El guerrero solitario
7,2
34.838
1 de enero de 2012
1 de enero de 2012
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El sargento de hierro" me parece la típica historia del Hollywood más convencional, pero contada por boca del gran Clint Eastwood: éste hace desfilar por la pantalla toda una serie de tópicos propios del cine más americano (las dobles oportunidades, tanto laborales como personales, el fin justifica los medios, patriotismo, recibimiento a los héroes...) pero lo hace de una forma inusual en él, como demasiado a favor de obra, hasta hacer que el resultado global de la película se aleje bastante de su propio "estilo Eastwood": si me dijeran que este film fue un encargo del por entonces Gobierno norteamericano a la factoría Malpaso, como fórmula para contribuir a lavar o cuidar la imagen de los ejércitos yankees, me lo creería a pies juntillas.
Lo mejor de la pelicula es la cantidad de chascarrillos divertidos que aparecen en varias ocasiones, y que aportan un punto de originalidad en la forma de contar las escenas; lo peor, además de lo del primer párrafo, encuentro innecesario el extraordinario abuso de lenguaje soez utilizado hasta para situaciones de lo más intrascendentes.
Lo mejor de la pelicula es la cantidad de chascarrillos divertidos que aparecen en varias ocasiones, y que aportan un punto de originalidad en la forma de contar las escenas; lo peor, además de lo del primer párrafo, encuentro innecesario el extraordinario abuso de lenguaje soez utilizado hasta para situaciones de lo más intrascendentes.
4 de marzo de 2017
4 de marzo de 2017
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale que es lo que es y que se hace hasta amena, pero aparte de las machadas que puedan tener cierta gracia, está tan llena de propagandismo bélico yankee, evidencias, topicazos, machirulismo y escenas ridículas (por artificiosas, precipitadas e inconsistentes como en la que va a casa del soldado latino o la pelea en el barro) que no puedes evitar "salirte" contínuamente de la trama.
13 de agosto de 2012
13 de agosto de 2012
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película Clint Eastwood interpreta a un sensible y delicado sargento americano que entrena a los soldados con técnicas innovadores y estimulantes. El llamado Sargento de Hierro (una referencia a Bismark o a Margaret Thatcher, uno de los dos) se desvive para que el alojamiento de los cadetes en el ejército sea lo más agradable posible. Para ello no duda en recurrir a la violencia.
El film recuerda al cine mudo de Murnau por el simbolismo y porque los dialogos tienen un papel totalmente marginal y secundario. De esta forma se consigue expresar el desencanto de un viejo militar americano. Como él dice "Corea un empate, Vietnam, una derrota..." Hasta el más hippy y perroflauta se conmovería por estas palabras y se lanzaría a la guerra de Irak con furia patriótica. Que el enemigo de la película sea la diminuta isla de Granada no le quita un ápice de rigor ni del tono solemne que impregna toda la película.
El Sargento de Hierro nos sorprende con una visión conmovedora del entramado militar y la interpretación de Eastwood es totalmente seria y sin atisbo para el humor. Quien quiera oir chascarrillos y humor soez que huya de esta película como de la peste.
P.D: Sólo queda preguntarse que hubiera pasado si este personaje se hubiera cruzado con el sargento de la Chaqueta Metálica de Kubrick, otra alma sensible y poética que tan sólo quiere el bien para sus soldados. Seguramente el resultado de este encuentro hubiera acabado en un recital de poesia o un manual de buenas maneras. Espero que los instructores militares españoles imiten a estos sargentos americanos que yo definiría como "duros pero justos".
El film recuerda al cine mudo de Murnau por el simbolismo y porque los dialogos tienen un papel totalmente marginal y secundario. De esta forma se consigue expresar el desencanto de un viejo militar americano. Como él dice "Corea un empate, Vietnam, una derrota..." Hasta el más hippy y perroflauta se conmovería por estas palabras y se lanzaría a la guerra de Irak con furia patriótica. Que el enemigo de la película sea la diminuta isla de Granada no le quita un ápice de rigor ni del tono solemne que impregna toda la película.
El Sargento de Hierro nos sorprende con una visión conmovedora del entramado militar y la interpretación de Eastwood es totalmente seria y sin atisbo para el humor. Quien quiera oir chascarrillos y humor soez que huya de esta película como de la peste.
P.D: Sólo queda preguntarse que hubiera pasado si este personaje se hubiera cruzado con el sargento de la Chaqueta Metálica de Kubrick, otra alma sensible y poética que tan sólo quiere el bien para sus soldados. Seguramente el resultado de este encuentro hubiera acabado en un recital de poesia o un manual de buenas maneras. Espero que los instructores militares españoles imiten a estos sargentos americanos que yo definiría como "duros pero justos".
17 de mayo de 2007
17 de mayo de 2007
19 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguien me explicara que el responsable de este engendro tiene en su haber joyas como "Sin Perdón", "Cartas desde Iwo Jima", "Los puentes de Madison" o "Escalofrío en la noche", creería que me está tomando el pelo. Pero lo he visto con mis propios ojos y no puedo negar la evidencia. Únicamente encuentro una explicación, y es que Eastwood aceptase el encargo por un buen fajo de billetes; si no, no se entiende.
