Pagafantas

Me encantó desde el primer momento. La película te mantiene todo el tiempo entretenido , consigue que tengas una sonrisa constante y mas de una carcajada. Es un tema muy manido, pero muy bien llevado a la pantalla, con mucho ingenio. Los actores encajan con sus papeles estupendamente y las interrupciones que hace para explicar las diferentes situaciones son muy divertidas.
Una peli para ver en cualquier momento y con quien quieras, sino sabes que ver esta peli no falla.

He de quitarme el sombrero ante esta película, decidí verla por puro aburrimiento, pensé que al menos me echaría unas risas y al rato siguiente ya la habría olvidado, pero no fue así (excepto por lo de las risas), todavía hoy recuerdo algunas escenas de lo más cómicas y algunas de las más dramáticas que he visto. Para criticar bien esta película, hay que decir que PAGAFANTAS se divide en dos partes:

En la primera parte nos encontramos con Chema (Gorka Otxoa), este ha dejado a su novia de toda la vida para dedicarse todo lo que pueda a golfear un poco mas y vivir la vida, cosa que no se le da muy bien por cierto, una noche conoce casualmente a Claudia (Sabrina Garciarena), una muchacha argentina muy guapa y egocéntrica. A partir de ese momento Chema cae enamorado de ella y hará lo que sea por conquistarla.

En esta primera parte de la película la diversión esta servida en bandeja, hay momentos en los que no se puede parar de reir (sobretodo con los consejos del tio Jaime). Si la película se hubiese fundado solo en la primera parte y hubiese tenido un final previsible habría caido en el gran montón de películas de "lo que habria podido ser de no haber sido por....".

Pero... pero entonces cuando está finalizando la primera mitad de la película es cuando se empieza a ver que no es de ese montón, sino que sobresale sobre muchas otras películas de comedia para ir mezclando otro género: El drama

En la segunda parte de la película se observa un cambio drástico no solo en la película en sí, sino en la reacción del público, se pasa de colosales carcajadas a un silencio sepulcral al ver los tremendos esfuerzos del pobre Chema por cautivar a Claudia sin que ésta le corresponda lo más mínimo y la tremenda humilación que chema sufre.

Los principales valedores de esta película son la frescura y la honestidad. Por encima del amaneramiento, la escatología irreflexiva y la sonrisa forzada de otras comedidas (tanto patrias como de importación), en Pagafantas la falta de pretensiones hace que el sencillo guión tenga chispa y un punto de mala leche muy de agradecer. Sin embargo, debe destacarse sobre todo el reparto, muy bien elegido, y un protagonista perfecto en su papel pues es capaz de producir en el espectador ternura y rechazo a partes iguales, por su insistencia en equivocarse una y otra vez. En definitiva, agradable comedia en la que muchos se verán reflejados.

Porque ni tengo amigas, ni conocidas, ni un duro para pagarle la Fanta a nadie. Yendo al tema de la película, me parece que el argumento como mucho daba para un sketch de veinte minutos. Los actores son bastante malos, sobre todo la concheta, y el único que se salva es Ladoire. Me parece que al contrario de lo que dicen algunos, esta película tiene una nota bastante más alta de lo que se merece, y si fuera americana no llegaría ni al tres.

Pagafantas: Dícese de la persona que sólo consigue ser vista desde el prisma de la amistad por aquel o aquella a quién ama. Chema (Gorka Otxoa) ha terminado una relación de cinco años cuando conoce de casualidad a Claudia (Sabrina Garciarena), sintiendo una inmediata atracción hacia ella. Todo parecería transcurrir óptimamente de no ser porque ella tan sólo busca su... amistad. Pero con la ayuda de Jaime (Oscar Ladoire), su “tío” y jefe además de pagafantas enamorado (nada secretamente) de la madre del propio Chema (Kiti Manver) tratará de demostrar que puede ser algo más que eso, aunque sea cayendo en el más grande de los ridículos durante el proceso.

Cobeaga dirige y escribe (junto a Diego San José) la historia de un perdedor con el que cualquiera se puede sentir (aunque sea mínimamente) identificado, y lo hace sin caer en groserías, y aunque en alguna ocasión parezca írsele de las manos consigue que predomine el tono amable que la hace más interesante que otras producciones cómicas similares. A ello también ayuda la interpretación de Gorka Otxoa, quién convierte a su personaje en un ser entrañable, a pesar de sus mentiras y forma de actuar ante determinado dilemas (véase la manera en que trata a su ex novia, otra pagafantas de la película), lo que en manos de otro actor hubiese sido menos creíble. Lo mismo cabría decir de Oscar Ladoire, estupendo en la piel del eterno perdedor. El resultado es una entretenida comedia de buenas intenciones y correctos resultados.