Fin del rey del crimen
1960 

7,2
807
Cine negro. Thriller
En los años veinte, Jack Diamond (Ray Danton), apodado "Legs" ("El Piernas"), y su hermano Eddie (Warren Oates) llegan a la ciudad de Nueva York en busca de fortuna. Empiezan como pequeños ladrones de joyas, pero pronto comenzarán a subir para alcanzar la cumbre del crimen organizado... (FILMAFFINITY)
28 de diciembre de 2020
28 de diciembre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un ritmo endiablado es el que imprime Boetticher para contarnos la vida de Jack " Leggs" Diamond, uno de esos hampones que medraron durante la Ley Seca, desde que era, junto con su hermano, un raterillo del tres al cuarto que, poco a poco, fue escalando puestos en los negocios sucios de la ciudad de Nueva York hasta que se le acabó el chollo.
Lo cierto es que la primera mitad del metraje me gusta mucho.
Nos presentan a un tipo ambicioso, de mucho ingenio y descaro, cuyos difíciles comienzos en la escalada al crimen organizado consigue sortear a base de manipular a su entorno con mucho desparpajo y una gran dosis de inteligencia. Casi, casi, nos cae simpático y todo ya que su manera de entrar bajo el amparo del gran capo e instaurar el nuevo método de chantaje consistente en brindar " protección" a todos los jefecillos contrabandistas de la ciudad, hace que lo consideremos menos despreciable de lo habitual en estos tipos. Pero Boetticher y Legg Diamond nos engañan y nos quieren camelar tal y como se camela Diamond a todos los de su alrededor. Claro que, ya nos iremos dando cuenta de con quién hemos topado.
Y es encomiable cómo se lo monta Boetticher para darnos tanta información en tan poco metraje. No pierde el tiempo ni un segundo. Elipsis, elipsis, de principio a fin consiguiendo que el espectador no se pierda en ningún momento, esta cinta de 100 minutos de duración, cuenta tanto o más que cualquiera de las de Scorsese o Leone con sus tres horas y media.
Pero esto que algunas veces representa para mí una virtud, en esta cinta me ha resultado excesiva. No deja lugar para el dramatismo o la reflexión. La narración de los actos de su vida es impecable pero no ha lugar a la emoción. O igual es que mi cabeza no da para ello pero la vi hace un par de días y tengo que hacer grandes esfuerzos para recordarla.
Aún así es una cinta muy recomendable ya que entretiene muchísimo y las vidas de estos tipos siempre resultan apasionantes. Pero creo que es de las pocas veces que he suspirado por un ritmo más lento y reposado. ! Ah! y tiene algunas escenas colosales e implacables. Merece la pena verla.
Lo cierto es que la primera mitad del metraje me gusta mucho.
Nos presentan a un tipo ambicioso, de mucho ingenio y descaro, cuyos difíciles comienzos en la escalada al crimen organizado consigue sortear a base de manipular a su entorno con mucho desparpajo y una gran dosis de inteligencia. Casi, casi, nos cae simpático y todo ya que su manera de entrar bajo el amparo del gran capo e instaurar el nuevo método de chantaje consistente en brindar " protección" a todos los jefecillos contrabandistas de la ciudad, hace que lo consideremos menos despreciable de lo habitual en estos tipos. Pero Boetticher y Legg Diamond nos engañan y nos quieren camelar tal y como se camela Diamond a todos los de su alrededor. Claro que, ya nos iremos dando cuenta de con quién hemos topado.
Y es encomiable cómo se lo monta Boetticher para darnos tanta información en tan poco metraje. No pierde el tiempo ni un segundo. Elipsis, elipsis, de principio a fin consiguiendo que el espectador no se pierda en ningún momento, esta cinta de 100 minutos de duración, cuenta tanto o más que cualquiera de las de Scorsese o Leone con sus tres horas y media.
Pero esto que algunas veces representa para mí una virtud, en esta cinta me ha resultado excesiva. No deja lugar para el dramatismo o la reflexión. La narración de los actos de su vida es impecable pero no ha lugar a la emoción. O igual es que mi cabeza no da para ello pero la vi hace un par de días y tengo que hacer grandes esfuerzos para recordarla.
Aún así es una cinta muy recomendable ya que entretiene muchísimo y las vidas de estos tipos siempre resultan apasionantes. Pero creo que es de las pocas veces que he suspirado por un ritmo más lento y reposado. ! Ah! y tiene algunas escenas colosales e implacables. Merece la pena verla.
6 de octubre de 2019
6 de octubre de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si una película de gangsters se realiza de forma correcta es sinónimo de éxito, algo tienen los que forman parte del gremio que las historias de sus vidas, pese a ser todas más o menos iguales, funcionan como reclamo cinéfilo. Hay casos de mediocridad en el género, eso siempre, pero aquí estamos hablando de una película de un trabajador de la antigua clase de la industria, Boetticher, un tío acostumbrado a manejarse con otros elementos que aquí pretende homenajear a un tipo de cine que hacía décadas que no formaba parte de las prioridades de las productoras.
