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Los caballeros

Thriller. Acción. Comedia Un capo de la droga con un marcado estilo británico intenta vender su imperio a una dinastía de multimillonarios procedentes de Oklahoma. (FILMAFFINITY)
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Críticas 122
Críticas ordenadas por utilidad
26 de febrero de 2020
27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Disney anunció que Guy Ritchie dirigiría la adaptación a imagen real de Aladdin, no me lo podía –o no me lo quería– creer. ¿El mismo que barrió, cual vendaval, el panorama cinematográfico de principios del nuevo milenio retratando los bajos fondos ingleses con ingenio, comedia negra y diálogos punzantes? ¿Ese Ritchie? Quizá siga en la fase de negación, pero lo cierto es que no me he atrevido aún a ver la película que realizó para Disney en 2019, aunque eso no significa que su nuevo proyecto, titulado The Gentlemen, no llamase poderosamente mi atención. Primero, por contar con un reparto de lujo, entre los que destacan Matthew McConaughey, Hugh Grant y Charlie Hunnam; segundo, porque todo hacía indicar que Ritchie por fin regresaba a su género predilecto, ese que le catapultó a la fama; tercero… no se me ocurren más razones, pero con las dos primeras debería bastar.

La historia, ambientada en las calles londinenses, se centra en el capo de la droga Mickey Pearson (McConaughey), un americano expatriado que cuenta con el mayor imperio de marihuana de las islas británicas. Cansado de llevar una vida criminal, Pearson decide vender su multimillonario negocio, decisión que desatará una guerra entre bandas por hacerse con el “trono de hierba”.

Si eres aficionado a su particular forma de entender el cine, entonces estás de enhorabuena, porque The Gentlemen pretende ser una vuelta a los orígenes. Atención, cuando digo vuelta no significa que el Guy Ritchie de los 2000 haya reaparecido para rodar esta película, pero sí se aprecia un afán por alejarse de su faceta hollywoodiense.

La buena noticia es que sus rasgos característicos siguen ahí: el uso de voz en off como narrador de la historia, los montajes adrenalínicos, la cámara lenta y la deconstrucción espacio-temporal de la historia, una buena música rockera de fondo, la galería de personajes arrogantes, “tontolculo” y con tanta verborrea como facilidad para apretar el gatillo, etc. Sin lugar a dudas, The Gentlemen es su película de mayor autoría desde RocknRolla.

La mala noticia es que, a diferencia de sus primeros trabajos, a esta nueva historia se le intuye un regusto aburguesado que le hace perder potencia al conjunto. El guion, que no es nada del otro mundo, tien mucha floritura y poca concreción. La historia tarda en despegar no porque sea lenta o aburrida, sino porque carece del gancho y de la chulería “barriobajera” que solía tener el guionista británico. Los personajes que diseña son muy “cool” pero en ocasiones resultan impostados, denotando una falta de soltura en la materia, igual que un maratoniano volviendo a correr tras años de parón. No vais a echar de menos los giros de guion ni los personajes con tramas entrelazadas, pero ya no se sienten tan gamberros ni tan auténticos como antes. El cóctel narrativo que nos prepara sabe bien, pero ya lo hemos probado mejor.

Sin embargo, si algo mantiene intacto el director de Lock & Stock es su habilidad para rodearse de actores que saben interpretar sus líneas de diálogo a las mil maravillas. Todo el elenco saca lo mejor de sí para brindarnos la experiencia más entretenida posible; desde un Matthew McConaughey magnético, que no se lo pasaba tan bien con su personaje desde El lobo de Wall Street, hasta Michelle Dockery, que deja atrás la mansión de Downton Abbey para descubrir su lado más salvaje a la par que elegante. Mención aparte para dos secundarios “roba-escenas” como Hugh Grant y Colin Farrell, los cuales derrochan carisma en cada una de sus contadas intervenciones.

En definitiva, The Gentlemen no sólo es un buen producto de entretenimiento, sino que también es una de las primeras gratas sorpresas de este año 2020. Una película bien interpretada, dirigida y escrita por un Guy Ritchie que busca recuperar a todos aquellos que nos maravillamos con sus primeras películas. Aunque el esfuerzo es loable y la ejecución tampoco es desdeñable, el resultado final está lejos de lo que una vez fue; puede que algún día, cuando se haya alejado definitivamente de la industria hollywoodiense, vuelva a tener esa chispa sinvergüenza que tanto se echa en falta en el cine actual. Mientras tanto, los yonkis de la Ritchie-droga podemos saciar nuestro mono consumiendo este sucedáneo.

Nota: 6,5

Más críticas de cine y series, de ayer y de hoy, en www.universolumiere.blogspot.com.
RickDeckard'82
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29 de febrero de 2020
27 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay gente -entre los que me hallo- que opina que todos los directores al final hacen la misma película una y otra vez con variaciones: desde Scorsese al mismísimo John Ford, Hitchcock e incluso Spielberg, tienen sus propias narraciones, sus propios "tics". Incluso -y sobre todo en el caso que nos ocupa- sus propias temáticas. Si Scorsese ha realizado un estudio socio-antropológico de la mafia italoamericana, Ritchie ha escrito su propio doctorado sobre los bajos fondos londinenses, quintaesenciados en el más rabioso universo "cockney".

