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Sólo los ángeles tienen alas

Drama. Romance. Aventuras En un país sudamericano situado en los Andes, mientras Geoff Carter (Cary Grant) dirige un servicio de transporte aéreo de mercancías, Bonnie Lee (Jean Arthur) es una corista que está allí de vacaciones. (FILMAFFINITY)
Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
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7
6 de noviembre de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
181/04(06/08/12) Buena cina de aventuras del especialista en el género Howard Hawks, un tipo que gustaba de retratar el mundo de los hombres rudos, leales, profesionales y viscerales, sobre todo expuestos a duras condiciones. La acción se sitúa en algún lugar costero de América del Sur, Barranca, allí en durísimas condiciones climáticas funciona una compañía aviones-correo propiedad de Van Reiter- El Holandés (buen Sig Ruman), dirigida por el frío Geoff Carter (buen Cary Grant), su misión es trasladar mercancía y correo a través de los escarpados Andes, allí los pilotos conviven en gran camaradería, lo hacen sin importarles el mañana, la muerte es una constante en este trabajo pero ellos la ignoran, disfrutan de la vida bebiendo, cantando, divirtiéndose como si el mañana fuera algo lejano. Se basa en una historia, ‘Plano de Barranca, escrito por Howark Hawks y con guión de Jules Furthman, es un material ideal para explotar el universo hawksiano, el espíritu aventurero protagonizado por machos, hombres de honor, hombres de una pieza, donde la amistad es un vinculo inquebrantable, el mayor de los romanticismos es la valentía en el sacrificio, la redención por los pecados se expían a base de actos heroicos, y donde las mujeres intentan estar a la altura de estos y lo que se desprende en realidad es su fragilidad, ello en el marco de lugares remotos donde la sensación de comunidad se acentúa y el compañerismo se convierte en una emoción . El resultado es una buena película, para mí no una Obra maestra que otros ven, pues en muchos momentos se queda superficial, las tramas románticas son bastante simplistas, me quedan débiles, aunque las presencias de Jean Arthur y Rita Hayworth son una catarsis, para el relato lo cierto es que sus interacciones con Geoff-Cary me quedan pueriles. Su primera mitad es lo mejor, con un ritmo trepidante nos presentan a los personajes y sus peculiares avatares, conjugando la comedia, el flirteo-coqueteo, esto con ágiles y frescos diálogos con el peligro homérico-nihilista del pilotaje de estos vetustos aeroplanos, su segunda parte me queda artificiosa y previsible, aunque entretenida el paso del tiempo la ha arrugado un poco, sobre todo en su puesta en escena que huele demasiado a interiores, restando realismo. Los actores están bien aunque me cuesta ver a Cary Grant en este agrio papel. La trama es parecida a la que años después Hawks perfeccionó en ‘Tener y No Tener’ (1.944), el escenario un puerto caribeño, aquí los aviones pasaron a ser barcos y el mayor de los peligros los nazis, y la mujer-catarsis fue la sensual Luren Bacall. En conjunto una buena muestra de lo que el gran Hawks apuntó y demostró más adelante en grandes obras como ‘Rio Rojo’, ‘Río Bravo’ o ‘Hatari!’. Fuerza y honor!!!
8
17 de mayo de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Memorable historia de aventuras aéreas sobre un grupo de pilotos temerarios enclavados en un recóndito paraje montañoso de Sudamérica, encargados del transporte del correo pero capaces igualmente de jugarse la vida llevando nitroglicerina o recogiendo a un herido de la mina en una zona de difícil acceso.

Otra obra maestra de Howard Hawks, capaz de ir modulando el tono del relato entre el drama sobrecogedor y la comedia ligera sin que se le noten las costuras, podemos pasar de ver a los personajes abatidos por la muerte de un compañero a estar cantando cinco minutos después presa del jolgorio … y que todo parezca razonable.

