Si esta película la hubieran hecho ayer sería muy mala. Pero como la han hecho hace cincuenta años es muy buena. Su problema es que cae en los tópicos de la época sobre todo con el final. Pero muchas de las escenas me recuerdan al cine más moderno y del mejor. También parece haber influido es Quentin Tarantino.

Éste es un film impactante y que deja huella. El relato de un crimen y de una persecución que se devana entre sueño y realidad.

Asombrosa desde el punto de vista visual, y muy poderosa. Posee imágenes muy potentes e innovadoras para la época.

Un film sobrecogedor y adelantado a su tiempo.

Si me empeño en valorarla como un thriller más donde todo debe encajar del mismo modo que en la realidad diaria como si de un suceso aparecido en la prensa se tratara, y exijo que todo siga un orden lógico y realista. Si no me percato –o no quiero darme cuenta- de que la película está narrada exactamente igual que un cuento clásico, con sus defectos y virtudes… Odio La Noche del Cazador.

Si me sitúo en la época en la que fue filmada, mucho más ingenua que la actual. Si la acepto como lo que es, una historia a ratos cruel y a ratos inocente sobre dos infantes acosados por un ogro temible, contada directamente al niño asustado que todavía habita dentro de mí… Amo La Noche del Cazador.

Adaptación a la gran pantalla de la novela de mismo título escrita por Davis Grubb, dirigida por el actor Charles Laughton en la que es su única aportación al mundo de la dirección. Considerado en la actualidad un clásico del cine, se recuerda en especial La Noche del Cazador por la interpretación de Robert Mitchum, para muchos la mejor de su carrera, si bien también hay en el reparto otros nombres notorios como los de Shelley Winters (Lolita, La Aventura del Poseidón) y Lillian Gish, estrella del cine mudo a la que incluso se pudo ver en El Nacimiento de una Nación de D.W. Griffith (1915), la película que marcó los recursos narrativos y cinematográficos que aún hoy siguen vigentes.

Un padre de familia comete un atraco y mata a dos personas, dándose a la fuga con el dinero, que esconde en su propio hogar ante la mirada atónita de sus dos hijos, a los que hace prometer que guardarán el botín hasta el día en que sean mayores. Capturado e ingresado en prisión, a la espera de morir en la horca, Harper jadea en sueños el paradero de tal cantidad de dinero, siendo su compañero de celda, Harry Powell (Mitchum), el beneficiado de la confesión, aprovechando su inminente libertad para ir al pueblo de Harper, casarse con su viuda (Winters) y quedarse con el dinero.

Cuando uno se fija en la nota que páginas como IMDB (Internet Movie Data Base) o Filmaffinity le dan a muchos largometrajes, salta la atención las notas en exceso bajas que se llevan muchos buenos largometrajes recientes, y las calificaciones altamente infladas para otras muchas producciones elevadas a la categoría de clásicos posiblemente solo por pertenecer a décadas tan gloriosas para el cine como la de los 40, 50 y 60. Con ello no digo que muchas de esas producciones no sean merecedoras de su status de clásico y/o obra maestra, solo digo que a veces se engrandecen y sobrevaloran algunas películas solo por pertenecer a esos tiempos pasados mejores.

La Noche del Cazador, a mi parecer, es una de ellas. No quiere decir que esté desprovista de calidad, pues en realidad hay más puntos positivos que negativos, pero no hacen que pase de ser una película del montón. Esos puntos positivos empiezan por la labor de Laughton en la composición de la imagen, creando algunas imágenes que quedan como unas bonitas estampas, también parte del merito de la fotografía claroscura de Stanley Cortez (que la película sea en blanco y negro ayuda), y la creación de algunos escenarios que evocan al expresionismo alemán. A memorar escenas como la del personaje de Winters hundida en el estanque, el onírico viaje de los niños por la noche, la sombra de Mitchum cabalgando sobre el valle, Lillian Gish en la mecedora con una escopeta...

La labor de Laughton no está exenta de errores, y el principal sería un ritmo atropellado que hace que la acción nunca llegue a asentarse en pantalla, con unas elipsis y paso del tiempo fugaces que hacen que La Noche del Cazador parezca más un cuento de hadas de bonitas ilustraciones, que una película con su introducción, nudo y desenlace. La mención al cuento de hadas no es gratuita, el guión de James Agee es tratado en imagen como si de una fábula se tratase, con tonta moraleja final incluida bajo las palabras de uno de sus intérpretes.

En el reparto destaca un Robert Mitchum al que le pasa lo mismo que a la película, se le puede alabar en escenas donde resulta inquietante, y en otras sin embargo hace gala de un payasismo y pesadez del que haría gala Jim Carrey en películas como El Grinch. Con el resto de actores no hay discusión, muchos testimoniales debido al desenfreno con la que está contada la historia (una empanada Shelley Winters, una breve Lillian Gish), y otros fatal, como los dos bobalicones niños protagonistas, de los que resulta difícil creer que puedan escapar de las garras de un asesino recién salido de prisión como Harry Powell/Mitchum.

Maltratada por la crítica en el momento de su estreno en 1955, no encuentro el motivo por el que ha subido tantos enteros con el paso de los años, sin menospreciar sus buenos atributos, que los tiene. Sirve como ejemplo de que no hay que hacer caso de las notas que ofrecen bases de datos como IMDB y Filmaffinity (hay gente que las tratan como a la Biblia), como tampoco hay que hacerle caso al '7' que le voy a poner yo a continuación.

Sin miramientos ni preámbulos, así actúa el personaje interpretado por un sublime y escalofriante Robert Mitchum, y así empieza este thriller donde el desarrollo de los personajes y su trasfondo son lo de menos, lo importante son sus ambiciones y el miedo que transmiten y sufren, llegando a trascender la pantalla y acongojando incluso al espectador más curtido.

Y también destaca visualmente, con una puesta en escena y unos planos adelantados a su época que enfatizan la inquietud y el agobio presentes durante una película, que a pesar de los años, sigue impactando por la truculencia de varios comportamientos tabú y que solo flaquea mínimamente en un desatado tramo final cargado de moralina en un clásico que todo el mundo debería ver.

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