Ya desde "Lock & Stock", Ritchie ha desgranado ese sucio, cutre y falso oropel del lujo conseguido por las más ilícitas maneras, desde el juego clandestino, las peleas de perros, los combates de boxeo clandestino, o sencilla y llanamente, el robo o la estafa. Todo vale, esto es la jungla y el que no se espabile en ese equilibrio de poder, se va a la mierda a la carrera. Pero si pudiéramos extraer todo esa reflexión de la mejor manera posible, su genial "Snatch, cerdos y diamantes" ha llegado a cotas que aún no se han superado, porque "Rock'n Rolla" no deja de ser una (lujosa) pero parcialmente vacía marcianada, más aparente que otra cosa. Y algo así le ha pasado en esta última incursión de los bajos fondos de Londres, pero que ha bajado varios enteros en el cómputo general de su obra, porque, queramos o no, Ritchie ha sobrepasado los cincuenta años, y no es el joven hambriento, salvaje, cínico e irreverente del inicio de su carrera. Ahora es ya un señor mayor, al que se le nota que está bastante alejado de todo ese submundo, y aunque se empeñe en seguir siendo "cool", enrrollado y tal, todo suena bastante impostado, bastante falso. Ay, que aunque no haya querido, Ritchie se ha domesticado.

Confieso que he sido siempre un gran admirador de su depurada estética y narrativa videoclipera, que me fascina el uso que hace de la cámara (de la que se enamora casi a cada plano en sus películas, y que por malas que fueran -como su versión apócrifa de la biografía del Rey "Arturo"- siempre tenían algún hallazgo fascinante (siguiendo con la de "Arturo", el paso de la niñez a la adolescencia de ese personaje merece estar en un museo audiovisual como ejemplo de elipsis y narración cinematográfica, así como suena…). En cambio ahora es todo como mucho más "normal" y aunque intente añadir bocanadas de aire fresco -con retales de videoclips chonis de youtube-, suena a demasiado artificial. Ya no cuela.

La historia, aunque está contada a través de un personaje bastante irritante interpretado por un Hugh Grant más pasado de vueltas de lo habitual (su tartamudeo llega a ser exasperante en esta ocasión… y yo que pensaba que ya se le había olvidado ese odioso registro…) es de lo más plano, obvio y predecible: el jefe del narcotráfico de marihuana de Londres decide vender su negocio a otro potentado, pero las cosas y el propio mercado no va a ser precisamente estable, cuando además entran en juego otras facciones de los bajos fondos que intentan llevarse su tajada…

Lo que me ha sorprendido, y muy gratamente, es Charlie Hunnam, que realiza el que probablemente sea su mejor papel hasta ahora desde la serie "Sons of Anarchy", como el calmado lugarteniente del superjefe mafioso que interpreta McConaughey, rebosante de carisma en una esplendorosa madurez. La coralidad, elemento habitual de los filmes de Ritchie, sigue presente en una galería verdaderamente demencial de personajes, que la verdad están bastante bien descritos y encajados. Especial atención merece Colin Farrell, cuya bis cómica le va como anillo al dedo en un personaje que podríamos verlo como una evolución de los personajes que en su día interpretara Vinnie Jones (el exjugador de fútbol).

