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Ocho apellidos catalanes

Comedia. Romance Las alarmas de Koldo (Karra Elejalde) se encienden cuando se entera de que su hija Amaia (Clara Lago), tras romper con Rafa (Dani Rovira), se ha enamorado de un catalán (Berto Romero). Decide entonces poner rumbo a Sevilla para convencer a Rafa de que lo acompañe a Cataluña para rescatar a Amaia de los brazos del joven y de su ambiente. Secuela de "Ocho apellidos vascos". (FILMAFFINITY)

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Críticas 183
Críticas ordenadas por utilidad
12 de noviembre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin calificarla tan exremadamente interesante, me parece que deja mucho en el camino con respecto a la primera, sobre todo porque sobran escenas a punta pala, aunque claro, habrían quedado sin film.
TAURION
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21 de septiembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguimos con el filón de los tópicos regionales e incluso es más graciosa que la primera.
Los mismos personajes y otros nuevos entre los cuales Pau es un "perdonavidas" que vive en los mundos de yupi y la vieja ( Rosa María Sardá "chapeau") no digamos.
Esta vez, también nos toca algo a los gallegos, está bien, hay que reirse de todo...carallo!!!.

PD. No, no es una obra maestra, posiblemente es olvidable como dicen algunos pero yo pasé un rato entretenido y me reí, para mí es suficiente.
ceciliocaj
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14 de septiembre de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Secuela que se nota a la legua que fue hecha con prisa (un año de diferencia la separa de Ocho Apellidos Vascos) y que flojea en lo que le dio el éxito a la original: el guión. Si bien es cierto que no es un dechado de originalidad, el guión de Apellidos Vascos destaca por reflejar con cierta fiabilidad los clichés de los choques de culturas tan distanciadas, pero a la vez hermanadas, del humor vasco y el andaluz. En estos Apellidos Catalanes esa frescura y sorpresa se queda en el camino y va por veredas más tortuosas si lo comparamos con la agilidad y fluidez de la primera entrega. Se nota la falta de elaboración en un guión escrito a contrarreloj y que se mete demasiado en los clichés del conflicto catalán (y más en una época muy convulsa con el tema de la independencia catalana). Al final, la película se vuelve más simplona y nos deja algunos chistes que no logran salvar la precipitación de esta producción.

Emilio Martínez-Lázaro (Las 13 Rosas) volvió a situarse tras las cámaras y contó con el mismo elenco de actores: el gracioso Dani Rovira (Superlópez), el gran Karra Elejade (100 Metros), la siempre acertada Carmen Machi (Thi Mai) y una floja Clara Lago (Al Final del Túnel). A ellos se les unen la experimentada Rosa María Sardá (Te Doy mis Ojos), Belén Cuesta (La Trinchera Infinita) y un estupendo Berto Romero (3 Bodas de más) que para no tener una formación profesional como actor lo hace bastante bien. Entre todos no logran reflotar una película que aunque es graciosa le falta un punto de cocción y deja como principal paladín de la refriega a Karra Elejalde, que sigue tan metido en el papel como si no se lo hubiera quitado desde la primera parte. También el hipster too love de Berto deja algunas anécdotas pero no son suficientes para hacer de Ocho Apellidos Catalanes tan redonda como su predecesora, la mayor sorpresa de la taquilla española de los últimos años.

En definitiva esta es una película que se deja ver hasta el final, con sus momentos cómicos pero que se hace muy previsible con la boda de por medio y con un desenlace que se intuye desde el minuto uno. Está bien rodada, pero la precipitación en la producción provoca que no se pueda aprovechar una idea que no era del todo mala y a la que le falta madurez para calar más en el ente público. Una lástima, porque el elenco de actores hizo todo lo que pudo para sacar adelante una producción demasiado verde.
Siferval
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20 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No era de extrañar que, tras el insólito y descomunal éxito “Ocho apellidos vascos”, una corporación televisiva tan oportunista como Mediaset apostara por llevar a cabo una secuela, pero la rapidez con la que se ha efectuado esta nueva entrega sobrepasa cualquier expectativa. En un momento actual en el que la longevidad de la fidelidad del público tiende a ser pasajera, la cadena ha querido explotar su gallina de los huevos de oro cinematográfica lo antes posible para asegurarse otro tanto. Y lo ha conseguido, pero a costa de la calidad del producto.

