Héroes

Si fuese japonés y terminase de ver "Héroes" de Pau Freixas, probablemente acabaría con los ojos encharcados y la palabra que más me vería obligado a usar a la hora de hablar del film sería "kawai", que viene a ser algo así como adorable, o dulce.

Si fuese americano, probablemente diría que es "cute", que viene a ser lo mismo pero en otro idioma. Pero si trabajase en Hollywood, ya habría localizado el teléfono de Freixas para hacer un remake protagonizado por niños más apolíneos, aprovechando por supuesto el tirón de Chloe Moretz.

Si fuese francés, aclamaría que "Héroes" es la mejor película española desde "Camino", que curiosamente también tenía a Nerea Camacho en su reparto. Diría que es "bonita", "hermosa" y "lírica" (todo esto en francés) y le daría a Pau Freixas un contrato de dos pelis para que me filme el remake y la secuela, en algún pueblecito parisino. La mezcla aquí presente y el empalagoso estilo francés (porque se rodaría con niños franceses) terminarían por completar el atentado.

Pero no soy ni japonés, ni americano ni francés. Soy español y no voy a usar eufemismos: "Héroes" de Freixas no es "kawai" ni "cute" en una acepción positiva: es cursi y sensiblera. Se retrotrae a los '80 y nos cuenta una historia tan sencilla como insustancial, preparándolo todo para un tramo final con una escena de impacto tan gratuita como clave, porque sin ella nada tendría sentido, porque se busca hacer encajar dos tiempos, dos formas de vida y dos estilos de entender el mundo. La óptica de la infancia a través de unos protagonistas que suenan a descartes de peli de John Hughes, y la confrontación del mundo adulto. Lamentablemente Freixas no cree en su (escaso) material e intenta arreglarlo recalcando cada situación con una banda sonora que, de machacona, acaba siendo molesta. El uso de la música es muy exagerado y las loables intenciones del director (de haberlas) terminan por ponérsele en contra. Los últimos diez minutos de "Héroes" son lo que se anticipa desde los diez primeros (no es complicado anticiparse a lo que va a pasar, la película tiene un guión de manual), pero gracias al uso de cierta canción y a un buen fundido de los dos tiempos empleados, se consigue que por un momento uno se olvide de lo chorras que había sido todo lo anterior. Así, terminando como empecé:

Si Watchmen de Zack Snyder fuese mala (que no lo es), al menos al final del visionado podríamos quedarnos con dos cosas: su BSO y sus títulos de crédito a ritmo de Bob Dylan. Héroes no es mala pero es fallida; al menos, nos quedan sus últimos minutos a ritmo de Forever Young de Alphaville. No todo iba a ser un desastre, aunque la cosa pudo haber sido mucho mejor. Si se quiere una producción patria que capture mejor el encanto ochentero y presente a actores jóvenes que no hagan subir el azucar, siempre tendremos la más modesta y superior "Cuento de Navidad" de Paco Plaza. O el "Stand by Me" de Rob Reiner, claro.

Me puedo sentir identificado con muchas de sus premisas, esos veranos en el pueblo (en mi caso de montaña), esas amistades de la infancia que resisten el paso del tiempo, esos primeros amores que son los auténticos y más puros,.. todo ello es retratado con cariño y forma un paisaje un poco ñoño pero entrañable.
Por otro lado su apuesta por la sensiblería y el golpe bajo me dejan al borde de la indignación, hay cosas por las que no paso como espectador y si en melodramas o películas denuncia el pasarlo mal forma parte indispensable de su esencia aquí no le veo razón de ser, hay cosas gratuitas que duelen y que me hacen no recomendársela a nadie.

