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El viaje hacia el mar

Comedia. Drama Es una mañana de domingo de 1963 en un bar de un pueblo de Minas. Rataplán, el barrendero; Quintana, el sepulturero; Siete y Tres Díez, el vendedor de loterías y su perro Aquino, esperan a Rodríguez, que los va a llevar a ver el mar por primera vez. El Vasco, su capataz, los acompaña a regañadientes. Recién llegado de la capital, un elegante desconocido se suma a la comitiva en el último momento. A lo largo del viaje, bajo el sol, en el ... [+]
Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
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7
12 de junio de 2011
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay quienes viven junto a él y jamás dejan de encontrarle belleza y misterio.
Hay quienes se juegan la vida en él desde mozuelos para ganarse el sustento, y están tan habituados que ya ni huelen el salitre ni notan el sabor de la sal, y su piel hecha cuero lo reconoce tácitamente como viejo amigo y enemigo de aventuras y fatigas.
Hay quienes no lo han visto y se hacen mayores oyendo su leyenda, igual a los cuentos infantiles. Imaginándose un prodigio a la altura de San Jorge derrotando al dragón.
Seis hombres, jóvenes y viejos, seis mundos, cinco aldeanos que casi no han ido más lejos de Minas, su pueblecito de siempre, y un joven de ciudad que está de paso, se montan en un camión y se marchan un domingo a descubrir el mito, a contemplar cada cual su mar particular, a comprobar si es como se lo habían imaginado.
Los viajes a menudo consisten más en el trayecto que en el destino, y cuántas veces uno se da cuenta de que donde se llegue no tiene tanta importancia como el mientras tanto. Compartir horas de charlas en la trasera del camión, canciones que se disfrutan más por el hecho de cantarlas en grupo, desafinando y sin recordar bien la letra, dando tientos a una botella de caña que sabe a gloria, riendo por tonterías, y los inevitables parones porque el cansado motor del vehículo protesta y se avería, y hay que bajarse a empujar en alguna cuesta pronunciada, o reparar piezas agotadas.
Seis hombres que perciben el camino según su perspectiva personal, con recelos o con filosofía, que reflexionan sobre cosas pequeñas y no tan pequeñas, la mayoría pasando uno de sus raros días de ocio por primera vez en eso novedoso que llaman turismo, domingueros estrenados dirigiéndose a un mar que es símbolo de lo intocable, de lo que sólo pueden alcanzar los ricos, esa nueva ola de gente moderna que se viste con atrevimiento y que posee casas y coches de lujo, y las mujeres, maquilladas, de dientes perfectos y con el cabello arreglado a la moda, caminan enseñando esculturales cuerpos, contoneando las caderas, con esa cadencia de quienes no tienen que dejarse las manos y la espalda trabajando.
Ellos, cinco ignorantones de aldea y un joven de ciudad, aprenden lo que significa para ellos viajar juntos por simple placer, como seis colores dispares en la bandera de un país improvisado, el país de la vida con sus costumbres, manías y sueños.
Y como dice Rodríguez, el viaje realmente empieza después de que uno ha llegado.
9
4 de enero de 2008
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que cautiva de esta película uruguaya son las grandes verdades que en el viaje para conocer el mar van relatando los viajeros. Creo que el concepto de "dificil sencillez" que aprendí de Borges se da en este film. La ímpresión que uno recibe cuando descubre el mar se siente nueva vez al verla.

