Persuasión

Los responsables del guion no han entendido el tono serio y contenido de la novela ni, mucho menos, la psicología del personaje principal. La Anne Elliot de la novela jamás se victimizaría (con humor) como lo hace el personaje de esta película (No es culpa de la actriz Dakota Johnson, ella hace lo que puede), sino que llevaría la procesión por dentro muy a su pesar sin dar pena. Pretende ser moderna dentro de su estilo clásico y no consigue ni una cosa ni la otra, sin contar con esos numerosos anacronismos que aparecen a lo largo de toda la película: pelo suelto moderno de Dakota, varios personajes mulatos que jamás ocuparían esos puestos sociales en la época ni por asomo... De hecho, la que "persuade" a la protagonista es una mujer de color... ¿PERDONA? (Como diría Belén Esteban)
Horrible adaptación. El que quiera ver una decente versión de la novela, que se ponga la de los 90, dirigida por Roger Michell.

No es lo peor lo aburrida, insustancial y tontorrona que es esta película. No es lo peor el casting impensable y absurdo, los falsos planteamientos o la pseudo modernidad de las cursilerías, no, no, no. Lo peor, lo que no tiene perdón es haber perpetrado este bodrio sin respeto ninguno por una obra clásica hermosa, melancólica y afilada como un estilete que reflexiona acerca de las oportunidades perdidas, el dolor y la falta de valentía para llevar adelante las propias decisiones en una sociedad ridícula, pretenciosa y hueca que hace picadillo a las personas en aras de unos prejuicios irracionales. ¡Toma ya! Pues nada, nada de eso aparece en esta película. No es solo que se hayan cargado la finura y el conocimiento del alma humana, es que es un disparate del tamaño del Empire State Building, por poner un ejemplo. Cinéfilos, ciudadanos romanos, amigos, el consejo mejor y más acertado, no se molesten en verla. Los persuado encarecidamente a huir lejos, pongamos a Tahití.

Mira que he visto adaptaciones mediocres de «Persuasión», pero comprenderéis enseguida que esta nueva versión de Netflix es la peor. Claro, hay que «adaptar a los nuevos tiempos» y «modernizar», supongo que para evitar acusaciones de machismo, racismo, fascismo y un largo etcétera.

Primero, la pareja protagonista es un desastre. Anne Elliot parece salida de «Sexo en Nueva York», os lo prometo. Esta protagonista es una copia de otras tantas heroínas modernas: ridícula, medio payasa, poco dignificada; eso a pesar de que sin duda apuestan por un personaje cool, lo cual consigue a medias. Sin embargo, le puede la modernidad, así que tiene que aparecer como una borracha a quien se le cae el vino encima, llama a voces a su enamorado y queda mal delante de la gente en los momentos más cruciales; la escena de la mermelada se encuentra tan desubicada, que da mucha pena. Cosmo Jarvis está espantoso en el papel y para el papel, su Wentworth es lamentable y poco se habla de ello; cuando en su primera aparición comenta que se ha hecho rico, dan ganas de borrarlo del mapa. Un personaje vacío, con nula psicología y vida interior, y desde luego con el atractivo de una piedra en el camino.

La historia tiene un tono inadecuado por completo, con risitas y mucho sarcasmo mientras suponemos, y nos dice Dakota Johnson muy coqueta, que sufre por amor. ¿Perdona? No se te nota nada de nada, ¿eh? El romance es aleatorio, con nula credibilidad, expuesto sin ninguna sutileza y vacío de cualquier sentimiento auténtico. No es por hacer comparaciones, pero cuesta tanto no tomar como referencia el desarrollo sutilísimo y lleno de tensión que escribe Jane Austen. Aquí después de nueve años se vuelven a encontrar y se ponen a hablar para aclarar las cosas entre ellos. «Lo estoy intentando, ¿vale?», le llega a decir Anne a Wetworth. ¿Perdona? Esto es en plan vamos a quedar como amigos y te sigo en Instagram, tío. Es que no puedo soportarlo, así de claro. Las historias de amor actuales fallan porque el amor tampoco es moderno.

Lo que sí es moderno es incluir todas las razas en la Inglaterra de 1817. Como hay que «adaptar a los nuevos tiempos», pasamos de los tiempos antiguos, muy carcas e incorrectos, y por narices creamos un mundo alternativo multirracial que, por otra parte, también es falso en la actualidad. Si veo una historia de época, quiero ver una historia de época, señores creadores. Es que es un cachondeo encontrarse con un primo malayo en una familia de blancos anglosajones decimonónicos...

Esto de las razas no es anecdótico, sino que va a unido a todo a lo demás, a todo lo moderno, y por eso hay que rechazarlo en bloque. Fracaso como película y basura como adaptación de Jane Austen.

Dejad de intentarlo, por favor.

Es una película que se deja ver porque tiene una fotografía, ambientación y duración adecuada, pero no es una película que pasará a mi recuerdo, estuve a punto de abandonar al cabo de media hora pero al durar poco dejé que continuara…

Tiene grandes actores y personajes que deberían dar muchísimos más, algunos aborrecibles como la hermana hipocondríaca e insolente que te hace reír, otros más adorables como Lady Russell y su momento de confidencia:

- ¿Te has planteado compartir tiempo con alguien más?, muchos hombres se han ofrecido.

- ¿Sabes qué compañía disfruto yo?, la mía. Hay una razón por la que los viudos mueren antes y las solteras viven más, somos mejor compañía.

- ¿Pero no extrañas esas compañía?

¿Por qué piensas que hago tantos viajes a Europa? ;)

Pero lo peor de la película es que pretende ser una adaptación de una novela de Jean Austen y creo que es imposible apreciar la novela en esta adaptación, si consigue mover a alguien a la fuente original al menos eso bueno habrá conseguido. El mensaje de la historia apenas se intuye, no por que sea moderna en su puesta en escena debería de carecer de la profundidad en la historia y psicología de los personajes, la crítica y denuncia que suele hacer Austen está totalmente ausente.

Cada uno que decida en qué invierte el tiempo …

Una versión de la novela de Jane Austen que no respeta el tono y el ritmo de la obra original, ni la profundidad del personaje principal. Todo parece una caricatura llena de disonancias con el espíritu de la época.

La manía de “actualizar” clásicos es muy peligrosa. Las posibilidades de hacer el ridículo son muy grandes, y es lo que ha pasado en este caso. Lo único que se salva es la actriz principal, Dakota Johnson. Lo demás, para olvidar.