Los ojos de Tammy Faye
2021 

5,7
3.080
Drama
Biopic del extraordinario ascenso, caída y redención de la telepredicadora evangelista Tammy Faye Bakker. En los años 70 y 80, Tammy Faye y su marido, Jim Bakker, pusieron en pie prácticamente de la nada la red de cadenas religiosas más grande del mundo, así como un parque temático, y gozaron de una inmensa popularidad gracias a sus mensajes de amor, aceptación y prosperidad. Tammy Faye era legendaria por sus pestañas indestructibles, ... [+]
6 de noviembre de 2021
6 de noviembre de 2021
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Eyes of Tammy Faye (2021) es una biopic sobre el ascenso y la caída de la predicadora evangelista del título. Se presenta casi como una víctima a una mujer que vivió dentro del lucrativo y fraudulento mundo del comercio de la fe. Dirigida por Michael Showalter y protagonizada por Jessica Chastain.
Por Nicolás Bianchi
Tammy Faye fue una persona noble dentro de un mundo que no lo era y que se construyó justamente en torno a la prédica de valores morales dentro de una versión de la fe cristiana. Esa es la idea que impregna las dos horas de duración de la película, que es una biopic tradicional en la que se presentan cronológicamente ordenados los momentos más importantes en la vida de un personaje.
Tammy (Jessica Chastain, en una brillante actuación) de niña experimenta una suerte de llamado divino que la vincula por siempre a la fe. Su infancia no fue fácil ya que era mal vista en su comunidad por ser hija de una madre divorciada. En la adolescencia conoce a Jim Bakker (Andrew Garfield), quien luego sería su esposo y pastor de la iglesia que ambos fundarían.
El vínculo de Tammy con la religión siempre bordeó lo artístico, ya que la predicadora encabezó distintos shows musicales. Con el tiempo ambos construyeron un verdadero imperio, la cadena PTL, que contaba con un satélite, un canal de televisión que emitía las 24 horas y una serie de edificios que pertenecían todos a la fundación. Pero a medida que el negocio prospera los conflictos maritales se acentúan, mientras crecen los rumores de deudas impagas, fraude y otros escándalos más carnales.
La película no abandona nunca la perspectiva de su protagonista, Tammy, quien es rescatada de la mugre que la rodea. Su marido Jim es culpable de varios errores y deslices, aunque el film también es sumamente piadoso con su figura. El rol del villano es ocupado por el pastor bautista Jerry Fallwell (Vincent D´Onofrio), un siniestro personaje homofóbico, misógino y con amplios vínculos con el Partido Republicano.
Lo que el film resalta en la figura de Tammy es su apertura hacia la comunidad homosexual, algo infrecuente dentro del evangelismo televisivo de entonces. En tiempos en los que surge la epidemia del Sida, la postura de la pastora no es del todo bien vista por sus colegas, que ven una suerte de “complot gay” que puede llevar a la ruina del país. La locura en Estados Unidos, definitivamente, no comenzó en la era Trump.
Prácticamente dividida en mitades, The Eyes of Tammy Faye narra el ascenso y la caída de la cantante, pastora y presentadora. El aterrizaje no es para nada suave. Entre psicofármacos y frivolidades, Tammy pierde el rastro de lo que sucede en PTL. La película la presenta más como a una artista que perdió popularidad, y cayó en desgracia, que como una integrante de una organización fraudulenta.
Showalter basó su película en un documental del año 2000, y esa inspiración está presente mediante la inclusión de recortes de noticieros de la época, tapas de diario y un cuidado total por los detalles de las apariciones que fueron públicas. En el film se recrean tanto las vestimentas como lo que dijeron los personajes, palabra por palabra. Se actúa lo que fue la realidad, o al menos eso se pretende. La performance de Chastain es lo suficientemente potente como para que el espectador se involucre con el personaje, aunque por momentos todo luzca como una versión lavada y edulcorada de lo que pueden haber sido los hechos.
