Truman
7,0
30.085
5 de noviembre de 2015
5 de noviembre de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no fuese por el pedazo de actores que la sostienen, la película me habría parecido muy mediocre. Sin embargo, se deja ver por la enorme interpretación de Javier Cámara (cada día se supera) y de Ricardo Darín (muy en su estilo, y precisamente por ello genial). No es un alarde de técnica, de hecho más bien diría que es muy sencilla, pero ¿para qué mas? El guión no lo recomienda. La dirección correcta, los secundarios también. Para mi humilde opinión le falta una vuelta de tuerca al guión.
2 de noviembre de 2015
2 de noviembre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película trata del final de la vida, de la amistad,de lo sencillas que son las cosas realmente buenas e importantes, del amor, de la muerte.
Todo ello relatado de una forma natural, sin estridencias, ni dramas exagerados.
Excelente interpretación de sus protagonistas masculinos, algo mas soso el perro. Estoy segura que en la realidad el perro seria mas expresivo.
Merece la pena verla, aunque realmente llores durante la proyección y salgas algo triste.
Todo ello relatado de una forma natural, sin estridencias, ni dramas exagerados.
Excelente interpretación de sus protagonistas masculinos, algo mas soso el perro. Estoy segura que en la realidad el perro seria mas expresivo.
Merece la pena verla, aunque realmente llores durante la proyección y salgas algo triste.
29 de diciembre de 2015
29 de diciembre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que se lee de una cinta, es su título, a medida avanza el metraje puede o no aparecer alguna referencia al mismo, con Truman el titulo se vuelve un enlace entre la historia, el planteamiento principal y dicta el tono cómico de la misma. Truman es una comedia sencilla, nada efectista, que toca un tema sensible, muy humana y entretenida. Al título le acompañada dos actuaciones que sobresalen por el metraje mismo y acaba convirtiéndose en lo más visible de la misma. Aunque guarda buenos momentos.
1 de enero de 2016
1 de enero de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cesc Gay, tras películas maravillosas como En la ciudad o Una pistola en cada mano, sigue por el camino de la excelencia y consigue la que es seguramente su obra más lograda hasta el momento (y no era fácil; el listón estaba muy alto).
Truman es CINE en mayúsculas. Es cine tan en su estado más puro que resulta muy difícil explicar con palabras por qué es tan buena. Lo mejor es que la vean. Que la vean y sientan en sus entrañas y en las lágrimas de sus ojos lo emotivo de su propuesta y su desarrollo. Una emotividad, además, que nace de la sencillez más absoluta, sin aspavientos, sin sentimentalismos baratos. Es la vida, sin más. Dura, terrible, injusta, pero a la vez llena de amor, amistad y buenos momentos. Todo eso va de la mano de la historia de Julián, quien, preocupado por su perro Truman (punto de partida de toda la historia), va poniendo en orden todos los aspectos de su vida en un viaje conmovedor y maravilloso. El talento de Gay y su co-guionista Tomás Aragay es inmenso a la hora de crear diálogos que rezuman verdad y naturalidad en la expresión (nada más fácil que caer en la grandilocuencia cuando se tratan ciertos temas, ¿verdad?), y eso es lo que lleva al espectador a empatizar inmediatamente con unos personajes tan humanos y reales que podríamos ser nosotros mismo.
Imposible terminar una crítica de Truman sin alabar hasta el infinito el trabajo de Ricardo Darín y Javier Cámara. Muy grande debe de ser su trabajo para que en una película por la que desfila gente del talento de Dolores Fonzi, José Luis Gómez, Alex Brendemühl, Eduard Fernández, Nathalie Poza, Elvira Mínguez o Javier Gutiérrez, solo haya espacio para ellos. Javier Cámara lleva años en estado de gracia, pero no deja de sorprender su versatilidad y la mezcla de tranquilidad y emoción contenida con la que afronta un personaje como el que tiene aquí. De Ricardo Darín también queda poco que decir a estas alturas, salvo que es uno de los mejores actores del mundo actualmente (desde hace décadas, en realidad). Viéndolo a él, uno podría pensar que actuar es un arte fácil. No lo es. Pero Darín es tan natural, tan carismático, tan hombre de la calle, y tiene esos ojos y esa capacidad para emocionar que hace fácil lo difícil, y hace creíble lo increíble.
Se hace un remake de esta película en Hollywood y se lleva todos los Oscar del mundo. Imprescindible. Cine en estado puro.
Lo mejor: Casi todo.
Lo peor: El episodio en Amsterdam podría haber sido más corto.
