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Truman

Drama. Comedia Julián y Tomás, dos amigos de la infancia que han llegado a la madurez, se reúnen después de muchos años y pasan juntos unos días inolvidables, sobre todo porque éste será su último encuentro, su despedida. (FILMAFFINITY)
Críticas 211
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7
4 de enero de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truman es una tragedia. Nos habla de como afronta el final de su vida Julian, el protagonista de la historia. Pero hay una cosa buena en la película, Julian esta rodeado de amor. El amor entre él y su perro Truman, entre él y su amigo Tomas que ha venido desde Canada, entre Julian y su prima que vive en Madrid como él y el amor con su hijo al que van a visitar a Amsterdam. Y ese amor que hay entre los personajes de la historia llega hasta el espectador y por eso se hace mas duro el final. En definitiva una pelicula dura, real y hermosa porque hay mucho amor.
9
4 de enero de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por un momento estuvieras en casa y alguien te llamase para un trabajo mucho mejor que el tuyo, te cogería de sorpresa pero sabrías como hacer frente a la situación. Al igual que si estás durmiendo y te llaman para salir con los amigos. Pero algo muy diferente es si te informan que te vas a morir en un corto periodo de tiempo, ¿cómo actuar? ¿cuáles son las prioridades ahora mismo?

El gran y a la vez casi desconocido Cesc Gay nos propone ponernos en la piel de Julián, un artista argentino afincado en España al cual le han detectado un cáncer hace tiempo y la cosa no mejora, con lo cual ha renunciado a seguir cualquier tipo de tratamiento y aceptar la situación tal como se presenta. A raíz de ahí llega desde Canadá su viejo amigo Tomás quien se une a la despedida de su amigo y a estar a su lado cuando lleve a cabo sus últimos deseos. Y por medio está quien da título a la película, su fiel perro Truman, quien es el mayor de los problemas de Julián, porque necesita buscar a alguna familia que lo cuide.

La fuerza de la historia está en los personajes, quien a pesar de la gravedad del asunto, tratan todo con la mayor naturalidad posible, siendo conscientes de que dramatizando el asunto no se volverá menos grave. El humor hace actor de presencia constantemente, pero la atmósfera es dramática para que nos vamos a engañar, sobretodo cuando de relaciones humanas se trata. Especial hincapié en la despedida de su hijo en Amsterdam. O como cuida esos pequeños detalles de pedir disculpas o agradecer a aquellos con los cuales se van encontrando por el camino.

Un gran acierto dejar en manos de estos dos monstruos de la interpretación como son Darín y Cámara el peso de los protagonistas principales. Una pena ver los cortos papeles de Javier Gutiérrez o Kira Miró, pero se entiende viendo la base de la historia.

Grandísima película que recomiendo a todo el mundo.
8
20 de enero de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cesc Gay, realizador de la estupenda Una pistola en cada mano, realiza su séptimo largometraje. Truman es un canto a la amistad, a la vida, que habla sobre las incomodidades que surgen cuando uno sabe que va a morir. Aunque lo que narra el film es trágico, el director siempre busca provocarnos la sonrisa. Una sonrisa que en ocasiones se hiela, debido a que nos tomamos la muerte con tanto humor que se nos olvida por completo tomárnosla en serio. Una sonrisa capaz de detonar sentimientos ocultos que jamás hemos sentido. Una sonrisa reconciliadora, que incluso tiene algo de complaciente.

Truman es una historia conmovedora, intensa, trágica y divertida por momentos, es como un dardo que siempre va directo a la sensibilidad del espectador. La delicadeza y la sutilidad que Cesc Gay utiliza para contarnos esta historia, y sobre todo, dos soberbias actuaciones de dos pesos pesados de la interpretación como son Ricardo Darín y Javier Cámara son algunos puntos fuertes del film. El guión que Cesc Gay y Tomás Aragay escriben se trata de una historia que hace reflexionar sobre la vida, pensar en que en este mundo existen personas maravillosas, personas a tu alrededor que te quieren, y sobre todo, que hay personas en quien confiar que harían cualquier cosa «por muy loca que esta sea» para satisfacer los deseos de un verdadero amigo.
6
24 de enero de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los problemas por los que los propios españoles son reticentes a ver las películas españolas es por el aura de dramatismo (y realismo, o fatalismo) que impregna todas las películas. Sí, nos diferenciamos de Hollywood en que nuestra especialidad no es salvar el mundo ni hablar de la Segunda Guerra Mundial, sino las comedias en las que nos solemos reír de nosotros mismos, y los dramas costumbristas. “Truman” (2015) pertenece a esta segunda clase.