Se estrenó en Amazon en Estados Unidos y también se consigue online. Contacto: [email protected].
Por Nicolás Bianchi
Tammy Faye fue una persona noble dentro de un mundo que no lo era y que se construyó justamente en torno a la prédica de valores morales dentro de una versión de la fe cristiana. Esa es la idea que impregna las dos horas de duración de la película, que es una biopic tradicional en la que se presentan cronológicamente ordenados los momentos más importantes en la vida de un personaje.
Tammy (Jessica Chastain, en una brillante actuación) de niña experimenta una suerte de llamado divino que la vincula por siempre a la fe. Su infancia no fue fácil ya que era mal vista en su comunidad por ser hija de una madre divorciada. En la adolescencia conoce a Jim Bakker (Andrew Garfield), quien luego sería su esposo y pastor de la iglesia que ambos fundarían.
El vínculo de Tammy con la religión siempre bordeó lo artístico, ya que la predicadora encabezó distintos shows musicales. Con el tiempo ambos construyeron un verdadero imperio, la cadena PTL, que contaba con un satélite, un canal de televisión que emitía las 24 horas y una serie de edificios que pertenecían todos a la fundación. Pero a medida que el negocio prospera los conflictos maritales se acentúan, mientras crecen los rumores de deudas impagas, fraude y otros escándalos más carnales.
La película no abandona nunca la perspectiva de su protagonista, Tammy, quien es rescatada de la mugre que la rodea. Su marido Jim es culpable de varios errores y deslices, aunque el film también es sumamente piadoso con su figura. El rol del villano es ocupado por el pastor bautista Jerry Fallwell (Vincent D´Onofrio), un siniestro personaje homofóbico, misógino y con amplios vínculos con el Partido Republicano.
Lo que el film resalta en la figura de Tammy es su apertura hacia la comunidad homosexual, algo infrecuente dentro del evangelismo televisivo de entonces. En tiempos en los que surge la epidemia del Sida, la postura de la pastora no es del todo bien vista por sus colegas, que ven una suerte de “complot gay” que puede llevar a la ruina del país. La locura en Estados Unidos, definitivamente, no comenzó en la era Trump.
Prácticamente dividida en mitades, The Eyes of Tammy Faye narra el ascenso y la caída de la cantante, pastora y presentadora. El aterrizaje no es para nada suave. Entre psicofármacos y frivolidades, Tammy pierde el rastro de lo que sucede en PTL. La película la presenta más como a una artista que perdió popularidad, y cayó en desgracia, que como una integrante de una organización fraudulenta.
Showalter basó su película en un documental del año 2000, y esa inspiración está presente mediante la inclusión de recortes de noticieros de la época, tapas de diario y un cuidado total por los detalles de las apariciones que fueron públicas. En el film se recrean tanto las vestimentas como lo que dijeron los personajes, palabra por palabra. Se actúa lo que fue la realidad, o al menos eso se pretende. La performance de Chastain es lo suficientemente potente como para que el espectador se involucre con el personaje, aunque por momentos todo luzca como una versión lavada y edulcorada de lo que pueden haber sido los hechos.
Se estrenó en Amazon en Estados Unidos y también se consigue online. Contacto: [email protected].
3 de febrero de 2022
3 de febrero de 2022
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Showalter y Abe Sylvia abrazan un biopic curioso por dentro y por fuera. Hacerse con la vida y milagros del matrimonio de telepredicadores más famoso de Norteamérica para convertirla en una película es peliagudo. Cuando menos es complicado determinar un punto de vista que no desbarre en lo estrambótico y convierta el largometraje en una especie de parodia.
En este sentido, el tono apuesta por una perspectiva ponderada hacia los protagonistas. A pesar de presentarlos con un atuendo y gestualidad estridente y de abordar conflictos fuertes y escándalos financieros, deja espacio para asomarnos a sus fragilidades e intentar comprender su versión pseudoreligiosa del sueño americano.
