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Quiero comerme tu páncreasAnimación

Animación. Drama. Romance Un día, un solitario estudiante de secundaria encuentra un libro de bolsillo en el hospital. Su título es "Conviviendo con la Muerte". Resulta ser un diario de una compañera de clase, Sakura Yamauchi, en el cual escribe que, debido a su enfermedad pancreática, le quedan sólo unos cuantos meses de vida. Esto hace que surja una amistad entre ellos muy especial, desvelando la difícil circunstancia por la que atraviesa Sakura no sólo en ... [+]
Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
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6
4 de abril de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La resignación a morir es uno de los temas más utilizados en el arte. La mortalidad del ser humano y el paso del tiempo son conceptos que se pueden encontrar en diversas modalidades, como la música o el cine. Los cantantes de trap, sobre todo los jóvenes, escriben muchas letras sobre la futilidad de la vida y la posibilidad de morir jóvenes. Un carpe diem posmoderno. El problema, sin embargo, es que la muerte de un adolescente es un hecho antinatural, se mire por donde se mire.

Es una película medianamente difícil y melodramática. El anime engaña a los más benévolos, ya que el formato cinematográfico hace aún más bella la presentación de este relato dramático. Haruki, un estudiante de secundaria que ha perdido las ganas de todo lo que le rodea, se encuentra un diario de una compañera de clase, Kyoko, con una dura realidad: tiene una enfermedad terminal en el páncreas y morirá en poco tiempo . Su encuentro generará un choque de realidades: el estudiante que tiene toda la vida por delante y no disfruta de su tiempo, con la chica que sabe que morirá y lo afronta de una manera muy, demasiado natural.

En un contexto melodramático y bastante adolescente, la película plantea temáticas que socialmente se consideran tabú. Una de las frases de la película que calan hondo es: "seremos amigos hasta que me muera, ¿vale?", Dicho de la manera más natural posible. La disfuncionalidad en el comportamiento de los dos adolescentes está marcada por tópicos recurrentes en el anime japonés pero termina creando personajes creíbles.

Más allá de la trama amorosa y adolescente, "Quiero comerme tu páncreas" sabe tocar con delicadeza (a veces con más carga emocional de la cuenta) el paternalismo que rodea el sufrimiento de una enfermedad de una adolescente y la responsabilidad que supone vivir con esta carga. El guión evoluciona con un ritmo irregular, reservando los momentos emotivos y la lágrima hasta el final. Eso sí, la animación es preciosa (no hay mejor adjetivo para describirla) y la caracterización de los personajes refleja muy bien sus personalidades, en especial sus ojos: vacíos y tristes para Haruki, vivos y llenos de vida para Kyoko.

Repite ciertos patrones de "chica enamorada" y "chico interesante y pasota", pero dejando de lado estos modelos estándares responde a una problemática mayor, que es la enfermedad terminal de Kyoko. "¿Qué harías si te dijera que me da un miedo terrible morirme?" Nadie está preparado para responder a esta pregunta, y menos a una edad tan joven. El amor, la ternura, la empatía, la sinceridad, enfrentar la muerte o los finales absolutamente injustos son reflexiones que el espectador se repetirá viendo la película y después de verla.

La Kyoko es la catarsis de Haruki, el proceso que avanza para iluminar la vida del chico de manera inversamente proporcional con que la vida desaparece de Kyoko. Ella busca dejar una estela, su sonrisa clavada en los corazones de todas las personas que la rodearon, deseando que Haruki viva lo que ella no podrá y exprimiendo todo el tiempo posible de vida. Basada en una novela de internet, el estudio de animación Studio VOLN ha llevado a la realidad este éxito japonés que ha arrasado en la taquilla.
8
27 de mayo de 2023 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me atreví a ver esta película en su momento, porque sabía que me iba a dejar sin estabilidad emocional y así ha sido. Lo que se agradece del anime, es que avisan desde el principio. No se andan con rodeos, va a haber dolor asegurado.