Consiguió algo más de pasta de la habitual, pese a que yo creo que no deja de ser serie B, dejó al western aparcado, y se fue al cine gangsteril para explicar la historia típica de ascenso y caída de uno de tantos de entre los delincuentes que se saltaban la ley constantemente para vivir el lado más salvaje del hampa. Boetticher contrata a un actor protagonista especial, consigue que su personaje caiga bien al principio y hasta podemos sentir afinidad por su manera de actuar. ¿Nos engaña?; rotundamente sí, ese bailarín de sonrisa perenne nos vende la moto cuidando de su hermano, ligando con la chica adecuada y persiguiendo sus metas más con inteligencia que con violencia.
Rotundamente sí: nos engaña bien Legs Diamond, nos engaña Boetticher, nos lleva al huerto y acaba introduciéndonos en una espiral de muertes, disparos y psicopatía de manual. Un homenaje en toda regla, sin complejos, tal cual era el género nos lo planta en las narices. Triunfa porque el director es bueno, porque siendo la historia la de siempre, se recicla y ofrece una alternativa con matices. Una buena manera de pasar el tiempo.
Consiguió algo más de pasta de la habitual, pese a que yo creo que no deja de ser serie B, dejó al western aparcado, y se fue al cine gangsteril para explicar la historia típica de ascenso y caída de uno de tantos de entre los delincuentes que se saltaban la ley constantemente para vivir el lado más salvaje del hampa. Boetticher contrata a un actor protagonista especial, consigue que su personaje caiga bien al principio y hasta podemos sentir afinidad por su manera de actuar. ¿Nos engaña?; rotundamente sí, ese bailarín de sonrisa perenne nos vende la moto cuidando de su hermano, ligando con la chica adecuada y persiguiendo sus metas más con inteligencia que con violencia.
Rotundamente sí: nos engaña bien Legs Diamond, nos engaña Boetticher, nos lleva al huerto y acaba introduciéndonos en una espiral de muertes, disparos y psicopatía de manual. Un homenaje en toda regla, sin complejos, tal cual era el género nos lo planta en las narices. Triunfa porque el director es bueno, porque siendo la historia la de siempre, se recicla y ofrece una alternativa con matices. Una buena manera de pasar el tiempo.
6 de febrero de 2017
6 de febrero de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Duro proyecto abordar un tema recurrente del que tenemos ejemplos sobresalientes a lo largo de la historia del cine.
La voluntad de B. Boetticher es buena pero la película se le va escapando de las manos a medida que avanza el metraje y el film termina convertido más en una descripción o exposición sucinta de hechos que en esa narración cinematográfica bien fabulada que el espectador desea.
La voluntad de B. Boetticher es buena pero la película se le va escapando de las manos a medida que avanza el metraje y el film termina convertido más en una descripción o exposición sucinta de hechos que en esa narración cinematográfica bien fabulada que el espectador desea.
10 de febrero de 2025
10 de febrero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inverosímil, absurda, repleta de saltos en el tiempo acelerados (elipsis), incongruencias mayúsculas, humor pueril, tiroteos desmedidos (incluyendo granadas), casualidades argumentales inexplicables, un trazo inconsistente e ilógico de la "psique" en cada personaje del guión, etc.
No hay por donde cogerla y me resulta una especie de cómic caricaturesco del mundo criminal del hampa en los violentos años 20, a lo "Scarface", pero salvando las distancias.
Jack Diamond "Legs" es inmortal y está en todos los "fregaos" como Dios. Su ascenso es imparable y, cuando Boetticher quiere terminar su irónica tragedia, se lo carga, "et voilá".
Sobrevalorada.
No hay por donde cogerla y me resulta una especie de cómic caricaturesco del mundo criminal del hampa en los violentos años 20, a lo "Scarface", pero salvando las distancias.
Jack Diamond "Legs" es inmortal y está en todos los "fregaos" como Dios. Su ascenso es imparable y, cuando Boetticher quiere terminar su irónica tragedia, se lo carga, "et voilá".
Sobrevalorada.
27 de mayo de 2024
27 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Homenaje a las películas de gángsters de los años veinte que narra, no sin sus licencias, la vida del mafioso Jack “Legs” Diamond; atracador, matón, extorsionador, entre otras lindezas, y por cierto, muy buen bailarín, que en numerosas ocasiones logró huir de las emboscadas y tiroteos de sus rivales, ganándose cierta reputación de que era imposible matarle.