Es una sencilla historia en la que Tomás (Javier Cámara) se entera de que su amigo Julián (Ricardo Darín) tiene un cáncer terminal. Viaja desde Canadá para estar con él en sus últimos momentos dado que Julián ha decidido no recibir quimioterapia ni tomar medicación que prolongue su vida, asumiendo como inevitable su muerte.

El tema del cáncer siempre es muy controvertido. Ya indiqué en esta otra reseña de otra película española sobre cáncer que es casi un tabú. No sabemos cómo actuar, no sabemos qué decir, no sabemos qué aconsejar. Y “Truman” viene para despacharnos esas dudas con una dignidad, un intimismo y una naturalidad que casi remueve por dentro.

El problema es que a veces no sabemos cuándo parar. Si hay algo que dé más pena que alguien muriéndose, es un perro abandonado. Y Cesc Gay lo muestra muy bien en la peli. Porque se supone que el film va de cómo lo único que le importa a Julián es que su perro, Truman, se quede solo, y los cuatro días que Tomás pasa con él (premio para el que adivine cómo termina la peli) se los pasan buscando una familia de acogida. El caso es que no es exactamente así. Por supuesto, es uno de los ejes importantes, pero la forma de despedirse que tiene Julián de todo lo que le rodea es otro de los apartados importantes. Pasa por encima de los tabús (hablar con los médicos, hablar con la funeraria, despedirse de la familia…) con una tranquilidad que todos aquellos que, desgraciadamente, hemos sufrido la pérdida de alguien por un cáncer, nos sentiremos identificados, y hasta aliviados.

[...]

Fragmento extraído de www.generacionfriki.es
7
24 de enero de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truman es una película sobre la amistad, la dignidad y la entereza antes de morir. Y el director aborda esta nada fácil temática sin grandilocuencias, con un tono amable pero no por eso menos profundo, y con toques de cierto humor, valiéndose de la magnífica interpretación de Ricardo Darín (brillante y totalmente entregado a su papel), secundado por un Javier Cámara muy correcto, que realiza una interpretación honda y contenida.

Ricardo Darín es Julián, un hombre enfermo terminal que decide que no va a continuar con los tratamientos médicos. La película se desarrolla durante cuatro días desde el momento en que su mejor amigo viaja hasta Madrid por unos pocos días para intentar pedirle que no abandone el tratamiento, pero por sobre todo, para acompañarlo.

La historia transcurre entre la preocupación de Julián por resolver la situación de su querido perro Truman cuando él ya no esté, la necesidad de ver a su hijo Nicolás que vive en Holanda, y resolver algunas cuestiones prácticas relacionadas con su entierro o cremación, entre otras cosas.

Estos dos amigos comparten estas situaciones que se van sucediendo, con algunos toques de humor que descomprimen por momentos el dramatismo subyacente. Julián es un hombre con una cierta picardía porteña típica (acaso característica de los personajes que interpreta Darín), que no se autocompadece y que se mantiene ocupado en las pequeñas cuestiones cotidianas a resolver en su día a día. Su amigo simplemente hace lo que un buen amigo de verdad debe hacer: lo acompaña, sin cargar las tintas, con algunos silencios por momentos más sabios que cualquier palabrerío lacrimógeno, sin juzgarlo. La relación de amistad es pura, franca, sin incomodidades o pudores ni necesidad de ocultar nada.

La complicidad entre los dos personajes, el cariño entrañable de amistad y el humor como antídoto para transitar y soportar algunas cosas de la vida (aún en circunstancias límites como éstas) son posiblemente los aspecto más lindos de esta película. En un momento así emerge la necesidad de buscar el contacto afectivo, cerrar pequeñas heridas con algún que otro conocido, saber pedir perdón.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Destaco algunas escenas que verdaderamente me han deleitado:

Las manifestaciones de angustia de Julián por la suerte de su perro, primero frente al veterinario, y luego frente a las mujeres a quienes entrega el perro. Son momentos emotivos pero a la vez cargados de un humor enternecedor que de verdad conmueven gracias a la descollante y finísima actuación de Darín.

El momento en que los dos amigos averiguan presupuestos para un entierro o cremación resulta entre surrealista y tragicómico frente a un aparato de marketing que no descansa ni siquiera cuando de vender ataúdes se trata.

El encuentro casual entre el protagonista y su ex mujer. Un momento breve pero enormemente potente.

Y el abrazo del hijo, en donde la emoción aflora sin necesidad de tener que recurrir a las palabras.

Un filme modesto, quizás con alguna desprolijidades en el guión, pero sin dudas honesto y valioso.
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