Esta película no sólo habla de la superación y de la buena cocina. Es un homenaje al buen gusto y toda una reflexión artística sobre la figura del "auteur" ¿Qué mejor sitio que París para divagar sobre estas cuestiones?

Además, Brad Bird, que ya dirigió Los Increíbles con muy buenos resultados, película que tiene ciertas similitudes de fondo con Ratatouille, se ha atrevido a preguntarse sobre la naturaleza del crítico, no sólo del artista.

Todos los personajes están descritos con profundidad, no sobra ninguno. El guión es perfecto, original, repleto de guiños cinéfilos. Esta película supone todo un orgasmo fílmico.
Es como un litro de agua potable en medio del desierto de ideas veraniego. De visionado obligado.

París no me emocionó. Prefiero comer en cualquier restaurante de carretera un menú del día consistente que plantearme ir a la "alta cocina". Odio a los roedores.
Pues bien, he pasado casi dos horas rodeado de ratas en un pijísimo restaurante de París. Estoy deslumbrado, animado y me gustaría seguir allí otro rato, a ser posible largo.
Esta película de animación lo tiene todo: Ritmo, personajes creíbles y profundos con los que se empatiza, bellísima música, dosis de moralina muy bajas, buen tono de los chistes y unas imágenes que son un espectáculo continuo en sí mismas. Quizá por esto último mis hijas de 3 y 5 años aguantaron perfectamente las dos horas, cuando la mayor parte de la película no es para su edad.

Señoras, señores, echo de menos los clásicos Disney, películas como "Tod y Toby", "La Sirenita", "Mulan", "La Bella Durmiente", etc... películas que me enamoraron de niño y que aún hoy siguen echizándome... Pero si Disney sigue por este camino... perdera toda mi confianza. "Ratatouille" no está mal, tiene una factura técnica impecable aunque carente de personalidad, una banda sonora magistral, un protagonista bastante carismático, pero se excede en la duración, la película se hace pesada, larga, tiene gags demasiados fáciles para hacer relleno y detalles en el argumento que resultan absurdos hasta para un niño.
Lo siento, pero esta vez la Disney no me ha conquistado, ni aún juntándose con Pixar... prefiero uno de esos repipis musicales... si.

Lo mejor: Las vistas nocturnas de París, la banda sonora.
Lo peor: la duración.

Llegados a este punto debo decir algo que destruirá las ilusiones de cientos de espectadores, pero está claro que alguien tiene que decirlo así que allá voy: cualquiera no puede cocinar. Lo siento.

Seguro que te sale buenísima la paella de los domingos, pero por mucho que te esfuerces será difícil, por no decir imposible, que domines el arte culinario. Tranquilo, no es que hayas nacido idiota o inferior a estas ratas que hacen alta cocina en minutos, sino que para saber de algo hay que trabajar duro y a lo largo de muchos años. Así es la vida real. Claro, que quizá Brad Bird sí crea que eres idiota, o seguramente inferior a Remy. Él ha nacido superior por su talento innato para la cocina. Tú no.

Esta idea que ya nos coló en «Los Increíbles» y vuelve a colarla en «Ratatouille», es en parte cierta. Hay personas que demuestran un talento natural para según qué acciones, pero eso ¿les hace mejores de por sí? ¿Basta con tener ese don para superar a todo el mundo? A Bird se le olvida que el llamado talento suele, y debe, ir acompañado de esfuerzo, empeño, práctica y constancia. Si Remy no ha hecho una sopa en su vida, ¿es suficiente el conocimiento teórico para que absolutamente todo plato que cocine sepa a gloria? ¿Qué mensaje estamos transmitiendo a los jóvenes? Los propios adultos os emocionáis con Remy, no entiendo todavía por qué, pero al parecer no os conmueve la cocinera Colette, que lleva toda su vida en la cocina y seguro que ha sacrificado mil cosas para estar donde está. Se ve que ella no tiene el mismo mérito.

Lo más aprovechable de Remy y su vocación cocinera es el alegato de no discriminación: seas como seas y vengas de donde vengas, mereces una oportunidad. De acuerdo, no creo que nadie lo ponga en duda a estas alturas del partido, no es un mensaje nuevo ni trascendente para que «Ratatouille» se considere una obra maestra elevada al cubo. Eso sí, que sea una rata obliga a unas situaciones absurdas que restan en vez de añadir, porque realmente se plantea como una posibilidad. No es una metáfora graciosa que se acepta como punto de partida, sino que Bird se devana los sesos tratando de justificar cómo una rata podría estar en la cocina. De ahí eso de tirar del pelo, aprender a leer o entender el idioma humano, todo formando una película que se toma muy en serio a pesar de ser imberbe y algo lenta para los niños.

Pasadita.

Partiendo del hecho de que me parece una gran película, quisiera señalar que todos los premios y reconocimientos que se está llevando deberían haberse aplicado antes, muchos años atrás, a otros films de animación.
Hace décadas que más de un film Disney debería haber estado nominado a mejor guión adaptado (sólamente tuvo el honor La bella y la bestia de estar nominada, nada más y nada menos, que a mejor película), pero bueno, siempre es agradable ver como la Academia comienza a tener en cuenta la animación.
Respecto a la cinta en sí.
Coincido con la mayoría, gran película de animación que se aleja del humor poco inteligente de la competencia (léase Dreamworks y sus odiosos Shrek's) y recurre más a trabajarse un guión y unos personajes mucho más carismáticos.
Pero a pesar de eso, me resulta algo excesiva la acogida de la cinta. Sin ir más lejos, Monstruos SA la considero superior, ya sea por originalidad como por entretenimiento y personajes.
Aún así, recomendable para todo amante del buen cine.