Hay estupendas películas sobre la infancia y la adolescencia, unas serias y dramáticas, otras nostálgicas y entrañables, cada uno tendrá las suyas, para mí por ejemplo destacan : Verano del 42 de Robert Mulligan, Matar a un ruiseñor de Robert Mulligan, Leolo de Jean Claude Lauzon, La piel dura de Francoise Truffaut, Los cuatrocientos golpes de Francoise Truffaut, El pequeño salvaje de Francoise Truffaut, Neds de Peter Mullan, Orfhans de Peter Mullan, Adios a la inocencia de Richard benjamín, Un lugar en ninguna parte de Sidney Lumet, Paisaje en la niebla de Theo Angelopoulos, Niños robados de Gianni Amelio, American Graffiti de George Lucas, Krampac de Cesc Gay, Buenos días de Yasujiro Ozu, El verano de Kikujiro de Takeshi Kitano, L.I.E de Michael Cuesta, El fin de la inocencia de Michael Cuesta, Cuenta conmigo de Rob Reiner, La princesa prometida de Rob Reiner,………etc, etc.

Lo digo, porque respetando todas las opiniones, a mí, Héroes de Pau Freixas me parece un cagarro de película. En defensa del filme hay que decir que el doblaje al castellano es lamentable y te saca constantemente de la historia. Pero este gran inconveniente no me impide aborrecer la cursilería ñoña y bobalicona de Freixas, sus homenajes sonrosante a películas como E. T de Spielberg, su épica molesta y simplista, y una utilización de una banda sonora grandilocuente y reiterativa que hace imposible que yo me sienta mínimamente conmovido por la historia que cuenta. Todo tan enfático que pierde cualquier rasgo de intimidad. Melaza nostálgica indigesta y proclive al empacho. Únicamente he disfrutado escuchando los himnos ochenteros de Alphaville “Big in Japan” y “ For ever Young”

De todos es sabido que el ser humano es inconformista por naturaleza. Desde niños nos imponen la importancia de tener unos años más para hacer ciertas cosas y cuando los hemos alcanzado deseamos volver a la infancia con el ánimo de no tener obligaciones. Héroes nos ofrece esa visión de la niñez en donde la ignorancia está la felicidad. Un manido tema que el cine ha explotado hasta extenuar pero que una vez más consigue emocionar. Y lo hace porque todos hemos sido "héroes" hace años.
La honestidad del director está latente en todo momento. Quien más y quien menos se siente reflejado en cualquiera de los estereotipados personajes de la cinta. Y es ahí donde nos convertimos en cómplices de la película. Durante la proyección es inconcebible no recordar esas tardes interminables de verano en las que no había lugar al aburrimiento.
Pau Freixas con el guión de Albert Espinosa logra convencer con una historia lacrimógena, previsible y demasiado azucarada. Pero eso si, la honestidad con la que está contada brilla. Sin embargo, los anteriores calificativos relegan a un segundo plano el compromiso de su creador. Parte de la culpa es la forma tan descarada de conducir al llanto que caracteriza a Espinosa.
Con guiños tan atrevidos a hits de los 80 como Los Goonies, E.T o, de la que bebe más de lo debido Verano Azul, Héroes sale airosa y gran parte de ello se debe a la labor interpretativa de un casting excelentemente seleccionado. A los grandes nombres de Emma Suárez o LLuis Homar hay que añadir el de los más pequeños. Sobre todo el de Mireia Vilapuig pues con su naturalidad consigue proyectar en el espectador la ternura de su personaje.
Héroes es mágica, como la infancia de la que habla. Los momentos mágicos no se pueden describir, aquello que se siente y se va perdiendo cuesta definirlo. Lo mejor es vivirlo y recordarlo sin contarlo. Como decía, la película desprende magia porque aun sabiéndose sensiblera se le perdona pues nos define eso que sentimos y que tanto cuesta explicar.

Lo mejor: la nostalgia que provoca.
Lo peor: la sobreactuacíón de Eva Santolaria queda mejor en Siete Vidas.

Pues eso, es una verdadera lástima que una película con un guión interesante esté tan llena de contradicciones e incoherencias que le hacen perder toda su credibilidad. Las pongo en el spoiler.