Una película por la que han pasado nueve años y donde el mundo ha cambiado tanto que ahora podría ofrecerse una visión diferente. O quizá paradójicamente idéntica.

Construir un guión complejo y rotundo durante hora y media resulta prácticamente imposible. Con todo su media hora inicial es tan profunda que llegas a considerar que te encuentras frente ante una obra que podría calificarse como maestra. Su cualidad reflexiva te despierta como si hubiera sido activada por un látigo...

Es buena, pero quizá no defendible por un público heterosexual.

Una vez puta, toda la vida puta. ¿Qué es lo que realmente quiero? Si lo se ¿qué hago para conseguirlo? Hay que lanzarse, hay que arriesgarse y querer a la gente que te quiere. Es el tema de la película, la sinceridad con la persona que quieres y, sobre todo, contigo mismo. Se trata de encontrar un punto de madurez en la persona al que hay que aferrarse y convertirlo en el centro de tu vida. Hay que arriesgar en la búsqueda del amor. Y hay que arriesgar en la realización de una película si no quieres que todo quede en un intento. Los protagonistas consiguen mantener el interés del espectador, en particular si este es gay.

Esta película no trata de la homosexualidad o de la prostitución, es una película muy “gay”, sabe que cosas gustarán a los gays que irán al cine para ver a tres chicos morbosos con posibles escenas eróticas.

El tema parecerá muy interesante pero a medida que avanza la historia te das cuenta que está todo muy mal tratado.
La relacione entre los tres amigos es muy mala, es fácil, es muy gay.

Hay película que hablan y tratan sobre los homosexuales pero sin tanto morbo, esta película busca sobre todo ser el imán a las parejas de hombres con ganas de ir al cine para ver con dignidad aquello que en algunos momentos podría ser una película porno…pero está claro, no lo es.

La película se puede ver pero no va más allá de una simple historia de tres amigos muy gays.

Curiosa película sobre tres chicos gays que comparten piso: un gigoló que no tiene sexo fuera del trabajo porque espera al hombre especial, un chico negro harto de la frase "I´m not into black guys but..." que de la noche a la mañana decide convertirse en putón y un jovencito-locaza sólo interesado en tirarse a lo otros dos. Y además con tensión sexual entre los dos primeros.

La sinópsis lo dice todo: sexo, sexo y más sexo. Una vez más, chicos guapos con cuerpos de escándalo cuyas vidas, lo quieran o no, giran en torno al sexo. Una vez más, un film gay no da para otra cosa.

Pese a ello, "Boy culture" ofrece algo más que la mayoría. Dejando de lado los innumerables tópicos, es difícil no apreciar a estos personajes tras ver el film. Ni los conocemos especialmente bien ni es fácil identificarse con sus acciones, pero aún así la historia engancha, especialmente gracias a la relación entre su original protagonista (Derek Magyar) y un anciano (Patrick Bauchau) que contrata sus servicios a condición de que sólo tengan sexo cuando ambos lo deseen. E incluso hay algún momento tierno y alguno cómico que hacen olvidar que, tratado con más o menos gusto, el cine siempre parece olvidar que "sexual" es solo una parte de la palabra "homosexual".

Me ha sorprendido esta película, ya que por el trailer parecía más la típica película gay erótica y superficial y, aunque sigue teniendo muchos tópicos, la historia se centra sobre todo en una historia de amor y es mucho mejor que muchas películas raras gays que hacen tipo documental que son soporíferas. Muy bonita la historia de amor y la relación entre los tres personajes.