La película nos va a transportar al pasado, donde conoceremos a Sakura y Shiga, nuestros protagonistas. Conoceremos de primer mano el inicio de su relación y lo que este vinculo desencadenara en la vida de cada uno. Su trama es dramática y profunda, sin embargo, se equilibra bastante bien gracias a la actitud que toman los protagonistas. Consiguen hacerlo más ameno y digerible.

Si la historia se mantiene es gracias a sus protagonistas y como ambos consiguen llevar toda la carga emocional de manera sobresaliente. Este vinculo es precioso y doloroso a parte iguales, ya que te hacen formar parte de ello de una manera muy cercana. Logran transmitirte mucha verdad, entre otras muchas cosas. Lo que se aportan durante toda la pelicula es realmente sobrecogedor e emocional.

En cuanto a su animación, bastante bien. Aunque siendo sincera, siento cierto amor/odio hacia los diseños de los personajes. En cambio los fondos y los colores, como la escena de los cerezos o la de los fuegos artificiales (¿¡Cómo se supera esa escena!?) son un gustazo visualmente. Estos detalles de la dirección artística, dan la sensación de que conectas más con los sentimientos de los protagonistas. O al menos esa ha sido mi percepción.

Como recomendación, una vez que lleguéis hacia el tramo final; agarros fuerte, por que se vienen curvas e incluye un pequeño giro de guion, bastante inesperado e irónico. Os aseguro que se os va a poner un nudo en la garganta y os vais a derrumbar. Ya no solo por lo que sucede, sino también, por la moraleja final. Probablemente, de mis partes favoritas, aunque sea un final trágico, su mensaje consigue transmitirte cierta esperanza y serenidad.

Desde mi punto de vista, es un anime que hay que ver al menos una vez en la vida. Estoy completamente segura que nadie sale ileso después de ver esta película. Consigue hacerte empatizar, encariñarte con ambos y desear que les depare un buen futuro, aunque eso no vaya a ser posible, pero te aferras a ello. Desde luego, Quiero comerme tu páncreas, consigue tocarte el corazón. Se nota que los creadores la han hecho con mucho mimo y dedicación. No es una historia fácil de ver, aunque a veces son necesarias, así aprendemos a valorar nuestra vida y las personas que forman parte de ella.

LÉEME: Tenéis escena post créditos, no os la perdáis, es bellísima!!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
·La manera en la Sakura y Haruki (por fin puedo decirlo jo) se transmiten su afecto es simplemente bellísima. A través de un simple gesto, como una mirada o un abrazo. Se nota la química, se percibe un sentimiento muy intenso entre ambos, que lamentablemente, no puede salir a la superficie, ya que ambos son conscientes de que no tienen futuro, por eso se reprimen sus sentimientos (verbalmente) Aun así, hay afecto por doquier y del más puro. Me llevo a Sakura y Haruki en el corazón, jo.

·Tengo muchas escenas favoritas aunque esta escena, en lo personal, me ha tocado el corazón y destrozado; los fuegos artificiales. Ya no solo porque es la ultima vez que se van a ver (llora), si no porque Haruki por fin consigue salir de su burbuja y empieza a ser consciente del impacto que Sakura ha hecho en su vida. Que le diga Haruki que quiere que viva y mucho, es la única manera de decirle que la quiere y que no puede perderla. Por eso Sakura estaba tan feliz en ese momento, porque había conseguido abrir su corazón y que sus sentimientos, también fueran correspondidos. Por eso es mi escena favorita, porque expresa el mayor sentimiento de ambos.

·El momento en el que Haruki pregunta si ya puede llorar, es demoledor. Un 10 a su Seiyu, esos sollozos todavía los puedo ir, uff.