En ese ascenso y caída, del cielo a los infiernos, el film ofrece una visión más amplia del universo de las iglesias protestantes y sus conexiones con la política y las constructoras. De hecho, para algunos pasajes, Michael Showalter parece inspirarse en el cine de clanes y convierte a los pastores y sus secuaces en una especie de mafiosos en contraste con un pueblo llano cautivado y cautivo de un sentimentalismo de saldo.
Con un relato de estas características, Showalter y Sylvia aprovechan bien las sugerentes metáforas que les ofrece la mezcla entre lo espiritual, carismático y providencialista y lo escandaloso, lujoso y cosmético.
Sin embargo, tanto la estridencia, como cierto desorden narrativo y unos cuantos aspectos de guion deslavazados, así como un metraje excesivo, hacen que la película se convierta en un suceder de escenas intensas, aunque con falta de ritmo y organicidad.
Por el contrario, el talento de Jessica Chastain, con su trágico optimismo como huella principal en su personaje, y una ambientación y escenografía simbiótica con los vídeos de archivo que complementan varias secuencias aligeran el peso del visionado. De hecho, el relato se posiciona, de principio a fin, bajo la mirada femenina de Tammy.
Por eso, Los ojos de Tammy Faye acaba siendo, también, una ojeada a un modelo de masculinidad que, en esos años, aún no había entrado en crisis (pero se atisbaba la tormenta), mientras seguía haciendo sombra, con frecuencia, a la capacidad de liderazgo de la mujer. A este respecto, con su dispersión, la subtrama de relación con la madre es un añadido jugoso, que da más volumen al rol de Faye.
Con todos estos altibajos, está claro que el público de esta propuesta tiene que saber lo que va a ver y asumir el deje de telerrealidad que afecta a cómo se organiza el material dramático. Sorpresiva por momentos y especialmente triste, así es este trayecto por un pasaje chocante de la historia social de los Estados Unidos.
www.contraste.info
En este sentido, el tono apuesta por una perspectiva ponderada hacia los protagonistas. A pesar de presentarlos con un atuendo y gestualidad estridente y de abordar conflictos fuertes y escándalos financieros, deja espacio para asomarnos a sus fragilidades e intentar comprender su versión pseudoreligiosa del sueño americano.
En ese ascenso y caída, del cielo a los infiernos, el film ofrece una visión más amplia del universo de las iglesias protestantes y sus conexiones con la política y las constructoras. De hecho, para algunos pasajes, Michael Showalter parece inspirarse en el cine de clanes y convierte a los pastores y sus secuaces en una especie de mafiosos en contraste con un pueblo llano cautivado y cautivo de un sentimentalismo de saldo.
Con un relato de estas características, Showalter y Sylvia aprovechan bien las sugerentes metáforas que les ofrece la mezcla entre lo espiritual, carismático y providencialista y lo escandaloso, lujoso y cosmético.
Sin embargo, tanto la estridencia, como cierto desorden narrativo y unos cuantos aspectos de guion deslavazados, así como un metraje excesivo, hacen que la película se convierta en un suceder de escenas intensas, aunque con falta de ritmo y organicidad.
Por el contrario, el talento de Jessica Chastain, con su trágico optimismo como huella principal en su personaje, y una ambientación y escenografía simbiótica con los vídeos de archivo que complementan varias secuencias aligeran el peso del visionado. De hecho, el relato se posiciona, de principio a fin, bajo la mirada femenina de Tammy.
Por eso, Los ojos de Tammy Faye acaba siendo, también, una ojeada a un modelo de masculinidad que, en esos años, aún no había entrado en crisis (pero se atisbaba la tormenta), mientras seguía haciendo sombra, con frecuencia, a la capacidad de liderazgo de la mujer. A este respecto, con su dispersión, la subtrama de relación con la madre es un añadido jugoso, que da más volumen al rol de Faye.