Muy buena actuación de los que parecen ser veteranos actores del Uruguay.
9
16 de septiembre de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo estoy en desacuerdo con varias de las criticas que se dieron en este foro. Creo que la magia de esta película justamente pasa por esa simpleza, la tranquilidad de la vida de un pueblo del interior en mitad del siglo.
No hay otra forma de contar ese viaje que con esos diálogos tan pacíficos aunque con un dejo de ironía. Los personajes reflejan bien esa vida pueblerina y no es difícil a veces compararlos con algún personaje de la vida diaria.
Tampoco creo que la fotografía sea lo único salvable. El guión me parece un gran acierto contando un viaje con una forma narrativa distinta a la que solemos conocer. Lleno de referencias a la cultura uruguaya y también argentina de esa época. Las actuaciones acompañan de manera solida y la música con canciones de (creo) Jaime Roos dan un buen cierre a la película.
De la fotografía no hablo porque ya han hablado varios. Pero es fácil hacer una buena fotografía en un país tan increíble
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo que me llamo la atención de todo fue la escena final en donde Rodrigue intenta que los otros vean con sus propios ojos lo mismo que ve el. A veces nos enceguecemos tanto con una película, un lugar, etc que la pasión nos impide ser objetivos.
Rodrigue se encuentra ante algo que no puede explicar y eso lo maravilla mientras que el resto de sus compañeros quizás se quedan con datos accesorios olvidando que cada uno tiene una visión propia de las cosas y no es menos o mas valiosa que otras. Solo diferente
Pero solo son pensamientos inconexos que quería decir
5
14 de enero de 2009
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comparto totalmente con la crítica de Luis. La fotografía es bellísima, y uno se siente copartícipe de ese viaje que termina abruptamente, como si uno se quedara en medio de la carretera preguntándose que pasó. Creo que este es otro y enésimo ejemplo de un cine uruguayo plagado de buenas intenciones y que sin embargo nunca llega a ningún lado.
10
1 de diciembre de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es tan menor, tan primera vez, tan Opera prima, tan local que sorprende. No sorprende tanto si uno mira su reparto y su ingenuidad. Tuve la posibilidad de leer el cuento en el que está basada la película y es tan respetuoso que juraría que el autor hubiese soñado con los protagonistas. Hasta el perro actúa bien. inigualables las actuaciones de julio Cesar Castro, quien le escribía los diálogos a Landriscina, sino la actuación de Julio Calcagno, que vendría a ser algo así como el Alfredo Alcón uruguayo, con respeto lo digo, por ambos.

Me sorprendió que las críticas que menos puntos le ofrecen a esta película sean de los dos unicos uruguayos que escribieron, pero no me sorprende tanto porque son de Montevideo, la capital del pais, es que para comprenderla en toda su extensión no hay que haber nacido allí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A pesar de que habían resuelto partir a las cuatro, Rataplán llegó a las tres. Era el primero en llegar.
En el café había un solo hombre, sentado al lado de la puerta, desconocido para Rataplán, lo que quiere decir que no era del pueblo.
-Buen Día - dijo aquél al entrar.
-Bueno -respondió el otro, y acercó una silla al recién llegado como si le conociera o estuviera esperándole y, tras un silencio, agregó:
-¿Madrugó, eh?
-Sí -respondió Rataplán-, estamos de viaje a la playa.
-¿A qué playa?
-¿Hay más de una?
-¡Uf!... Muchísimas. ¿No conoce el mapa?
-No señor, no lo conozco...
-Pues playas hay muchísimas...
-Habrá. A nosotros nos lleva Rodríguez. ¿No ve que nunca hemos visto el mar?
En ese momento llegaron el rengo "Siete y tres diez" con su perro, y "Leche con fideos", un hombre flaco, pálido, con una barba negrísima, de ocho días, peón de un horno de ladrillos.
Se sentaron junto a Rataplán y el desconocido. Pidieron una caña y al minuto ya estaban participando familiarmente de la conversación.
El desconocido hacía cuentos de tartamudos con los que ellos se destornillaban de risa. Fue Rataplán el que tuvo que pedirle al fin:
-No haga más, por favor... Guarde alguno para la playa...
"Siete y tres diez" se asomaba de rato en rato a la puerta, nervioso por la tardanza de los otros excursionistas.
Rodríguez y el vasco Arriola llegaron cuando ya era día claro.
Aquél -que era el dueño y el conductor del camión- descendió de éste, dejó el motor en marcha y se sumó a la rueda.
El desconocido, que advirtió la presencia de Arriola, se acercó a la puerta e invitó:
-Baje, tome una caña y nos vamos.
-El día va a ser bárbaro e'calor -dijo "Leche con fideos".
-Sí, nos a sacar lonjas -respondió Rodríguez.
Con dificultad, pues estaban muy pesados de caña, los que aguardaban en el café subieron al camión. Después lo hicieron Rodríguez y Arriola y partieron.
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