Las escenas de acción son tremendamente emocionantes, impecables, deslumbrantes, pero donde el relato adquiere maestría es cuando toca tierra firme, en ese barracón en el que la oficina colinda con la taberna, que acoge a un grupo de personajes maravillosamente delineados que viven al límite sabiendo que cualquier día puede ser el último, y únicamente llenando sus vasos y brindando por estar vivos consiguen aliviar la tensión. Espantan la pesadumbre de un manotazo, impiden que la tristeza se haga hueco entre sus pensamientos, pero obviamente es una impostura, una coraza que se imponen para no sentirse afligidos en un trabajo puramente vocacional que no se entiende mediante la lógica, sabedores que tendrán que ocupar el hueco del compañero que ya no está, a los mandos de un avión bajo la tormenta en cualquier momento, y los pensamientos sombríos son nefastos compañeros de viaje. El personaje de Cary Grant lo refleja perfectamente cuando Bonnie (Jean Arthur) le echa en cara lo que considera cinismo y desapego, respondiendo: “es cierto, ha muerto hace 20 minutos, pero por mucho que lloremos no estará menos muerto dentro de 20 años.”.

Hay diálogos coronados con silencios demoledores, las conversaciones entre Cary Grant y Jean Arthur, o con su amigo Kid (Thomas Mitchell) o con el holandés (Sig Ruman) son modélicas, maravillosamente descriptivas de la forma de ser de ese personaje enigmático que dirige la línea aérea tras una fachada en apariencia arrogante, casi tirana, pero que le sirve para ahuyentar los fantasmas de los que ya no están y de empalizada para ponerse a salvo del desengaño que una mujer le dejó.

He leído que Howard Hawks se basó en una experiencia propia cuando conoció a un grupo de pilotos en México, encargando el guion a un habitual colaborador suyo, Jules Furthman, que lo pulió de forma majestuosa, y con quien colaboraría en varias obras maestras más como “El sueño eterno”, “Tener y no tener” o “Río Bravo”. El guion es impecable, de largas conversaciones que regalan profundas reflexiones, respuestas muchas veces cortantes, otras veces ocurrentes, siempre ágiles, con continuas declaraciones existenciales que conviven en armonía con momentos de comedia de guerra de sexos tan del gusto de uno de los mejores directores de screw-ball de siempre. Y con sus temas preferidos y recurrentes: el compañerismo en situaciones adversas, el hombre creciéndose frente a los desafíos, el valor puesto a prueba, la oportunidad de redimirse a través del coraje, la vida vivida al límite.

La finalidad del cine de Hawks siempre ha sido entretener, hacer al espectador partícipe de lo que suceda en la pantalla, desechar lo banal y que todo lo que se vea tenga su importancia, que la presencia de la cámara sea invisible con los menores alardes posibles. A fin de cuentas, conseguir la perfección desde la sencillez, lo cual paradójicamente resulta lo más complicado. En ese sentido, “Sólo los ángeles tienen alas” pueden considerarse una de sus obras más logradas, donde sus virtudes son más palpables, disfrutables, y admirables, y donde su talento como narrador nos deslumbra y apasiona. Ese grupo de personas al filo de la navaja acaba por ganarse nuestros corazones, deseamos tenerlos como amigos y compartir con ellos la aventura, a la mierda la vida que vivimos y vamos a brindar por si mañana ya no podemos hacerlo.

Y uno no puede dejar de sorprenderse mientras exclama eufórico en alguna de las escenas: ¡joder, pero qué bueno era Howard Hawks!... qué bueno sigue siendo Howard Hawks todavía hoy en día.
Hoy quizás más que nunca.
9
17 de septiembre de 2023
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fenomenal película de aventuras centrada en un pequeño universo de personajes ubicados en un servicio de mensajería aérea, un título que le sirve a Howard Hawks (quien fue aviador antes que cineasta) para rendir homenaje al trabajo desempeñado por sus ex-colegas que se ven obligados a volar en condiciones desfavorables, poniendo en serio peligro su vida.