“Ocho apellidos catalanes” presenta una historia más bien hilada que su predecesora, la cuál tenía el defecto de avanzar a trompicones y poseer ciertas excusas argumentales débiles para su desarrollo. Esto sería un halago y un síntoma evolutivo si no fuera porque la película que nos ocupa arriesga aún menos que la desarrollada en tierras vascas, ya que va en todo momento sobre seguro. “Ocho apellidos catalanes” calca el esquema de ese subgénero en la comedia romántica que es el de “bodas frustradas” y no le aporta absolutamente nada, ni un mero apunte subversivo genérico del que ya había hecho gala Borja Cobeaga en ocasiones anteriores más satisfactorias. Del mismo modo que “Ocho apellidos vascos”, la simplicidad y debilidad de su argumento son una excusa para rellenar el contenido de gags basados en el juego con los tópicos, y que realmente justifican el éxito de la franquicia. Pero, si bien en Euskadi los diálogos desprendían por doquier una ágil verborrea humorística y los gags que funcionaban se contaban con más de una mano, en esta ocasión se resienten frecuentemente y no van más allá del guiño fácil, debido a que no se ha explotado ni explorado lo suficiente el imaginario catalán. Todo lo que pudo llegar la primera entrega a arriesgar en humor –dentro de los parámetros de la comedia familiar de Mediaset, claro está- aquí se desvanece en detrimento de una blancura y una brocha gorda aún más patente que erosiona todo el conjunto, otorgándole un sabor insípido y con un regusto aún más televisivo que la anterior. Esta sensación televisiva vuelve a ser inherente a la impersonal puesta en escena de Emilio Martínez-Lázaro quien, a pesar de haber corregido los tropiezos de “Ocho apellidos vascos” (esos barridos en las transiciones, esos saltos bruscos entre escenas), no aporta ni un mínimo estímulo visual que permita constatar que estamos en el medio cinematográfico. Asimismo, el evidente acelerón en la postproducción impuesto por los mandos superiores evidencia un cierto descuido en el acabado que chirría especialmente en las primeras escenas.

Nuevamente, el elenco de intérpretes consigue elevar el material y, al menos, insuflarle carisma por alguna vía. Los repetidores de la primera entrega vuelven a cumplir en su trabajo, pero esta vez afectados por la ausencia del efecto sorpresa y, en los casos de Elejalde y Machi, el desaprovechamiento de sus personajes. Las nuevas incursiones son tan agradecidas como irregulares. Sardà y Cuesta saben cómo jugar sus cartas, pero sus personajes caen en el desuso, mientras que Romero hunde la potencialidad de su personaje en una interpretación más bien sosa.

El vasco de Karra Elejalde en la saga suele rezar en más de una ocasión que ciertas acciones las “hacemos con la chorra”. Pues este tipo de cine es el que, precisamente, emana “Ocho apellidos catalanes”: cine de fácil visión, digestión y olvido con el que contentar a un amplio espectro de público. Lo que pasa es que, si se hubieran rebajado las confianzas y parado para descansar cada cierto tiempo durante su producción, el resultado habría resultado en algo más satisfactorio y cuidado a todos los niveles. Porque las películas “pueden hacerse con la chorra”, pero las buenas películas, no. A pesar de todo, “Ocho apellidos catalanes” es un producto que no engaña nadie, tan traslúcido como intrascendente, tan prescindible como necesario para dotar de pluralidad el cine español. Y, cabe decir, que hemos toreado en peores plazas.
Ralph Wiggum
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27 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría decirse que la primera (8 apellidos vascos) tenía su puntillo, es decir, te lo podías pasar bien más o menos.

Pero ésta... ¿conocéis el refrán: 'segundas partes nunca fueron buenas'? Pues '8 apellidos catalanes' cumple con él.

El guión es muy pero que muy flojo, y si hablamos de actores... el Sr. Rovira puede que sea la excepción pero los demás no se meten en el papel.

En resumen: cuando te aprovechas del tirón de la primera parte pues sale lo que sale. Y ojo, esperemos que no salga la 3ª entrega, porque ya me veo un '8 apellidos gallegos'...

Menos aprovecharse del tirón y más aprender un guión.

PD: La publicidad del cine... ¿no se supone que vamos al cine para no comernos los anuncios? Luego os quejáis de la piratería, si es que lo ponéis a huevo.
Albert291
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