Pocas películas han dejado patente que la guerra no sólo resulta divertida, sino que también te convierte en mejor persona, en alguien más fuerte, más macho y, por si fuera poco, te devuelve el amor perdido de tu ex-mujer. "El sargento de hierro" hace todo eso y más, para lo cuál utiliza, sin reparo alguno, cuantos tópicos sean necesarios. Desde el soldado negro y bocazas que no se calla ni debajo del agua, hasta el amigo (ningún otro ha sobrevivido) de toda la vida que intenta llevar al prota por el buen camino, pasando por el estratega empollón, el hispano pobre con hijos, el jerifalte perverso que quiere echarle del cuerpo a toda costa, la madura sexy con la que estuvo casado, su novio el matón, etc… En pocas palabras, todas y cada una de las consignas ochenteras que en el mundo han sido. Naturalmente, el propio sargento es un tipo tosco y malhablado, ideal para colmar las expectativas de cierto tipo de público, pero en el fondo buena gente y más calzonazos que la madre que lo parió. Vamos, lo que se dice una versión castrense del Doctor House.
Pero lo verdaderamente vergonzoso, lo auténticamente aberrante, se encuentra en el tercer acto, donde la acción bélica resulta trivializada hasta extremos ofensivos:
Pocas películas han dejado patente que la guerra no sólo resulta divertida, sino que también te convierte en mejor persona, en alguien más fuerte, más macho y, por si fuera poco, te devuelve el amor perdido de tu ex-mujer. "El sargento de hierro" hace todo eso y más, para lo cuál utiliza, sin reparo alguno, cuantos tópicos sean necesarios. Desde el soldado negro y bocazas que no se calla ni debajo del agua, hasta el amigo (ningún otro ha sobrevivido) de toda la vida que intenta llevar al prota por el buen camino, pasando por el estratega empollón, el hispano pobre con hijos, el jerifalte perverso que quiere echarle del cuerpo a toda costa, la madura sexy con la que estuvo casado, su novio el matón, etc… En pocas palabras, todas y cada una de las consignas ochenteras que en el mundo han sido. Naturalmente, el propio sargento es un tipo tosco y malhablado, ideal para colmar las expectativas de cierto tipo de público, pero en el fondo buena gente y más calzonazos que la madre que lo parió. Vamos, lo que se dice una versión castrense del Doctor House.
Pero lo verdaderamente vergonzoso, lo auténticamente aberrante, se encuentra en el tercer acto, donde la acción bélica resulta trivializada hasta extremos ofensivos:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- ¡Mi sargento, ha muerto Profiláctico! (o algún otro de esos ingeniosos apodos tan del gusto de Clint).
- No pasa nada, teniente; ha cometido un error de poca importancia, pero que no vuelva a repetirse.
[…]
- Debemos tomar esa colina.
- ¡Oh no, señor, precisamente esa colina no! Ahí están los cerdos comunistas. ¡Eso sí que es una hijoputada!
[…]
- ¡Sargento, ha desobedecido una orden directa! ¡Les dije que no tomaran esta colina, que sólo esperasen!
- Lo siento, mayor, pero los marines nunca esperamos; somos máquinas de improvisar. Además, me la sopla, porque el Alto Mando está de acuerdo conmigo y cuando vuelva casa me espera un recibimiento a la altura de mi heroicidad, con desfile y todo. Sin olvidar, claro está, a mi churri, que vendrá vestida para la ocasión de un blanco inmaculado. No hay nada mejor para reconquistar a una mujer que soltarle un par de chorradas leídas en la revista cosmopolitan…
Supongo que no le bajo la nota por lo cachondo de algunos diálogos, y porque una “estudiante” de muy buen ver sale en pelota picada. El resto, para incondicionales del tío Sam.
- No pasa nada, teniente; ha cometido un error de poca importancia, pero que no vuelva a repetirse.
[…]
- Debemos tomar esa colina.
- ¡Oh no, señor, precisamente esa colina no! Ahí están los cerdos comunistas. ¡Eso sí que es una hijoputada!
[…]
- ¡Sargento, ha desobedecido una orden directa! ¡Les dije que no tomaran esta colina, que sólo esperasen!
- Lo siento, mayor, pero los marines nunca esperamos; somos máquinas de improvisar. Además, me la sopla, porque el Alto Mando está de acuerdo conmigo y cuando vuelva casa me espera un recibimiento a la altura de mi heroicidad, con desfile y todo. Sin olvidar, claro está, a mi churri, que vendrá vestida para la ocasión de un blanco inmaculado. No hay nada mejor para reconquistar a una mujer que soltarle un par de chorradas leídas en la revista cosmopolitan…
Supongo que no le bajo la nota por lo cachondo de algunos diálogos, y porque una “estudiante” de muy buen ver sale en pelota picada. El resto, para incondicionales del tío Sam.
31 de octubre de 2011
31 de octubre de 2011
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer ví EL SARGENTO DE HIERRO... las expectativas depositadas en él fueron muy altas... y tal vez por ello, la película me defraudó. La métrica es calcada a la Chaqueta Metálica, que curiosamente se estrenó un año después, aunque se comenzó a rodar un pelín antes. Lo bueno: el cierto tufillo a guerra fría que me encanta y la verborrea cercana al Tourette, que también se calca en la de Kubrick. Lo malo: Parchear las derrotas de Vietnam con los triunfillos de Granada infantilizan la grandiosidad del potencial de Eastwood. Entretenida, graciosilla y pasada de moda. Le pongo un 6.
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