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Somos campeones

Comedia. Drama Marco, un entrenador profesional de baloncesto, se encuentra un día, en medio de una crisis personal, entrenando a un equipo compuesto por personas con discapacidad intelectual. Lo que comienza como un problema se acaba convirtiendo en una lección de vida. (FILMAFFINITY)
Críticas 221
Críticas ordenadas por utilidad
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6
16 de diciembre de 2018 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a poner las cartas sobre la mesa.
En un año menos flojo del cine español, una película como Campeones no hubiera llegado jamás a los Goya. O quizás sí, pero desde luego no en tantas candidaturas, y jamás como Mejor Película.
¿La razón? Que, dejando de lado la fantástica campaña de promoción "a lo Rosalía" de que ha disfrutado (ya saben, exposición a todas horas en los medios que nos convencen de que nos va a gustar y ya nos gusta incluso antes de verla y analizarla objetivamente), Campeones no es ninguna obra maestra. Pero ni de lejos. Es predecible, típica y tópica a más no poder, y recurre a la ya trilladísima fórmula de introducir mucho humor para buscar la lágrima fácil del espectador (ver el epílogo en el parque). Además, ¿en qué cabeza cabe que una historia así dure casi dos horas? Indefendible.
Lo bueno es que, a pesar de ser una cinta sobrevalorada, lo cierto es que resulta la mar de simpática y agradable. Es bonita, se deja ver muy bien, y cuenta con un reparto de desconocidos intérpretes que se ganan el corazón del espectador con su naturalidad desde el minuto 1. Javier Gutiérrez, por su parte, agranda su leyenda, que comenzó hace casi diez años con su Sátur de Águila Roja. Es uno de los mejores actores de este país, y siempre es garantía de calidad e interés.
Sencillamente, se trata de una película correcta, tierna, agradable, entretenida y simpática, pero en modo alguno es cine sobresaliente, ni notable, siquiera. Es lo que es y punto, y así ha de ser valorada.

Lo mejor: Javier Gutiérrez y todos los actores del equipo.
Lo peor: Es lo que es.
7
20 de diciembre de 2018 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de formar como programadores a ingenieros superiores, me propusieron hacerlo con jóvenes diversos funcionales (físicos y algunos psíquicos) en la ONCE (FSC INSERTA). El primer día de curso, como el entrenador en la película, fui con bastantes prejuicios y la realidad superó a mi imaginación con lo que vi frente mí: alumnos con: huesos de cristal, manos sin dedos, cojeras, un sordomudo, con parálisis, con ojos estrábicos, gestos faciales y posturales imposibles. Estaba aún reponiéndome cuando llega tarde la última alumna (acompañada por su cuidador) con parálisis cerebral... balanceándose al andar y con los dedos rígidos... Recuerdo que pensé: pero ¿cómo aceptan a esa chica si no puede teclear? ¿Y el chico sin dedos en la mano? ¿Y cómo me comunicaré con el sordomudo? ¿y el chico que se lo llevan a diálisis y se pierde tantas horas de clase? También había chavales con trastornos psíquicos y si algo salía mal, uno llegó a golpearse la cabeza contra la pared, y otra, ante una mirada que consideraba amenazante, decidió encerrarse en el wc durante horas. Pensé que se me venía el mundo encima. Tenía un tiempo determinado y unos objetivos que cumplir con dicha "materia prima"...

Me siento muy identificada con Marco Montes. Mi vida había cambiado al acabar la formación. Jamás un curso me enseñó tanto. La chica con parálisis era la que codificaba los resúmenes para sus compañeros... El chico sin dedos tecleaba más rápido que yo misma con todos ellos... y podría seguir. Una experiencia que tuve la suerte de repetir en dos ediciones más. Y claro que lloraba al acabar y despedirme de ellos. Ya lo creo. Con algunos sigo en contacto. Me han marcado para siempre.

Mi crítica no es técnica y no tiene ningún valor, pero a mí me mueve el corazón y lo que me ha hecho sentir y recordar. No me importa si los planos no son perfectos o si la música deja que desear. Lo importante es el tema que aborda. Estas personas luchadoras, trabajadoras, a las que se les exige más que a los demás, son mucho más inteligentes, sensibles, empáticas y observadoras de lo que suponemos. Y claro que han surgido situaciones y conversaciones cómicas. En los coffee-break era peculiar ver el trajín de muletas y sillas motorizadas hasta que salíamos del aula. Me he reído con ellos en muchas situaciones (no de ellos).

No considero, como opinan algunos, que en la película se les esté ridiculizando, ni que se busque la lágrima fácil y sin embargo creo que sirve para que muchos puedan aprender a respetar a todo ser humano, pues todos tenemos la misma dignidad y los mismos derechos.

Para terminar, comentar que fue curioso descubrir que NINGUNO estaba a favor del aborto. Todos, con sus limitaciones y dolores de todo tipo, tenían sus sueños: trabajar, progresar, formar una familia... como cualquiera!
6
22 de diciembre de 2019 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy esquemático:

1. Tiene escenas muy graciosas, pero aceptarlo: os vais a reir de las personas con disminución intelectual, no con ellos. La película intenta dignificarlos y elogiarlos, dejandolos en ridículo y haciendoles burla. Muy habitual en los Fesser.
2. Te van a preguntar quien es “normal”, si tu, o yo, o quien es normal. Bien, lo normal es un concepto estadistico, mayoritario. La mania de vivir en un tiempo de “normalización” de lo que no es normal, de no querer llamar a las cosas por su nombre, de querer negar la realidad y reinterpretarlas a nuestro gusto, provocando que nos demos una y otra vez contra el muro de la realidad.
3. Odio estos tiempos en que se empeñan en decirnos que somos muy malos, o peor aun, que no somos suficientemente buenos, haciendonos sentir culpables. Os daré una buena noticia: somos razonablemente buenos, y no nos hace falta estar demostrando constantemente lo buenos que somos ni, en realidad, le debemos nada a nadie.

En la linea de “La Cena de los Idiotas”.
7
25 de diciembre de 2019 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues para qué andarme con rodeos: no me apetecía verla y me ha gustado, me he reído mucho, he pasado un rato genial y me ha encantado cómo afronta el tema de la discapacidad. Leo por ahí que es una mala película por la música, por algunos gags, por la técnica, pero señores míos, cuántos bodrios muy celebrados por la crítica supuestamente entendida nos hemos tragado (y los que nos quedan) que lo único que transmiten al espectador son ganas de bostezar.

Un cine familiar, entretenido, muy recomendable, con un bonito mensaje de fondo, pero que para ello no recurre a escenas lacrimógenas ni echa mano de la autocompasión. Un gran acierto.
10
7 de abril de 2018
15 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha sorprendido como el Director ha sido capaz de tratar el tema de la discapacidad de una forma tan natural, tan directa, con un sentido del humor genial.

Creo que es una película con tanta empatía que consigue hacernos conscientes de como nos ven los discapacitados a nosotros. Que hay una línea muy delgada y borrosa que a veces desaparece, y somos los capacitados los que estamos llenos de prejuicios y de miedo a lo desconocido.

Son dos horas que pasan volando entre risas y emociones con unos actores que te llevan de la mano sin eufemismos y temores al mundo de la discapacidad.

Al final de la proyección el público ha aplaudido. Hecho que no recordaba desde hace mucho tiempo.

¡Genial!
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