Con todos estos altibajos, está claro que el público de esta propuesta tiene que saber lo que va a ver y asumir el deje de telerrealidad que afecta a cómo se organiza el material dramático. Sorpresiva por momentos y especialmente triste, así es este trayecto por un pasaje chocante de la historia social de los Estados Unidos.
www.contraste.info
7 de febrero de 2022
7 de febrero de 2022
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Biopic de la telepredicadora evangelista Tammy Faye Bakker.
Veo con asombro que ha cosechado muy malas críticas, incluso el generoso Javier Ocaña la pone a caer de un burro.
Pues a mí me ha gustado.
Me parece interesante sumergirme en el mundo de los telepredicadores. Me asombra que un discurso lleno de frases manidas, y vacías de contenido sustancial, pueda encandilar a un público receptivo.
Tiene un cierto aire de documento reivindicativo de su protagonista.
Nos la presentan como despilfarradora y barroca, pero con buen corazón.
Me parece triste que esta pareja de defraudadores sea traicionada por otros predicadores.
Su tono justificativo alcanza su auge presentándola como una defensora de los derechos de los homosexuales, en medio de la epidemia de SIDA.
Tammy Faye es de ese tipo de personajes que me encantan, horteras, abigarradas, impostadas, pero tremendamente de verdad. Detrás de su grueso maquillaje y su vestuario de diseño de opereta de mercadillo hay una persona muy auténtica.
Dando vida a este personaje, que lo llena todo, está la estupenda Jessica Chastain que se ha vuelto loca para intentar conseguir el codiciado Oscar.
Siento decir que Andrew Garfield no me parece convincente, se lo come cualquiera de los secundarios y se lo merienda su esposa en la ficción.
Una banda sonora con 52 canciones, no todas completas, la convierten casi en un musical.
Mi puntuación: 7,44/10.
Chistes y críticas en holasoyramon.com
Veo con asombro que ha cosechado muy malas críticas, incluso el generoso Javier Ocaña la pone a caer de un burro.
Pues a mí me ha gustado.
Me parece interesante sumergirme en el mundo de los telepredicadores. Me asombra que un discurso lleno de frases manidas, y vacías de contenido sustancial, pueda encandilar a un público receptivo.
Tiene un cierto aire de documento reivindicativo de su protagonista.
Nos la presentan como despilfarradora y barroca, pero con buen corazón.
Me parece triste que esta pareja de defraudadores sea traicionada por otros predicadores.
Su tono justificativo alcanza su auge presentándola como una defensora de los derechos de los homosexuales, en medio de la epidemia de SIDA.
Tammy Faye es de ese tipo de personajes que me encantan, horteras, abigarradas, impostadas, pero tremendamente de verdad. Detrás de su grueso maquillaje y su vestuario de diseño de opereta de mercadillo hay una persona muy auténtica.
Dando vida a este personaje, que lo llena todo, está la estupenda Jessica Chastain que se ha vuelto loca para intentar conseguir el codiciado Oscar.
Siento decir que Andrew Garfield no me parece convincente, se lo come cualquiera de los secundarios y se lo merienda su esposa en la ficción.
Una banda sonora con 52 canciones, no todas completas, la convierten casi en un musical.
Mi puntuación: 7,44/10.
Chistes y críticas en holasoyramon.com
20 de marzo de 2022
20 de marzo de 2022
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo peor que te puede pasar al ver una película es no conectar en ningún momento con ella, y eso que el espectador dispone de distintos niveles de conexión, habiendo siempre alguno que funciona, llama la atención o engancha. Unas veces puede ser la música, otras el montaje o los giros de guión de la trama, los actores sobresalientes… pero lo que sucede en ‘Los ojos de Tammy Faye’ es un caso sin igual.
Primeramente, es un filme que parece concebido única y exclusivamente para el lucimiento de sus dos actores principales, en este caso Jessica Chastain y Andrew Garfield, muy talentosos ambos que han buscado la forma rápida de hacerse con la estatuilla dorada contando la historia de auge y caída de la telepredicadora Tammy Faye y su marido.