·La escena post créditos, es todo un acierto. Es bellísima, de verdad, no tengo palabras. El cambio que pega Haruki, es maravilloso. Se le ve una persona más madura, divertida, alegre. Se nota la influencia de Sakura y de los amigos que ha ido creando. Ese momento, donde el viento se representa en Sakura con la flor de cerezo...uf, una que no podía para de llorar, leñe. De las escenas más bellas y sentidas que he visto, no hacia falta más para cerrar con un broche de oro. Esta historia me va a doler toda la vida, jo.
4
18 de abril de 2019
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos años se están produciendo una gran cantidad de películas de animación japonesas dirigidas a un público adolescente, que a nivel personal, salvo alguna excepción como "Fireworks ( 2017 )", me aburren y no consigo conectar con esas historias de amor, ni con su estética. En esta ocasión el joven director Shin'ichirô Ushijima es el responsable de estar al frente de la adaptación de un manga de gran éxito que da título a este proyecto cinematográfico, y de escribir el guion, en un melodrama romántico protagonizado por dos jóvenes muy diferentes, la alegre y extrovertida Sakura y el tímido Yo, que no tiene amigos y trabaja en la biblioteca pública de esa localidad. La película se presentó en nuestro país en Sitges, ya que formó parte de la sección Animat del Festival de cine fantástico de Cataluña 2018.

La película tiene unos diálogos dirigidos al público adolescente y, salvo alguna situación aislada, me resultaron pesados, pedantes y aburridos, y plantea unas situaciones con las que no conecté, y que recuerdan mucho a esos animes que son un éxito de público y están tan de moda entre los espectadores de ese target de edad de todo el mundo. Pero hay una diferencia con otras películas de temática similar, y es que es mucho más convencional en cuanto al diseño de la animación y sobre todo en cuanto a los giros de la historia, y aunque tiene la ventaja de que es más fácil de seguir termina siendo previsible, repetitiva y sin traspasar emociones, desaprovechando los problemas graves de salud de la protagonista o la historia de amor.

La música es bastante plana, pero funciona bien en este tipo de historias, y los mejores momentos se encuentran en la parte final, ya que la película plantea algún giro interesante en ese último tercio, llegando a un desenlace que, sin ser brillante, al menos está bien trabajado.
Desconozco si es fiel al manga escrito por Yoru Sumino, pero la película tiene algunas cosas mejorables, como el abuso de la voz en off, el poco desarrollo de los personajes secundarios y la falta de profundidad en gran parte de las conversaciones entre los dos protagonistas.
Hay una escena a mitad de los títulos de crédito finales y me resulta curioso el motivo de ese título tan extraño y original, que puede hacer pensar que es una película de terror gore, lo que está muy alejado de la realidad.
Gustará a los fans del género, sobre todo a los adolescentes, pero también a los de mediana edad que lo pasaron bien con otros títulos recientes como "Your name ( 2016 )" o "Fireworks ( 2017 )".

LO MEJOR: El tercio final.
LO PEOR: Tiene todos los elementos que no me gustan de los animes dirigidos al público adolescente.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
10
16 de abril de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos hallamos ante otra joya del cine de anime de manos de Shinichiro Ushijima, que se estrena como director y guionista en la gran pantalla, después de haber participado de un modo u otro en series como Death Parade, One Punch Man, Hunter x Hunter y Chihayafuru.

Gracias al éxito rotundo de Your Name, varias distribuidoras nacionales se han animado a traernos más películas de animación japonesa al cine, si bien ninguna ha durado tanto en cartelera como Your Name ni posiblemente haya estado en tantos cines. Este año, nos llega Quiero comerme tu páncreas, estrenada en 2018 en Japón.

¿Por qué el título? ¿Tratará de canibalismo? ¿Será gore? No y no, nada que ver. Creo que solo viendo la imagen promocional, queda claro que no va sobre nada turbio de ese estilo. Aunque es verdad que nunca se sabe.

Japón es un país con mucho folclore mitológico y eso se refleja en el título de esta obra. Antaño, se creía que si se tenía algún tipo de dolencia o enfermedad en un órgano, solo debíamos comernos ese mismo órgano de otro ser vivo para que nos curásemos. No obstante, la autora de la novela en la que se basa esta película, Yoru Sumino, va más allá y emplea la frase que da título a la obra de otra manera, mediante un recurso metafórico que solo conoceremos una vez vista la película.

Solventadas las dudas respecto al título, nos encontramos ante un drama de corte más bien adulto; realista, sin fantasía ni ciencia ficción, sobre la enfermedad, la vida, la amistad y, en cierto sentido, el amor, en el sentido más amplio de la palabra.