Truman es CINE en mayúsculas. Es cine tan en su estado más puro que resulta muy difícil explicar con palabras por qué es tan buena. Lo mejor es que la vean. Que la vean y sientan en sus entrañas y en las lágrimas de sus ojos lo emotivo de su propuesta y su desarrollo. Una emotividad, además, que nace de la sencillez más absoluta, sin aspavientos, sin sentimentalismos baratos. Es la vida, sin más. Dura, terrible, injusta, pero a la vez llena de amor, amistad y buenos momentos. Todo eso va de la mano de la historia de Julián, quien, preocupado por su perro Truman (punto de partida de toda la historia), va poniendo en orden todos los aspectos de su vida en un viaje conmovedor y maravilloso. El talento de Gay y su co-guionista Tomás Aragay es inmenso a la hora de crear diálogos que rezuman verdad y naturalidad en la expresión (nada más fácil que caer en la grandilocuencia cuando se tratan ciertos temas, ¿verdad?), y eso es lo que lleva al espectador a empatizar inmediatamente con unos personajes tan humanos y reales que podríamos ser nosotros mismo.
Imposible terminar una crítica de Truman sin alabar hasta el infinito el trabajo de Ricardo Darín y Javier Cámara. Muy grande debe de ser su trabajo para que en una película por la que desfila gente del talento de Dolores Fonzi, José Luis Gómez, Alex Brendemühl, Eduard Fernández, Nathalie Poza, Elvira Mínguez o Javier Gutiérrez, solo haya espacio para ellos. Javier Cámara lleva años en estado de gracia, pero no deja de sorprender su versatilidad y la mezcla de tranquilidad y emoción contenida con la que afronta un personaje como el que tiene aquí. De Ricardo Darín también queda poco que decir a estas alturas, salvo que es uno de los mejores actores del mundo actualmente (desde hace décadas, en realidad). Viéndolo a él, uno podría pensar que actuar es un arte fácil. No lo es. Pero Darín es tan natural, tan carismático, tan hombre de la calle, y tiene esos ojos y esa capacidad para emocionar que hace fácil lo difícil, y hace creíble lo increíble.
Se hace un remake de esta película en Hollywood y se lleva todos los Oscar del mundo. Imprescindible. Cine en estado puro.
Lo mejor: Casi todo.
Lo peor: El episodio en Amsterdam podría haber sido más corto.
3 de enero de 2016
3 de enero de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de actores, muy en la linea de ese virtuosismo en los diálogos de lo cotidiano que utiliza habitualmente Cesc Gay donde aquí la utilización de la muerte sirve para explicarnos sobre la vida de una manera directa aunque (demasiado) amable, "Truman" no busca el confrontamiento, quizás por eso el personaje de la bonhomia lo interpreta ese excelente actor que es Javier Cámara que tan bien sabe entender la naturalidad de lo normal mientras que Ricardo Darin ofrece un recital en un papel realmente difícil que curiosamente solo se derrumba cuando el conflicto es con el perro (lo mas bello y lo mas definitorio del personaje).
Como en el cine al que nos tiene habituados Cesc Gay, enmarca la historia en lo cotidiano, construyendo diálogos naturalistas dichos en bares, restaurantes, parques y calles. Y funciona, vaya si funciona. Porque ademas trata la tragedia con un humor al que se le notan las costuras (como ese gag recurrente sobre los saludos y las despedidas) pero que funciona perfectamente porque, como sucede con Woody Allen, es inteligentemente sencillo. Los guiones de Cesc Gay conectan con el espectador y nos hacen creernos intelectuales de las emociones. Y esta trampa, aunque pueda parecer lo contrario, es una enorme virtud que muy pocos saben construir.
La película avanza magníficamente, no es cursi, tampoco excesivamente dramática, prefiere la ligereza para dejar sitio a que el espectador aporte sus propias emociones, es decir, deja espacios en blanco (sobre todo en las conversaciones) para que sea el espectador quien deba llenar esos huecos con su propia reflexión y su conclusión "Truman" tiene esa rara virtud de simplificar lo obvio pero al tiempo sorprender al espectador.
Una película totalmente recomendable.
Como en el cine al que nos tiene habituados Cesc Gay, enmarca la historia en lo cotidiano, construyendo diálogos naturalistas dichos en bares, restaurantes, parques y calles. Y funciona, vaya si funciona. Porque ademas trata la tragedia con un humor al que se le notan las costuras (como ese gag recurrente sobre los saludos y las despedidas) pero que funciona perfectamente porque, como sucede con Woody Allen, es inteligentemente sencillo. Los guiones de Cesc Gay conectan con el espectador y nos hacen creernos intelectuales de las emociones. Y esta trampa, aunque pueda parecer lo contrario, es una enorme virtud que muy pocos saben construir.
La película avanza magníficamente, no es cursi, tampoco excesivamente dramática, prefiere la ligereza para dejar sitio a que el espectador aporte sus propias emociones, es decir, deja espacios en blanco (sobre todo en las conversaciones) para que sea el espectador quien deba llenar esos huecos con su propia reflexión y su conclusión "Truman" tiene esa rara virtud de simplificar lo obvio pero al tiempo sorprender al espectador.
Una película totalmente recomendable.
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