La cosa empieza mal porque, precisamente, este matrimonio a los que interpretan es desconocido para el gran público más allá de los Estados Unidos y, también, resulta que me parecen dos personajes bastante insoportables, tanto la una, como el otro.
Así, me cuesta distinguir si están realizando una buena labor interpretativa o se están yendo por las ramas, con gestos exagerados que en ocasiones llegan a exacerbar al personal, por no mencionar el GRAN inconveniente que tiene: la caracterización.
Es lo que mata completamente a la película, la bochornosa labor de maquillaje que, encima, se llevará algún premio. Es algo que se suele resaltar en los biopics, en las que los protagonistas deben parecerse a quienes interpretan, y más si lo hacen a través del transcurso de un gran periodo de tiempo. No paraba de ver a Jessica y Andrew y pensar en sí, en algún momento, Joaquín Reyes con su caracterización chanante tan característica (y mucho mejor que esta) les había sustituido. Me ha sacado tanto de la película, que la segunda mitad me he pasado más pendiente de las prótesis de ambos que de cualquier otra cosa.
Seguramente sea una historia que a los miembros de la academia pueda gustar, pero, francamente, la veo muy coja, con muy pocas cosas reseñables, como para que se haya colado entre las candidatas de este año.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
Primeramente, es un filme que parece concebido única y exclusivamente para el lucimiento de sus dos actores principales, en este caso Jessica Chastain y Andrew Garfield, muy talentosos ambos que han buscado la forma rápida de hacerse con la estatuilla dorada contando la historia de auge y caída de la telepredicadora Tammy Faye y su marido.
La cosa empieza mal porque, precisamente, este matrimonio a los que interpretan es desconocido para el gran público más allá de los Estados Unidos y, también, resulta que me parecen dos personajes bastante insoportables, tanto la una, como el otro.
Así, me cuesta distinguir si están realizando una buena labor interpretativa o se están yendo por las ramas, con gestos exagerados que en ocasiones llegan a exacerbar al personal, por no mencionar el GRAN inconveniente que tiene: la caracterización.
Es lo que mata completamente a la película, la bochornosa labor de maquillaje que, encima, se llevará algún premio. Es algo que se suele resaltar en los biopics, en las que los protagonistas deben parecerse a quienes interpretan, y más si lo hacen a través del transcurso de un gran periodo de tiempo. No paraba de ver a Jessica y Andrew y pensar en sí, en algún momento, Joaquín Reyes con su caracterización chanante tan característica (y mucho mejor que esta) les había sustituido. Me ha sacado tanto de la película, que la segunda mitad me he pasado más pendiente de las prótesis de ambos que de cualquier otra cosa.
Seguramente sea una historia que a los miembros de la academia pueda gustar, pero, francamente, la veo muy coja, con muy pocas cosas reseñables, como para que se haya colado entre las candidatas de este año.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
5 de abril de 2022
5 de abril de 2022
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro biopic más del auge y caída de dos personas que llegaron a ser influyentes pero cayeron arrastrados por su propia osadía.
Jessica Chastain está por encima de un guión flojo y una película que sus dos horas de metraje se hacen bastante largas.
La caracterización roza lo caricaturezco de estos dos charlatanes religiosos.
No puedes sentir cierta empatía por la historia porque todo parece realmente forzado en esta inexpresiva película que cuando intenta tocar el drama sientes la comedia y cuando usa la comedia es más dramática.
Jessica Chastain está por encima de un guión flojo y una película que sus dos horas de metraje se hacen bastante largas.
La caracterización roza lo caricaturezco de estos dos charlatanes religiosos.
No puedes sentir cierta empatía por la historia porque todo parece realmente forzado en esta inexpresiva película que cuando intenta tocar el drama sientes la comedia y cuando usa la comedia es más dramática.
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