Pero vamos al solomillo de la cuestión: ¿es divertida la película? Si, lo es, pero no tanto como podría esperarse del desquiciado universo anteriormente mostrado por Ritchie. Vamos, que si conoces la obra de este hasta ahora inclasificable personaje, quedas un poco decepcionado, porque aunque esos tics siguen presentes, ahora es casi un director normal en su desempeño. Toda esa rabia y originalidad, parece ahora estar metida con calzador, no resulta natural. Y confieso que me da bastante pena, porque echaba realmente de menos algo a lo que agarrarme, algo que haga destacar esta película sobre otras cientos que se han hecho de la temática o del propio Ritchie… y no es así. Incluso los títulos de crédito iniciales, habitualmente fascinantes en sus películas, son un poco "lo de siempre". No hay ese efecto "wow" que tienen sus películas. Porque queramos o no, todos envejecemos. Y Ritchie lo ha hecho, y se le nota. Se ha (o lo han) domesticado. Lástima.
Federico_Casado
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1 de marzo de 2020
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vuelta de Guy Ritchie (Snatch: Cerdos y Diamantes) al género que le dio a conocer en el resto del mundo, tras Rock´n´rolla en 2008, es un diáfano retrato del mundo gangsteril en Inglaterra, siempre tratado con el estilo irreverente, cínico y cómico que sólo el director británico sabe hacer.
En este caso, y con la vuelta a casa (sí, por qué no decirlo) Ritchie se rodea de un nutrido grupo de actores con tablas y saber hacer en esto del cine: Matthew McConaughey (Interestellar) parte como el supuesto protagonista si miramos que la trama gira en torno a él, pero el punto fuerte de la cinta es que aquí cualquiera puede ser el protagonista porque bajo esa trama principal subyacen más historias que giran alrededor de esta principal y que presenta a personajes más variopintos que su ilustre "protagonista". Como en toda película que se precie de Guy Ritchie, esos personajes diferentes son una constante en su cine y en The Gentlemen no iba a ser menos. Por lo pronto, el inicio ya demuestra que Mateo no es es cabecilla solitario de la cinta y deja que una parte del peso recaiga sobre un estupendo Charlie Hunnam (Z. La Ciudad Perdida) y un sorprendente Hugh Grant (Notting Hill) que logra hacerse con gran parte de la pantalla cada vez que aparece. A ellos se unen, ya con menor peso pero no sin importancia los roles de Jeremy Strong (La Sucesión), la televisiva Michelle Dockery (Downton Abbey) o Eddie Marsan (Sherlock Holmes). Mención aparte merece la aparición de un grandísimo Colin Farrell (Ondine), que en sus pocos minutos logra convertirse en un auténtico robaescenas y nos entrega un personaje (personajazo) puro, franco y con un sentido del honor y el deber intachable. También es el único que no responde a un nombre propio (recordando al Clasificador interpretado por Mark Strong en Revolver).
The Gentlemen es una película dinámica, que abre varias vías narrativas que van y vienen hasta converger en un final estilo Guy Ritchie, aunque no es tan desaforada como las primeras cintas. Amalgama diferentes géneros aunque el thriller es el principal, pero también se aproxima al género de misterio y la comedia cínica y sarcástica está a la orden del día. No en vano, esos diálogos punzantes son su punto fuerte y nos mantienen atentos a las batallas dialécticas que cruzan los personajes entre ellos. Además, es original en su punto de partida y hace guiños a la propia industria cinematográfica. También es una crítica a la pérdida de valores de la sociedad actual; y como tal estos Caballeros se hacen llamar así porque son los abanderados de una generación que se pierde ante el advenimiento de las nuevas generaciones, faltas de respeto y ambiciosas de conseguir todo por la vía fácil y rápida. También muestra que la codicia no es buena y que la forma de plasmarla es inteligente y resuelta. Es elegante, aunque esté por las calles constantemente, porque sus personajes lo valen. Y va al barro aunque vista de esmoquin.
Como último apunte, y creo que por petición popular: el personaje de Colin Farrell merece un spin off.
Siferval
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4 de marzo de 2020
41 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras tres grandes fracasos entre la insustancialidad y el bochorno, Ritchie vuelve a sus conocidos bajos fondos londinenses con una hollywoodiense recopilación de sus grandes éxitos que habría alucinado a mi yo del instituto.
El previsible argumento y la -falsamente- intrincada narración son una excusa del cineasta para permitirse un confortable revolcón en su gustosa verborrea, su juguetona puesta en escena, sus chistes anticuados de antaño y esos conocidos tics del alumno más listo de la clase.
Con todo eso la película es bastante entretenida e incluso tiene algunos momentos de alta calidad, aunque lo más destacable es el trabajo de un inspirado y divertido Hugh Grant. En fin, que Guy Ritchie nos pregunta a nosotros también eso de..."Any chance?".
ALESNAKE
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16 de marzo de 2020
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película de Guy Ritchie que vuelve a hacer ese cine con mucha acción como nos tenía acostumbrados en snatch y rocknrolla. Cuando es él, el que hace los guiones y no se guía por las grandes productoras, como por ejemplo en “Aladdin”, se nota mucho. Gran Matthew McConaughey, que siempre da la talla en las grandes películas.
Es complicado rodar en una película de 2 horas la historia de un narcotraficante, narrando desde su origen hasta la creación de sus propias redes de trafico y presentado a cada uno de los miembros de sus redes. Por eso no se puede rodar una película sobre narcotraficantes entrando en tantos detalles como se puede hacer por ejemplo en una serie de varias temporadas. A pesar de eso creo que el director lo lleva correctamente fluido, con un buen montaje de flash backs, contando la historia como si fuese el guion de una película; de lo que se encarga Huge Grant.
Película cargada de acción y llena de contratiempos que no te permiten quitar los ojos de la pantalla. Además tiene un toque de comedia que hacen que la película sea mucho más llevadera y entretenida y que no podemos observar en otras películas del mismo estilo como el Padrino, Infiltrados o El Irlandés. Es cierto que en estas dos últimas películas citadas de Scorsese, si que se pueden apreciar ciertos matices de comedia, sin embargo, esta película de Ritchie se acerca más al humor negro dándole a la comedia un papel principal en el guión.
Por último destacar el diseño de vestuario, maravillosamente adecuado al escenario en el que se aplica cada escena, con una elegancia soberbia. Digna de ser premiada en este aspecto.
Daniel Santafe
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