Pero, como casi todo drama de animación japonesa, no le faltan sus puntos de comedia, pues al fin y al cabo, la historia sigue a una joven de 17 años y se viven momentos que podrían definirse como muy adolescentes. Sin embargo, en algunas ocasiones, es una comedia agridulce; casi te sabe mal reírte, porque ya conoces lo que hay de fondo.

¿Y qué hay de fondo? Una joven con una enfermedad terminal del páncreas, que trata de vivir lo que le queda de vida de la mejor manera posible, viviendo cada día como si fuera el último, haciendo todo lo que desea hacer y siendo honrada, atenta y generosa con los demás, al mismo tiempo que ella trata de ser feliz, a pesar de todo. Aquí entra en escena un compañero de clase muy introvertido, solitario y con serios problemas para socializar, todo lo contrario a la protagonista. Este joven, por accidente, lee por encima una página del diario de la chica, en el que cuenta sus experiencias con la enfermedad. Entre ellos se desarrollará una relación muy poco convencional, lo que da pie a un desarrollo de personajes exquisito, que va horneándose a un ritmo ideal de forma paralela a la trama de la película y los sucesos que tienen lugar en la misma.

La película está llena de encanto, magia y literatura, en cierto sentido. Hay mucha metáfora, tanto narrativa como audiovisual, y diversas analogías. No destaca por su animación al estilo Makoto Shinkai, pero eso tampoco la hace mala precisamente; de hecho, tiene varias escenas memorables a nivel técnico.

Es una obra que trata de la vida a través de la muerte. De cómo cada pequeña decisión puede influir en los demás sin que nos demos cuenta. De cómo un simple hecho puede cambiarle la vida a alguien sin pretenderlo. De cómo podemos ver lo mejor de las cosas aunque por dentro estemos rotos. De la importancia de las interacciones con los demás en los seres humanos, como seres sociales por naturaleza que somos. Y, también, del significado de la vida; nuestro propósito en la misma. Hecho que representa muy bien la película, precisamente, mediante esos momentos de inocencia, de despreocupación, incluso a veces de imprudencia, en contraste con los momentos crudos y extremadamente tristes y desesperantes. Pues ¿qué es la vida sino justamente eso? Un cúmulo de momentos de todo tipo, que nos hacen sentir de mil maneras diferentes. Y eso es exactamente lo que transmite la película: muchos sentimientos y vivencias distintas a través de sus protagonistas y de la lucha de la protagonista contra su enfermedad, contra la muerte.

En definitiva, una película redonda imprescindible para cualquiera, por lo que te hace sentir, lo que te hace empatizar, pero también por la maravillosa construcción de sus personajes, sus creativos e inteligentes diálogos y su trama, ya que tampoco sigue una narrativa lineal al 100 % y presenta ciertos giros que sorprenderán a más de uno. Todo ello acompañado de una banda sonora y unas técnicas de animación que consiguen que la experiencia se realce aún más.

Y ojo: ¡hay escena poscréditos!
7
25 de abril de 2019 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entendiendo el anime como un trampolín para una belleza estética desnuda, viajamos de la mano de sus protagonistas, personajes creados y recreados con sus aristas y complejidades, hacia una oda a la vida desde la supervivencia extrema. Distinguimos los toques idealizados de unos diálogos llenos de tensiones filosóficas, pero intensos en su crudeza y efectistas en su realismo. Cada giro del guion enseña y transmite una apuesta decidida por la amistad, la sociedad y los sentimientos puros, de esos que abren los ojos a un espectador anestesiado por la vorágine del día a día, esa que nos engulle en su relativismo destructor. Desde estos personajes intensamente perfilados revivimos los fundamentos de una vida, esos que dejamos atrás sin a penas darnos cuenta, y que el destino nos pone delante en contadas ocasiones para redirigirnos en nuestro sinuoso camino. Sus trazos de brocha gorda no intimida a las ávidas intenciones del guion. Sus personajes descriptivos ganan peso por su evolución y crecimiento en el metraje. Su delicado poso aviva viejos rescoldos que ayudan a mantener viva la esperanza.
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