Con guión de Jules Furtham, Hawks crea y conduce magistralmente esta historia que nos permite valorar, a través de las peripecias de sus protagonistas, la profesionalidad de los mismos, su compañerismo y solidaridad, la fragilidad de la vida, el constante acecho de la muerte, y la aceptación de ésta como consecuencia de un trabajo arriesgado.

La película, al margen de desarrollar un triángulo amoroso con batalla de sexos y previsible conclusión, posee unos diálogos muy brillantes y presenta un trabajo atmosférico verdaderamente notable, ejemplificado en una acertada utilización de elementos como la niebla, la lluvia, mucho humo y misteriosas sombras, destacando en este sentido la magnífica labor del operador Joseph Walker.

La narración de Hawks aúna buenas dosis de tensión con un tono agrio y sobrecogedor que hace partícipes a los espectadores de las emociones de los pilotos y los involucra en la interacción de éstos con su contexto físico y humano.

Cary Grant, abrazando un registro diferente al habitual, encarna a un personaje complejo, un tipo duro, firme e implacable en apariencia pero con un fondo sensible y humano. Junto a él sobresale la figura de Thomas Mitchell interpretando a su fiel y veterano amigo.

Jean Arthur está tan fantástica como de costumbre, y una joven Rita Hayworth magnetiza todas las miradas con sus breves pero sensuales apariciones.
2
24 de marzo de 2019
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué voy a decir, si ya creo que lo he dicho todo respecto a la tendencia a sobrevalorar determinado cine clásico. «Solo los ángeles tienen alas» es más de lo mismo. Una notaza incomprensible y una historia aburridísima.

El argumento, en teoría, podía prometer: una aventura en Centroamérica con la aviación como telón de fondo, la aviación de los años treinta, pionera y casi mitificada según se mire. Pero, claro, mi referente sobre aviación es, junto a «Top Gun», «Vuelo nocturno» del poeta y también piloto Antoine de Saint-Exupéry. Aunque sean artes distintas puede servirnos para que veamos la diferencia entre una buena obra y una obra mediocre.

Así, «Solo los ángeles tienen alas» trata precisamente de ofrecernos un homenaje a esos hombres que surcaban el cielo y arriesgaban su vida en el intento, pero una de las diferencias fundamentales entre, como digo, una obra de interés y un rollo, es que aquí el homenaje se queda en homenaje al dinero, porque sinceramente no se ve amor a nada excepto a eso, a la pasta. Se supone que no, que todos aman mucho a los aviones pero nada de eso se expresa como corresponde. Además, la historia es plomiza a no poder más, con tanto vuelo y tanta chulería de sus protagonistas, en especial del Geoff Carter de Cary Grant, a quien debo decir que no me creo en ningún momento como duro hombre de mundo. A toda esta nula emoción se añade una trama romántica con de nuevo la buena mujer americana arrastrándose ante el macho americano a ver si en una de esas suena la flauta y le convence de que lo mejor que puede hacer es quedarse con ella. Vamos, una barbaridad.

Al menos podremos encontrarnos con Rita Hayworth en el papel de, no sé, digamos diosa en medio de todo este embrollo que, por supuesto, no merece el casi ocho que tiene de nota media. De verdad que no
7
12 de enero de 2008
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy en día es uno de los más reconocidos films de Hawks, algo que no comparto en absoluto. Película sobre una compañía de aviación en Sudamérica, y de aventuras, en ella prima más que la propia acción, la aventura interior de los personajes, pues es un film dónde se trazan claramente a éstos y dónde la narración juega un papel preponderante. Así que hay un guión elaborado y se habla mucho, exponiéndose temas como el peligro, la muerte, el amor o la amistad. Pero ni tiene el ritmo, ni la fuerza ni la complejidad de tantas películas del maestro.
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