Cine B y cine de época, por tanto, con cierta voluntad retro en su ambientación y estilosa fotografía a cargo de Lucien Ballard, así como una omnipresente partitura jazzística, para contar algo que nos sabemos bien; un sujeto indeseable que, partiendo de la nada, inicia una carrera delictiva que le hará alzarse hasta lo más alto y sobreponerse a unos recelosos círculos criminales que no se lo pondrán fácil. Sus principales armas son la mentira, la manipulación y una personalidad de rasgos psicópatas, o la de un pícaro capaz de cualquier cosa con tal de obtener lo que quiere, que no duda en utilizar a los demás para sus fines… cosa que no le impide, y aquí viene lo no tan creíble, convertirse en un auténtico imán, visto lo visto, para el género opuesto.
El desenlace del asunto nos lo podemos imaginar, pues es el propio de estos individuos excesivos, como lo fueran los interpretados por James Cagney, Paul Muni y compañía, que en el fondo no despiertan tanta piedad o empatía como fascinación morbosa. Que en su ambición rebasan límites y pierden, si acaso, lo poco que pudieran tener de alma.
El límite lo impone en este caso un hermano tuberculoso, que también será un estorbo para Legs, víctima de ese pragmatismo implacable suyo. La venganza sobre el enfermo está resuelta en unos pocos planos fragmentados y fuera de campo, y con ello tenemos el primer acierto del film; una forma de narrar característica, de ritmo rápido y sin tregua, definiendo con trazos eficaces, cortando sin piedad, con un uso de la violencia fugaz y únicamente el necesario. Secuencia de apertura, la de un atraco fallido visto desde lejos por nuestro amigo “el piernas”, pero que le permite aprender y le revela como frío y despiadado observador. Luego seducirá a una pobre ingenua, al tiempo que muestra unas cualidades físicas imposibles, hasta el punto de creer que las balas no le afectan… pero la supuesta mano salvadora del destino no le impedirá arruinar la vida de quienes tiene a su alrededor. Otro factor de su caída, el paso del tiempo, una mafia que cambia sus modos, más organizada, entre quienes el antiguo rufián ya no tiene cabida.
Actores poco o nada conocidos, encabezados por un Ray Danton que pone cara (dura), voz profunda y físico espigado, un secundario Warren Oates, mas gente fea y con mala pinta... y unas mujeres, fatales o no, tan sobradas de encantos como faltas de inteligencia o sentido común (“¿Chicago está muy lejos, verdad?” — “Deja que me ocupe yo de la geografía y tú ocúpate de la anatomía…”).
Cine B y cine de época, por tanto, con cierta voluntad retro en su ambientación y estilosa fotografía a cargo de Lucien Ballard, así como una omnipresente partitura jazzística, para contar algo que nos sabemos bien; un sujeto indeseable que, partiendo de la nada, inicia una carrera delictiva que le hará alzarse hasta lo más alto y sobreponerse a unos recelosos círculos criminales que no se lo pondrán fácil. Sus principales armas son la mentira, la manipulación y una personalidad de rasgos psicópatas, o la de un pícaro capaz de cualquier cosa con tal de obtener lo que quiere, que no duda en utilizar a los demás para sus fines… cosa que no le impide, y aquí viene lo no tan creíble, convertirse en un auténtico imán, visto lo visto, para el género opuesto.
El desenlace del asunto nos lo podemos imaginar, pues es el propio de estos individuos excesivos, como lo fueran los interpretados por James Cagney, Paul Muni y compañía, que en el fondo no despiertan tanta piedad o empatía como fascinación morbosa. Que en su ambición rebasan límites y pierden, si acaso, lo poco que pudieran tener de alma.
El límite lo impone en este caso un hermano tuberculoso, que también será un estorbo para Legs, víctima de ese pragmatismo implacable suyo. La venganza sobre el enfermo está resuelta en unos pocos planos fragmentados y fuera de campo, y con ello tenemos el primer acierto del film; una forma de narrar característica, de ritmo rápido y sin tregua, definiendo con trazos eficaces, cortando sin piedad, con un uso de la violencia fugaz y únicamente el necesario. Secuencia de apertura, la de un atraco fallido visto desde lejos por nuestro amigo “el piernas”, pero que le permite aprender y le revela como frío y despiadado observador. Luego seducirá a una pobre ingenua, al tiempo que muestra unas cualidades físicas imposibles, hasta el punto de creer que las balas no le afectan… pero la supuesta mano salvadora del destino no le impedirá arruinar la vida de quienes tiene a su alrededor. Otro factor de su caída, el paso del tiempo, una mafia que cambia sus modos, más organizada, entre quienes el antiguo rufián ya no tiene cabida.
Actores poco o nada conocidos, encabezados por un Ray Danton que pone cara (dura), voz profunda y físico espigado, un secundario Warren Oates, mas gente fea y con mala pinta... y unas mujeres, fatales o no, tan sobradas de encantos como faltas de inteligencia o sentido común (“¿Chicago está muy lejos, verdad?” — “Deja que me ocupe yo de la geografía y tú ocúpate de la anatomía…”).
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