 2008
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A las 12:00 a.m. de un viernes 9 de noviembre de 2007 voy a la esperada “Clase Magistral de Jirí Menzel” en el paraninfo de la Universidad de Sevilla. Con una traductora no simultanea modélica, la clase magistral discurre de una forma amena y estimulante. El reconocido director checo nos habla de su relación con el escritor Bohumil Hrabal, cuyas obras han servido de constante inspiración para Menzel; sus películas más conocidas -Trenes Rigurosamente Vigilados, Ruiseñores en el Alambre, la última Yo Serví al Rey de Inglaterra…- son obras del escritor checo llevadas a la gran pantalla.
Nos habla también de los directores a los que admira, como Bergman o Tarkovski; aunque, y esto ya es a título personal, no veo la influencia de ambos en el cine de Jirí Menzel.

Luego, a las 4 del mediodía, me personifico en los Cines Nervión Plaza para ver Madonnen, co-producción entre Alemania/Bélgica/Republica Checa dirigida por la alemana Maria Speth. No pasa de ser algo moderadamente curioso que no despierta excesivo interés durante todo su metraje pero que sin embargo se deja ver. ¿Aspectos a destacar? Sus actuaciones, su guión, la creación de situaciones. Poco más que añadir, este drama se muestra descolorido y sin apenas intención, con una tensión desequilibrada donde el ritmo cae en numerosas ocasiones.

Después, a la 18:30, tuve ocasión de visionar la primera mitad del último film del alemán Volker Schlöndorff, “Ulzhan - Das Vergessene Licht” (Ulzhan - La Luz Olvidada). El director y David Bennent (el niño de “El Tambor de Hojalata”), que interpreta a Shakuni, el Vendedor de Palabras, estaban en la sala, y antes de la proyección dijeron unas palabras.
Evidentemente, no voy a extenderme ni a hacer una valoración general de una película que no pude ver entera porque llegaba tarde a otra que me interesaba más; únicamente decir que lo que vi me pareció interesante: los personajes, la historia, tenían una presencia en principio atractiva, por no hablar de la preciosa Ayanat Ksenbai (creo que es su nombre abreviado), que interpreta a Ulzhan.

La razón por la que no vi entera la película de Volker se llama “Obsluhoval Jsem Anglického Krále”, o, dicho en español, “Yo Serví al Rey de Inglaterra”, que se proyectaba a las 20:30 p.m. en el Teatro Lope de Vega. A esta proyección vinieron el veterano director de 70 años de edad y su hermosa mujer de no más de 25. Igualmente, Menzel dio una breve introducción a la película y acto seguido se proyectó.

Es difícil describir esta película. Está construida sobre los cimientos del cine del director, del cine que he visto, claro; es decir, sus temas recurrentes están más que presentes: las mujeres, el amor, el aspecto naïf del sexo, ese personaje en constante estado de iniciación, inocente, excéntrico. Eso es fácil de observar.
(Sigue en spoiler por falta de espacio).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alexei
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